El Saboteador

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-Buenos días a todos –dijo el catedrático ingresando al salón –Ahora tomen apuntes. Comenzaremos con Introducción al pensamiento científico

-Eh... Perdón pero ¿no va a decirnos su nombre y la materia que imparte? –preguntó uno de los chicos.

-Ah claro, protocolos –comentó el hombre con gesto de aburrimiento –Mi nombre es Hugo Valenzuela y seré su docente de Filosofía de primer año. Aunque eso ya deberían saberlo por la publicación de horarios

-Se publicaron incompletos –argumentó el joven.

-Mmmh... Cuanto tiempo pueden tardar en pactar un horario con la F.U.R. –susurró el catedrático con fastidio y luego de nuevo se dirigió al chico frente a él –No les costaba nada consultarlo con la rectoría

-Si lo hice –increpó el joven –Pero algunos compañeros no. Así que pensé que sería bueno que se presentara de todos modos

 

El docente lo observó en silencio por unos segundos. Desde mi asiento noté que aquel joven era el mismo con el que me topé en el tablón de anuncios.

 

-¿Cuál es tu nombre? –cuestionó finalmente el hombre.

-Eduardo Catalán –respondió el joven intentando mantenerse tranquilo.

-Te debe hacer sentir muy bien mostrar preocupación por tus compañeros ¿no? –comentó Hugo Valenzuela sonriendo ligeramente con malicia.

 

El hombre volvió al frente para reanudar su catedra dejando al joven sin palabras en la boca. Pues aquel último comentario no tuvo precisamente un tono de cumplido.

Mientras tomaba apuntes no pude evitar pensar en lo singular de aquella escena. Aunque sinceramente lo primero que me llamó la atención de nuestro docente de filosofía era su vestimenta. Muy inusual incluso para un educador.

Terminé mi primer día como universitario sin nada emocionante para guardar en mis recuerdos así que emprendí el camino a mi hogar en completo silencio.

 

 

 

 

CAPÍTULO 4

EL DÍA A DÍA

 

Es algo extraño ver el panorama desde el punto de vista del villano. Pero estando de por medio mi sinceridad sería hipócrita negar que la vida de Esteban Valentino antes de la toma y de convertirse en el Saboteador era muy borrosa, sin datos concretos incluso cuando el juicio concluyó. Las vidas públicas de la mayoría de los personajes involucrados en esta historia fueron sencillas de investigar a excepción de Esteban que al parecer carecía de una. Sin duda el único con un pasado borroso era el antagonista cuyos agujeros interrogativos tuve que conformarme con rellenar acumulando los pedazos sueltos que me proporcionó él y las pocas personas alrededor de su círculo personal a quienes entrevisté.

Esteban Valentino salió del edificio central de la Universidad Real de Tyndale. En dicho complejo se encontraban las carreras de ciencias sociales. Mientras caminaba por una de las calles laterales las megapantallas en las paredes exteriores dieron un aviso rápido por parte de la mesa directiva de la F.U.R.

 

-En el mes de abril comenzará el periodo de festejos por el doceavo aniversario de la F.U.R. —dijo una voz acompañando algunas imágenes publicitarias en las megapantallas —Y también la esperada quinta toma del edificio la cual se lleva a cabo solo cada tres años. Esperamos que con la cooperación conjunta de la comunidad estudiantil podamos profundizar los ideales de nuestra amada institución basadas en el compañerismo y la igualdad

 

El aviso concluyó con rapidez. Por lo general las megapantallas mostraban la mayor parte del día propagandas repetitivas sin volumen tanto de la rectoría como de la F.U.R. De esa manera no interrumpían las clases. No obstante cuando se trataban de anuncios de último momento el sonido se activaba.

A Esteban no le interesó en lo más mínimo el aviso y continuó su trayecto sin detenerse. Le parecía innecesario esos constantes anuncios para recordar los festejos de aniversario y la quinta toma, acontecimientos de los cuales todo el país ya estaba al tanto.

Dobló una esquina en busca de algún transporte para volver a su hogar. El diseño de estas calles era lo que le daban a la capital su característica atracción turística. Todos los edificios de tres o cuatro pisos con arquitectura del siglo XIX eran en color gris claro que formaban una especie de laberinto. Durante la época colonial e independentista el centro de la actual ciudad fue una fortaleza española. Una ciudadela militar para ser más exacto.

En su lento recorrido y en un estado de distracción chocó por accidente con una familia de turistas japoneses. Se disculpó con rapidez y continuó con su camino. Algo notable en Líberi es la gran cantidad de turistas procedentes de Japón que superan por mucho a los estadounidenses o europeos. Pero volviendo al asunto, es muy común cruzarse por las calles con este tipo de vacacionistas.

Al salir del centro tomó inmediatamente un autobús. "Ni siquiera sabíamos si realmente tomaba el autobús porque casi siempre llegaba tarde" me contaron sus padres recalcando que quizá su hijo optaba por el extenso regreso a pie. La explicación que me dio el hijo fue simple "Supongo que me gustaba ahorrar en dinero y pensamientos deprimentes" me dijo con desinterés. Este tipo de datos son los que confirmaban mi suposición de que Esteban Valentino no era alguien de conocer completamente a primera o décima vista.




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