El Secreto de la Secretaria.

Capitulo 2.

        Cuando escuché la alarma de mi celular estuve a punto de quedarme sin móvil. Luego recordé que solo tenía dos meses de comprado y simplemente la apagué y me reacomode para seguir durmiendo pero entonces recordé que debía ir a trabajar. Salí catapultada de la cama hacia el baño directo a la bañera.

 

-Joder, juro que no volveré a beber de ese modo. Al menos no cuando deba ir a trabajar al día siguiente.

 

       El baño matutino que normalmente duraba media hora se acortó a uno de 15 minutos ya que debía combatir la resaca. Estaba tan perdida que no sabía siquiera dónde es que había colocado mi secadora de pelo y mucho menos la ropa que el día anterior había estado una hora para escoger el atuendo perfecto para mí primer día de oficina. Cuando por fin estuve vestida me pare frente al espejo para examinar el trabajo completo. Una camisa blanca con puños abiertos acompañada de una pollera gris suelta hasta las rodillas y zapatos negros de tacón bajo, mi pelo recogido en un moño poco elaborado con algún que otro mechón suelto.

 

-Esto tendrá que ser suficiente.

 

        Corrí hacia la cocina para prepararme un café doble junto con unas tostadas con mantequilla de maní y jalea. Veinte minutos más tarde corría por la vereda en busca de un taxi libre mientras peleaba con la correa de mi bolso demasiado larga. A dos metros de mi vi que una señora mayor bajaba de un taxi, pero por desgracia no era la única que había visto al taxista recientemente libre. Un hombre alto de pelo oscuro se encaminaba hacia el mismo vehículo con paso firme y apresurado, envidié el hecho de que no se le moviera ni una hebra de cabello con el viento, sin embargo en mi cabeza parecía que un tifón había decidido hacer estragos.

 

-Ah no amigo. Lo siento pero yo vi primero ese taxi. ¡Es mío!

 

        Corrí como si fuera una corredora profesional y estuviera en la última vuelta del circuito en las olimpiadas , esquivando personas y recibiendo alguna que otra maldición que me importaron tanto como nada. Llegué al mismo tiempo que el hombre pero fui más rápida que él y coloque mi mano en la cerradura de la puerta. Mire de soslayo sin fijarme en detalles de su apariencia.

 

-Lo siento amigo. Pero yo lo vi primero y llego tarde al trabajo. Búscate otro taxista.

 

        Y antes de que él lograra responderme le indique al conductor que arrancará el vehículo.

 

-¿A dónde señorita?

 

-Hacia las oficinas de ‘W&K’.

 

-Muy bien.

 

        La mañana era ventosa pero el sol asomaba por entra las nubes que querían ocultarlo. Parecía que el día quería estar a juego con mi humor. Media hora después estaba parada frente al edificio donde mi hermana había estado trabajando. Tome aire y puse mi mejor cara de amigos antes de ingresar.

 

       




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