El Secreto de la Secretaria.

Capitulo 3.

         Resultó que, mi oficina se encontraba en la última planta y está era el décimo piso. Pero eso no fue todo, si no que cuando llegué al ascensor esté estaba ocupado por tres personas y una de ellas tenía un enorme carrito con cajas llenas de carpetas y papeles. Cuando pregunte si había sitio para una persona más, al unísono respondieron que no y prosiguieron a ignorar mi existencia mientras las puertas del elevador se cerraban. Con un resoplido me dispuse a ir por las escaleras, en otro momento habría discutido con ellos hasta ganar un lugar, pero ya estaba llegando tarde en mi primer día de trabajo y no podía sumarle una pelea con los empleados que ni conocía. Entonces vi como dos de los que estaban libres se peleaban por quien salía del elevador.

 

-¡No! Saldré yo.

 

-¡Te digo que yo lo hago!

 

        Al principio creí que habían cambiado de opinión al verme dirigirme hacia las escaleras, por lo que mi humor mejoro e incluso puse una sonrisa amable y estaba a punto de agradecerles cuando casi choco con un hombre que les dijo.

 

-Caballeros, no hay motivo para que se peleen. Puedo esperar al próximo.

 

-¡No Sr.! Yo le cedo mi lugar.

 

        Esa fue la gota que derramó el vaso. Esos dos imbéciles no habían movido ni un dedo por hacerme un pequeño hueco aunque sea, ¿y ahora se sacaban hasta el pellejo por ceder sus lugares por ese tipo? Calculé la distancia que me separaba de las puertas y entonces tome impulso y me plante delante del hombre que de hecho ya estaba por entrar al elevador después de su discurso “Caballeros, bla bla bla. Puedo esperar al próximo.” Si cómo no, por eso estaba camino a el ascensor.

 

-Disculpe, “caballero”. Pero llego tarde a mi oficina y estos amables señores decidieron desocupar el ascensor por lo que voy a aprovechar el lugar ya que usted no tiene problema en esperar al próximo. No trate de negármelo, yo lo escuché todo.

 

        Y así, sin más, pulse el botón de cerrar las puertas sin siquiera mirar al hombre a la cara. Cuando me volteé, el tipo que seguía parado con el carrito cargado me miró sorprendido, como si hubiera visto a un fantasma. Eso me irritó bastante.

 

-¿Qué?

 

-Nada. Solo quería saber, por casualidad…. ¿Eres nueva?

 

-Si. ¿Por qué?

 

-Ah. Eso lo explica todo.

 

        Antes de que pudiera preguntar a que se refería, el elevador se detuvo en el piso 8 y el hombre empujó el carrito por la doble puerta que se había abierto.

 

-Que raros son aquí.

 

         Le hable al aire ya que era el único que me estaba haciendo compañía mientras viajaba a mi destino, el décimo piso. Cuando las puertas del elevador se abrieron me encontré frente a un pasillo repleto de personas yendo de aquí para allá con una sincronización única, lo que hacía que no fuera un desastre. Los teléfonos sonaban y eran atendidos inmediatamente, el sonido de diferentes impresoras trabajando a la vez se hacía escuchar por en sima del barullo del lugar. Una morena alta y esbelta con un moño sujetando fuertemente su pelo comenzó a caminar a paso firme y alegre hacía mi. Su falda negra abrazaba sus piernas de una forma seductora pero elegante a la vez y sin parecer ostentosa. Cuando por fin llegó a mi, me sonrió alegremente.

 

-Buenos días. Tú debes de ser Kassydi Halls. ¿Verdad? Mi nombre es Celeste Barrel. – Continuo ella sin esperar respuesta de mi parte.- La verdad es que hoy estás de suerte, sígueme por favor te llevaré a tu lugar de trabajo. Como te decía, hoy estás de suerte porque a pesar de ser tu primer día de trabajo, llegas tarde, pero tranquila, el jefe aún no llega por lo que no lo sabrá.

 

-Yo realmente lo siento es que….

 

         Antes de que lograra terminar de formular mi patética disculpa seguida del discurso del porque llegaba tarde, un chico de estatura mediana, cabello color caramelo y ojos verde esmeralda salto <<literalmente>> frente a nosotras interrumpiendo nuestra marcha. Su rostro era lindo de una manera infantil pero sus ojos me inspeccionaron de arriba abajo una y otra vez. Cuando estaba por perder los estribos e interrogarlo sobre que diablos le pasaba, él simplemente chasqueó la lengua e hizo un ademan con la mano quitando importancia a algo.

 

-Le doy dos días. Tres cuando mucho.

 

        Le dijo sin más a Celeste quien también me estaba mirando fijamente. Entonces ella miro al chico y negó con la cabeza.

 

-Noha, creo que estás siendo demasiado grosero. Por lo que intuyo ella tiene carácter por lo que le doy dos semanas, quizá incluso llegué al mes…

 

         Ella colocó el dedo en su barbilla como si estuviera pensando en algo seriamente.

 

-Eh, hola, lamento interrumpir su intercambio de ideas en el cual supongo están hablando de mí.

 

-¡Oh sí cariño! Estamos discutiendo con Celeste cuanto tiempo duras en el puesto como secretaria del Sr. Wooler.

 

-¿Y eso se debe a..?

 

-Disculpa a Noha Kassydi, es que él no suele tener tacto ni filtros a la hora de hablar.

 

         Eso era justamente lo que necesitaba, alguien sin pelos en la lengua a la hora de abrir la boca. Así que les sonreí a ambos felizmente.

 

-No te preocupes Celeste, las personas así son mis favoritas. Y llámenme Kassy, así me dicen mis amigos, conocidos y así.

 

-¡Ay es tan dulce! Pobrecilla, ya estoy sintiendo pena por ti querida.

 

-¡Noha!

 

-No, está bien, solo quiero saber el motivo.

 

        Ambos miraron en todas direcciones como comprobando si alguien nos estaba escuchando, cuando se convencieron de que al parecer nuestra presencia no era lo suficientemente interesante para los demás se turnaron para hablar en pequeñas estrofas.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.