El romántico de Dios Vol.1

VI

Capítulo II

Wänuku Marka, Capital del Chinchaysuyu

(17:00 horas)

 

El legendario Yaruwillka rompió los moldes de los hombres. Su retorno al mundo significó algo: «La revolución de Wänuku». 

Willka Uma. —He aquí tu tierra, Misael. Este es el lugar por donde llegaste. El mismo lugar que no hace mucho marcó el punto clave entre Qusqu y Tumipampa *66. (Tocando las murallas de la ciudadela incaica). Las puertas trapezoidales de la ingeniería inca sirven para viajar a través del tiempo, ¿lo sabías?

Misael. —Es imposible, en Huánuco Viejo no comencé mi trayecto.

Willka Uma. —No me refiero al modo cómo llegaste al Qusqu, sino al mundo. (Apoyando su quijada en un báculo). Aunque me juzgues de tonto, yo fui testigo de la abducción que sufriste. En alguna parte del universo los dioses manipularon tu genoma humano.

Misael. —No nací en Wänuku Marka. (Haciendo memoria de mi infancia). Viví bajo el amparo de una familia muy cuidadosa. Tus fantasías no encajan.

Willka Uma. —Para los dioses el intervalo de un segundo es más que suficiente para hacer una abducción. Ya verás que me darás la razón.

Misael. —Me importa poco. Lo que me interesa ahora es saber cómo supo mi nombre. (Aparte). Katikil también hizo lo mismo.

Willka Uma. —Tengo las habilidades de un demontre psíquico.

Misael. —¿Süpay tiene poderes síquicos?

Willka Uma. —Cuando se pacta con Süpay no lo puedes hacer personalmente. Süpay es un dios poderoso y no se presentaría ante simples mortales. Pero está rodeado de muchos esclavos que poseen poderes extraordinarios. Cada individuo que desee pactar con él es completamente autónomo de elegir a uno de ellos, de acuerdo a los dones que desee obtener.

Misael (aparte). —Creo haber leído algo al respecto, aunque me mantuve escéptico.

Willka Uma. —Sé perfectamente lo que está pasando por tu cabeza.

Misael. —Solo los libros nos brindan información específica. Nadie puede hacer un pacto con Süpay a la deriva.

Willka Uma. —Te equivocas, yo sí.

Misael. —¿Y de dónde sacó un cabrito virgen para sacrificarlo? A lo mejor ni siquiera vio uno.

Willka Uma. —Lo hice con un cordero robado. No importa el modo, sino el fondo. Además, te estoy hablando de los demontres antiguos, y no de los actuales que tú conoces.

Misael (aparte). —Este sujeto cree que soy imbécil. (Respondiéndole satíricamente). ¿Cuál es la diferencia entre demonios clásicos y demonios contemporáneos?

Willka Uma. —Serás feliz el día que empieces a confiar en la gente. No todos somos malos como crees.

Misael (aparte). —¿Cómo puede conocer hasta mi defecto más insignificante? (Hablándole con difidencia). Tengo entendido que todo pacto espiritista debe ser un secreto, de lo contrario, el contrato se rompe y el sujeto que ha pactado pierde la vida instantáneamente. Si yo fuera tú, mejor me hubiera quedado callado hasta que se cumplieran los veinte años.

Willka Uma. —Crees saberlo todo, eh.

Misael. —Entonces, ¿cómo lo explicas?

Willka Uma (evadiéndome). —No perderé el tiempo discutiendo estupideces contigo. Irás inmediatamente a tu primera misión.

Misael (comenzando a lloviznar). —¿Primera misión?

Willka Uma. —Dijiste que querías ayudar, ¿o no?

Misael. —Sí,  pero eso se lo prometí a Katikil, no a ti.

Willka Uma. —Nada de peros, ahora mismo descubrirás tu destino.

Misael (cubriéndome de la lluvia con el ante brazo izquierdo). —¿Y supuestamente dónde queda eso?

Willka Uma. —Ni siquiera yo puedo saberlo.

Misael. —¿Te estás burlando?

Willka Uma. —Te daré algunas pautas, así que presta atención. Primero: solo cuentas con siete horas para cumplir la misión. Segundo: deberás traerme un elemento sagrado cuando regreses. Y por último: ese elemento lo encontrarás cuando algo inexplicable pase. Pero te aseguro que nada de lo que hagas te resultará fácil.

Misael (mirando la hora en mi celular). —¿Cómo haré para volver nuevamente hasta aquí? No soy perito en esto. Ni siquiera estoy seguro de hacerlo.

Willka Uma. —Volverás en cuanto cumplas mi mandato. Y en cuanto a la experiencia, la irás adquiriendo de a pocos. Solo ten paciencia.

Misael. —¿Qué significa esto? Por cierto, todavía no me dijiste por qué la yakulla teletransporta.

Willka Uma. —Tienes que ser fuerte y perseverante, Misael. No desistas, de ti dependerá la resolución de muchos problemas.

Misael (aparte). —¿Por qué me estoy aliando con un ser maligno? (Vislumbrando el cielo).

 

EL DEICIDIO DE KUNYAQ

 

I

Percebe del sosiego, que yacías bajo el cielo;

Tus pregones en el tiempo, son ficciones en mis versos.

 

II

Sincretismo en el Olimpo, beligerancia en el Nirvana.

Inviolable en mis adentros, ultrajaste hasta mis huesos.

 

III

No existen demonios grises, solo ángeles infelices...

No creo en lo imposible, solo en almas libres...

 

Willka Uma (aparte). —Ya falta poco para que el Tawantinsuyu caiga... (Disipando la lluvia).

Misael. —Hay sangre en el cielo.

Wilkka Uma. —Son grafías santas. Y tú te encargarás de escribirlas con plumas doradas. ¡Por fin resucitaste, Inkarry...! *67 (Acallándose).



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En el texto hay: misterio, drama, guerra

Editado: 10.01.2022

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