Un día, mientras comía en un restaurante, se sentó junto a mí en una mesa, un hombre el cual se notaba que estaba sucio y descuidado, yo no tuve ningún problema con que lo hiciera. Él me dijo:
-¿Sera que puede darme algo de comer?
Y yo encantado le respondí:
-Con todo el gusto te invitare a desayunar, me gustaría que conversáramos, ¿le gustaría?
El sujeto sorprendido por mi habilidad para ser gentil y no despreciarlo como otras tantas personas que seguramente en el pasado lo habían hecho, acepto con todo gusto. Comencé a preguntarle:
-¿A qué te dedicas?
Él se limitó a decirme:
-No me dedico a nada, no hago nada. Solo mendigo. He acumulado mucho dolor en el tiempo, en las palabras y he querido que las oportunidades se queden conmigo. Aquí donde me ve solo soy alguien que lo ha perdido todo.
Yo escuchaba con atención y con mucha comprensión, no pensaba en lo pobre y desdichado que era el sujeto. Nunca hagamos eso, siempre que alguien tenga una situación difícil no lo veamos cómo alguien pobre que la vida pisotea si no como alguien que atraviesa un momento difícil y puede superarlo. Le respondí:
-Creo que hay cosas que aún no has comprendido, ¿te gustaría recibir algo de mi parte, aparte de la cena?
El señor seguía sin entender lo que le proponía y le respondí:
Hay tres cosas en la vida que jamás regresan, hablemos de cada una de ellas
-La primera es el tiempo, en este mundo físico en el cual todo están sumergidos no se dan cuenta de que en realidad el tiempo pasa y pasara pero jamás va a regresar, así que porque intentar recuperar el tiempo perdido cuando este solo sigue avanzando, tienes que comenzar a entender que has acumulado dolor pero un dolor que quiere irse, que quiere pasar como el tiempo pero tú no lo dejas retirarse. No importa que te hayan dicho o comunicado, las palabras también pasan, ni siquiera podemos verlas, son invisibles. Solo acepta lo que tenga que ver contigo para bien, las palabras de otros no tienen que convertirse en tu realidad, solo tú tienes el poder de recordar o de ignorar, tu actitud determina donde terminas. Por ultimo las oportunidades no se quedan contigo jamás…
Ellas pasan por tu vida, te cortejan, te pican el ojo como haría una doncella con un príncipe pero no puedes pretender que se queden contigo solo puedes permitirte tomarla si estás listo. Tuviste una oportunidad pero no la aprovechaste, no saltaste sobre ella como haría un león con su presa. No te preocupes, no te lastimes solo tomate el tiempo de sanar, no te tortures y entiende que no será la única. Lo bello de este mundo es que siempre tendremos más intentos, podemos seguir adelante.
Un día estaba con mi maestro, los estábamos sentados en unas piedras en un rio donde se decía por los lugareños que allí ocurrían cosas mágicas y extraordinarias. Aparecían hadas espíritus, tesoros entre otras cosas. Rumores como estos iban y venían.
Él y yo en realidad no creíamos en eso, solo queríamos relajarnos en algún lugar donde la naturaleza fuera respetada, algo que teníamos en común era la capacidad de quedarnos por horas mirando a cada especie acuática andar en el agua, era una experiencia sumamente enriquecedora para los dos, había momentos en donde mi maestro aprovechaba para preguntarme cosas y yo tenía que responder, En un momento en el cual se mantenía callado mirando como los peces nadaban en manadas gigantes, me pregunto:
-Discípulo, ¿Qué es la vida?
Yo le dije con un poco de nerviosismo pensando en que no sabría si tendría la respuesta correcta lo siguiente:
-La vida es una consecución de momentos, es fugaz. Creemos que dura mucho pero en realidad es muy corta, es lo que hacemos. Las acciones que llevamos a cabo.
Mi maestro me miro, luego se mantuvo en silencio por algunos minutos y me dijo:
-No vas por mal camino, discípulo sin embargo me gustaría agregar algo a tu respuesta para complementarla.
-La vida es el milagro de existir, solo por existir ya gozas de grandes privilegios, los momentos que vives pasan en tu existencia. La vida es eterna pero tú al estar en un cuerpo físico con tiempo de caducidad no puedes apreciar eso.
Volvió a estar en silencio y me pregunto de nuevo:
-¿Qué es la vida?
Yo, con más calma respondí:
-La vida es el milagro de existir viviendo los momentos que aunque sean fugaces nos dan la posibilidad de ser agradecidos porque al menos estamos presenciándolos.
Mi maestro me miro, volvió a entrar en silencio y me dijo:
-Ahora has mejorado en tu percepción y comprensión, permíteme que le dé algo más a tu respuesta. La vida es el coraje de sonreír, las ganas de esperar, la fuerza para resistir y la humildad para agradecer. Ahora, ¿qué es la vida para ti?
Yo con mucha claridad, ya comprendía y le respondí:
-La vida es el milagro de existir viviendo con el coraje de sonreír ante todo lo que se presente, las ganas de esperar aunque la desesperación quiera apoderarse de ti, la fuerza de resistir los momentos difíciles y la humildad para agradecer para cuando ya la tormenta haya pasado.