El Saboteador

JUZGADO SUPREMO DE SENTENCIA

 

-Lo que no comprendo es cómo fue que este joven logró secuestrar la universidad él solo —dijo el juez señalando al Saboteador —Asegurar todas las puertas es un trabajo que debió tomar algo de tiempo ¿Cómo es posible que el complejo se sellara sin que nadie lo advirtiera?

-Los 200 estudiantes que fuimos elegidos para realizar la quinta toma nos reunimos en la plaza central a las 8:00 PM para luego marchar a la universidad. Era un protocolo que se sigue desde el 2004 —respondió la tesorera de la F.U.R. siendo la siguiente testigo —Dejamos a algunos compañeros vigilando las pocas puertas abiertas pero es obvio que Esteban Valentino encontró la manera de ingresar y cerrarlas sin que estos vigías se dieran cuenta

-Pero según los testimonios que se recabaron para este caso se evidenció que el acusado alertó a los universitarios —comentó el magistrado.

-Todos los universitarios del país recibimos un mensaje en nuestros correos electrónicos advirtiendo con burla que la quinta toma había fracasado —admitió Alicia Puma —Pero no hubo tiempo de hacer conjeturas porque apenas un minuto después estallaron los fuegos artificiales

 

Lo más relevante de este testimonio es que el protocolo de reunirse en la plaza central no era un procedimiento nuevo, pero no dejó de ser una situación que fue muy conveniente para que el acusado se infiltrase en el edificio. Nadie hasta ahora puede comprender como la vida se pudo servir de tantas coincidencias que permitieron al Saboteador jugar sus cartas con plenitud hasta el final. No obstante, el hecho de que los 200 estudiantes decidieran reunirse antes en la plaza central no fue ni de cerca el más insolente indicio de "suerte" para este siniestro joven cuyas acciones y reacciones en cadena hicieron posible el absurdo.

 

-¿Y ninguno pensó que el culpable se trataba de otro estudiante? —continuó el juez con las preguntas.

-Sinceramente lo considerábamos poco probable —respondió la tesorera.

-¿Y porque?

-Porque la F.U.R. garantiza los derechos y libertades de todos los universitarios —explicó ella —No parecía lógico que un estudiante actuara contra la institución que lo protege

-¿Porque asumieron eso y exigieron a la policía forzar una de las puertas sin antes investigar si existían estudiantes que no estuviesen afiliados a la F.U.R.? —cuestionó nuevamente el magistrado.

-Hubiera sido una investigación sin sentido —dijo Alicia Puma algo molesta —No existía ni un solo universitario en el país que no estuviese afiliado a la F.U.R.

 

Esta vez teníamos que darle un punto a favor al argumento de la tesorera. Estar afiliado a la F.U.R. era casi un requisito indispensable para gozar de los grandes beneficios que esta institución otorgaba a cualquier estudiante. Por supuesto no se trataba de ningún tipo de dictadura pues a la masa universitaria no le costaba nada sumar su apoyo. "Son las trampas de la ideología" me dijo el Saboteador "Para cualquiera es sencillo favorecer algo que le da ganancias satisfactorias". Considerando las circunstancias no era absurdo que los estudiantes se afiliaran al instante desde su primer año pues no existían otras agrupaciones competidoras.

Pero he ahí el dilema de esta futura epifanía. ¿Porque el Saboteador detestaba a la F.U.R.? Incluso tuve que cuestionarle en nuestras entrevistas sobre la cronología de su posición aunque su contestación siempre fue la misma. "Estaban demasiado seguros de tener la razón" me dijo este siniestro joven dejándome algo confuso pues me pareció más una respuesta a medias.

 

-Según los reportes el presidente de la F.U.R. Javier Vasconcelos fue el primero en percatarse de que algo andaba mal con la toma e incluso recibió una descarga eléctrica al intentar impedir que se cerrara la última puerta —comentó el juez de sentencia revisando algunos folios —Eso significa que en ese momento él no estaba en la plaza central con los otros 200 estudiantes ¿Usted sabe la razón?

-Javier me llamó para decirme que llegaría con retraso —respondió Alicia Puma —Al parecer pasó por la universidad antes de dirigirse a la plaza para saludar a los vigías que dejamos y en ese instante se dio cuenta que las puertas comenzaban a cerrarse por dentro

 

Evidentemente era un poco extraño que el presidente y líder principal de la F.U.R. a nivel nacional estuviese llegando con retraso para dirigir a los 200 estudiantes en un evento tan importante que solo se realizaba cada tres años. Es obvio que gracias a dicho retardo pudo darse cuenta antes que nadie de lo que ocurría, pero a final de cuentas no logró evitar que el Saboteador tomara el edificio. Existe una razón muy poderosa por la que la vida personal del presidente de la Fuerza Universitaria Revolucionaria era tratada con mucha reserva en su círculo de amigos cercanos, aunque prefiero no revelarla aún. Espero que los lectores de la presente crónica puedan disculpar a este humilde periodista por agregar a dicha estructura narrativa un toque barato de misterio novelesco.

 

-¿Sabe porque el presidente estudiantil estaba retrasado para llegar a la plaza central? —preguntó de nuevo el magistrado.




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