El Robo Que Nos Unió

Capitulo ocho

Fernando se había marchado y era para mí paz mental mucho mejor, había podido empaparme por completo de los asuntos de la empresa, las cámaras habían sido retiradas de inmediato y ya me había hecho amigas de los empleados.

La puerta de la oficina se abrió dejando ver a mi secretaria con un montón de libros en las manos, tenía poco conociendo a esa chica pero sus manos eran de mantequilla ya que todo tocaba el suelo antes de llegar a su destino.

Ella tropezó con una silla y la pila de libros calló al suelo seguida de ella, de inmediato se paró y con nerviosismo empezó a recoger los libros.

- disculpe señora Olivier- sus palabras se escuchaban entrecortadas.- ya ... los ... recojo .... disculpe.

Cuando por fin logro levantarlos los coloco sobre mi escritorio y se marcho apresuradamente de ahí. Me quedé durante la hora de la comida revisando los muchos manuscritos que ella me había entregado y me sorprendió ver la cantidad de libros que habían enviado muchos escritores y que no habían sido leídos.

Me puse manos a la obra con ellos repartiendo entre el personal y pidiéndole que luego de leerlos me entregaran solo los mejores.

Me lleve algunos ya que para mí no era un trabajo leer; el que había empezado era uno muy bueno narraba la típica historia de una mujer enamorada del hombre deslumbrante de una manera que nunca había leído, la forma tan apasionada en qué ella lo amaba no tenía limites, podía sentir la pasión en cada letra, sin embargo el seducía con solo estar era tan envolvente ver a la liebre volverse cazador.

Quisiera que este amor fuese suficiente para matar las dudas de tu corazón, quisiese que este amor fuese suficiente para hacerme pelear por ti, eres mi amor por y para siempre me niego a creer lo que ví me niego a verte casar con mi hermana antes yo prefiero morir.

Y así tomo el cuchillo en sus manos temblorosas mirándo frente a ella la foto de su único amor tirandole un débil beso clavo el puñal en su corazón.

Al menos en la eternidad ella sería feliz.

- lindo - levantó la vista del libro y miro a Fernando frente a ella. - con ha estado todo en mi ausencia- pregunto él y la vio cambiar el gesto de inmediato.

- espero que su viaje le brindara lo que necesite, pero déjeme decirle que no soy su secretaria para darles informes.- su sola presencia me irritaba de una manera increíble.

- tú nunca bajas la guardia? - pregunto de manera pasiva aunque yo sabía que era solo apariencia.

- un día baje la guardia y me robaron mi trabajo.-contraataque.

- me gustaría ponerme al día de todo lo que ha pasado- dijo obviando mi ácido comentario.

-yo no soy tu secretaria - exclamé - si quieres informes pídeselo a una.

- está bien lo haremos a tu modo, algún día tendras que darte cuenta que estoy aqui y que debemos trabajar juntos.

Tome mi teléfono y de inmediato llame a mi secretaria pidiéndole los informes de los últimos días y un par de cafés.

Unos minutos despues ví a la desgarbada muchacha entrar en la oficina con paso nervioso, puso los informes en la mesa y luego un café frente a mi era un milagro que no me lo hubiera arrojado a la cara con sus torpes manos.

- maldición  - mis pensamientos son interrumpidos por un enojado fernando. - pero que te pasa?

Mire el traje manchado de café de Fernando y solo puedo estallar en risas miró a la chica que ha empezado a llorar a mares mientras él le reclama.

Lo ví salir furico de la habitación imagino que ha cambiarse mientras clemencia aún se encontraba frente a mi con las lágrimas bañando su rostro.

-ahora si me va a correr - decía con gemidos lastimeros. - la observé sabiendo que aunque fuera un poco despistada necesitaba su trabajo asi que no me quedó más que darle un poco de consuelo y asegurarle que no iba a perder su trabajo.

Mi teléfono comenzó a sonar y lo tomede inmediato.

- Miranda Ofelia Loveling Díaz - el tono acusatorio de mi madre me hablaba - explicame como ha sido eso

No sabía que responder a aquello habia pensado en todo menos en qué iba a decirle a mi madre o a mi padre, me preocupaba causarle un susto como el de la última vez.

-mama yo - tengo que idear una respuesta rápida, pero la de ella fue más rápida.

- acaso hiciste uno de esos tratos dónde te acuesta con un viejo por dinero-dijo exaltando se - yo no crié una suggar daddy por Dios piensas matarme de un susto.

Escuchar que mi madre tenía conocimiento de esos temase hizo tocarme la cien, sus ideas volaban lejos y yo no sabía cómo detenerlas.

- oh peor no sé si te habrás abierto un onlifans, por dios hija estás haciendo vídeos encuerada.

-mama basta no tengo un suggar daddy ni por supuesto me abrí un onlifans- la escuchó suspirar tranquila.

-menos mal -la escucho decir y siento que suelta la respiración aunque le estoy mintiendo un poco ya que yo si me case con un viejo.- estoy enojada contigo no contaste ni con tu madre ni con tu padre -me reprocha y soy consciente de que tiene razón- solo espero que te dignes a venir este fin de semana con él para presentarnoslo.

Estoy a punto de decirle que no puedo cuando recuerdo mi cruz esa historia que paso ya hace algunos años y que tienen a mi padre enfermo, me imagino que un escándalo más de mi parte lo mataría. No respondo no se que hacer y de repente no puedo hacer más nada que aceptar.

Mis animos decaen y me hacen recordar que por más que intente olvidarlo no se va a poder, los recuerdos a ellos... Sus voces.... Sus burlas.

Mis ojos empiezan a lagrimear cuando lo veo entrar a él y algo me hace levantarme y caminar hacia el lo tomo de las solapas de la chaqueta con las lágrimas bullendo

-tienes que ayudarme -le grito repetidas veces -debes ayudarme.

La respiración me comienza a faltar Fernando sin entender me sienta en uno de los muebles y me anima a respirar de espacio me toma una mano y la coloca sobre su pecho.




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