El Robo Que Nos Unió

Capitulo dos

- Fernando Oliver es un vil ladron- los periodistas apuntaban a mi con sus cámaras.

- La editorial Oliver es un de las más importantes se este país y usted está acusando al dueño de ella, como podemos creer en sus simples palabras.

Mire los periodistas atentos a cada gesto mío, desde el día en que ese hombre se robó mi idea me había convertido en su sombra, le salía hasta en la sopa, aunque este se había hecho un experto bloqueandome, estaba tranquila ahora  estaba frente a su empresa con muchos periodistas, mañana a esta hora todo saldría publicado en alguna revista de chismes.

-tengo pruebas- dije con seguridad plena en lo que estaba haciendo- en días pasados vine a este lugar en busca de un empleo, mostré mi proyecto de mejora para la revista y me marché con la promesa de una llamada, no contaba con que iban a emplear mis ideas en su revista sin mi consentimiento. Eso señores es un robo. Ese hombre vive montado en un pedestal, no imagina la lucha que pasamos para licenciarnos en una carrera o las noches sin dormir que pasamos para trabajar en algo, no puedo permitirle a alguien que no lo necesita que se lucre con mi trabajo.

La rueda de prensa terminó y marché a mi casa con la esperanza de ser resarcida del daño causado, no buscaba dinero, me sentía herida por todo el empeño y las esperanza que había puesto en ese proyecto, me acosté con la certeza de que mañana sería un día mejor.

Al despertar me dispuse al ver el escándalo que se había formado por mis declaraciones, busque en todas las revistas y el resultado fue sorprendente.... nada.

Era un maldito desgraciado era sorprendente como había podido callar a tantos medios, su influencia era sorprendente, lloré, llore con desconsuelo por todo lo que me atormentaba.

***
Me decidí luego de mucho pensarlo a mudarme con mi mejor amiga a la otra ciudad, me era necesario un cambio de aire, necesitaba sentir que empezaba de nuevo aunque la impotencia de lo que me había pasado no menguaria jamás.

 

El teléfono sono decidí que no lo tomaría, pero quien llamaba era insistente por que continuaba tocando.
 


-¿hola?- dije con mucha desgana.

-Miranda ¿como estas mi amor?- la voz de mi madre me saludaba con entusiasmo.

-Bien mamá - me obligue a responder con el mismo entusiasmo.

-hija no quiero preocuparte pero el tratamiento de tu padre ......- mi corazón se oprimio de sólo pensar en mi padre.

- mamá tranquila firma un acuerdo de pago con el hospital y yo te mandaré el dinero ....
 


 

- hija es demasiado para ti - su voz se rompía a cada palabra - he estado investigando puedo hipotecar la casa ...
 


 

- mamá tranquila haz el acuerdo de pago, me voy a ir a la otra ciudad halla me espera Penélope, ella tiene un trabajo para mi- mentí para ganar tiempo- dentro de poco podemos pagar los tratamientos y puedo ahorrar para traer a papá aquí para que le den una mejor atencion.
 


 

Trataba de mantenerme positiva, tenía que darle ánimos a mi madre o de lo contrario todo sería peor, vienen a mi cabeza las miles de veces que mi padre me dijo que habían otras carreras con un futuro más prometedor, como medicina, por ejemplo.
 


 

Mis ojos se aguaron tal vez si lo hubiera estudiado podría brindarle más apoyo a mi papá en este momento tan difícil para su salud.
 


 

A mi mente llegó el robo y de inmediato me derrumbe, que podría importarle a un hombre tomar algo que no era suyo; creció teniéndolo todo sin la más mínima carencia.
 


 

Me dispuse a hacer mis maletas aún con la nostalgia invadiendome y con la esperanza de que todo mejorará.
 


 

Al llegar mi amiga Penélope me recibió, la vi tan sería como siempre aunque por dentro era una bomba de tiempo, estaba parada en una esquina mirando con impaciencia su reloj.
 


 

-Penelope- la llame y la vi caminar hacia mi con una sonrisa en el rostro.
 


 

- Miranda - su abrazo me llenó de paz- me alegra mucho verte aquí mejorarán las cosas; te tengo varios empleos a los que puedes aplicar y con seguridad te llamarán.
 


 

- eso espero, las cosas no van bien con mi papá. Tengo miedo- por primera vez lo decía en voz alta - miedo de un día recibir una llamada con la peor de las noticias.
 


 

- no digas eso es el un hombre fuerte podra con esto, podrá con todo.
 


 

Intente mantenerme positiva y concentrarme en el trabajo al que tendría que aplicar, me dispuse a instalarme en el pequeño cuarto a lo que llegaba la hora de cenar.
 


 

Rápidamente termine de enganchar mi ropa, mi armario no era surtido, mis zapatos los llevaba puesto, los habia comprado hace meses estaban desgastados al máximo, pero era lo  único que había por ahora, mi ropa de trabajo consistia en dos faldas una negra y otra marrón, y dos blusas de los mismo colores.
 


 

Las dificultades eran parte de mi diario vivir pero no me quejaba, no cuando cada vez que el sol renacia en las mañanas me daba una nueva oportunidad de mejorar, me daba esperanza.
 


 

- la editorial se llama Sociedad y es junto a Casual una de las más prestigiosas del país, no hay que mencionar que sus dueños son rivales natos-  Penélope me daba la información necesaria para mi entrevista de mañana - Con el aumento en audiencia que ha tenido Casual ellos están como locos intentando igualarlos y superarlos.
 


 

Escuche atenta todos sus consejos e intente prepararme mentalmente para poder salir victoriosa aunque no podía negar que tenía los nervios de punta.
 


 

Calme mi mente y me dispuse a hacer lo primero, que era dormir, no podía llegar á buscar empleo con ojeras, esa sería una muy mala impresión, luego de dar algunas vueltas en la cama caí en un sueño profundo.
 




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