-"Ana Walker nunca existió".- escucho decir a la mujer de uniforme mientras escribe una nota.
-¿Cómo que nunca existió? Ojalá no hubiera existido cariño pero aquí estoy, con más bajas en el colegio que ganas de vivir, con una familia que me cree loca y amigos que más vale perder, pero aquí estoy. ¿Acaso no me ves?
Un frío anormal comenzó a sentirse en la habitación semi vacía, la mujer me observó con la mirada perdida mientras le hablaba, tapó la lapicera que estaba utilizando, dejó la nota en la nevera y sin decir una palabra, se marchó.
Salí unos minutos más tarde detrás de ella con mi mochila al hombro, pero la patrulla ya había abandonado el lugar, así que caminé hasta la parada del único colectivo que pasaba por el pueblo.
Al cabo de unos diez minutos apareció encabezado por un cartel luminoso que decía "711 Forestal Este", casi vacío. Hice señas para frenarlo y subí.
Por fortuna ese día el conductor estaba de buen humor y me dejó pasar sin pagar boleto, claramente sonreí y me apresuré hasta llegar al fondo del vehículo antes de que se arrepintiera.
Árbol, árbol alto, árbol bajo, árbol amarillo, árbol pelado, árbol alto, árbol mediano, y sumida en esa secuencia de todas las cosas que iba nombrando mentalmente mientras observaba por la ventanilla, caí en un sueño profundo. Estaba exhausta, hacía varios días que no dormía.
Y fue entonces cuando abrí los ojos que lo ví a él. Alto y grande, de tez oscura y cabello rojo.
Con un look totalmente negro y un aspecto despeinado me observaba desde el asiento delantero. Sus ojos negros se clavaron en los míos con tanta intensidad que en ese momento no supe si temer, apartarme, correr o enamorarme.
Se levantó de su lugar y se acercó a mi asiento con la mirada en las pocas personas que había dentro del colectivo. Se inclinó hacia mi oído y en voz baja preguntó...
-¿Qué estas haciendo aquí?
Se lo notaba preocupado y hablaba como si me conociera.
-¿Disculpa? Creo que estas confundiendome con alguien más.
-¿Cómo te llamas?- preguntó, como si ya lo supiera.
-Ana. Ana Walker.
-No estás registrada.- terminó de hablar y el colectivo frenó de golpe exaltandonos a todos, entonces desperté, y caí en la cuenta de que aún cuando creía haber despertado, seguía dormida. Sin contar que me había pasado de la parada en la que debía bajarme para llegar al colegio, y ahora me encontraba completamente sola en pleno Forestal Este, a varios kilómetros de mi hogar.