El Secreto de la Secretaria.

Capitulo 6.

 

        Note la vista nublada por las lágrimas que botaban de mis ojos pero no estaba dispuesta a dejar que cayeran, no por un tipo como Samuel. Él no se merecía que sufriera por su causa. Mis pies se apresuraron en poner distancia entre el edificio y mi ser, pero al parecer no fueron lo suficientemente rápidos ya que a mi espalda escuché el grito desesperado de Sam llamandome para que me detuviera.

 

-¡Kassy! ¡Kassy detente por favor! 

 

       Al ver que no le hacía caso intento nuevamente con más ímpetu.

 

-¡Kassydi Halls detente en este mismo instante ahí!

 

       Sus palabras y el modo en que las dijo me cabrearon de una forma indescriptible. La angustia, la tristeza, la decepción y la desesperación fueron reemplazadas por un irá indescriptible y mis ojos dejaron de intentar soltar lágrimas en su lugar el hielo se instaló en ellos para clavar dagas en un Samuel que detuvo su marcha a tres pasos de mí al verme voltear hacia él.

 

-¿Qué demonios es lo que acabas de decir?

 

-Kassy, lo siento... No era mi intención...

 

-¡Ya no te disculpes! ¿Tú crees que con pedir perdón ya todo está solucionado y podremos continuar como si nada hubiera pasado?

 

-No lose, quizá. No es que haya sido para tanto Kass.

 

-¿Qué no es para tanto? ¡Demonios Samuel Harrel esa es la cosa más estúpida que podrías haber dicho! 

 

-No entiendo cuál es el problema. Tú fuiste la que se marchó esa noche del restaurante y no volvió a comunicarse conmigo.

 

-Tu tampoco hiciste el intento.

 

-¿Y para que hacerlo si ni me ibas a coger el móvil?

 

-¿Esa es tu excusa?

 

-No es una excusa Kassydi, es la realidad.

 

-Muy bien, digamos que eso es cierto. Entonces ¿Cuál es tu justificación para que te encontrará fornicando con una cualquiera en tu apartamento está noche?

 

-Para empezar Candás no es una cualquiera...

 

-¿Con que Candás eh? Ya veo, creo que lo mal interprete ya que no es una desconocida. ¿Hace cuánto la ves?

 

-La conocí en el trabajo hace más de un mes pero no había pasado nada entre nosotros hasta la noche del restaurante, resulta que ella estaba ahí cuando te marchaste. Entonces me alcanzó, fuimos a beber y una cosa llevo a la otra y...

 

-Ya cierra el pico cochino. No quiero escuchar nada de ti. Lo nuestro se terminó definitivamente en este preciso momento, no intentes llamarme.

 

-Kassy...

 

-No me llames así.

 

-Kassydi, podemos solucionar esto, se que fui un idiota y cometí un error pero déjame arreglarlo.

 

          Lo examine de arriba hacia abajo intentando rescatar algún vestigio de aquél hombre que me había enamorado, ese niño con ojos amables y mirada inocente. Pero frente a mí solo logré ver a un Sam adulto con su pantalón desprendido, el cinturón colgando y la camisa desprendida a medio colocar por la prisa de bajar tras de mí con algo de ropa puesta.

 

-¿Y me lo dices con esas pintas que tienes? ¿Con-señale con mi dedo hacia su cuello - esa marca de lápiz labial <<que definitivamente no es mía>> sobre tu cuello? Seguramente es una broma. ¿Verdad?

 

-¡Maldición Kassy!

 

-¡AMOOOR! ¿Dónde estás? 

 

        Mire a espaldas de Sam y divisé a la rubia de antes, Candás que miraba de un lado a otro en busca de "su amor" como lo había llamado. Cuando me vió puso una sonrisa de plástico y comenzó a trotar hacia nosotros vistiendo nada más y nada menos que una camisola con un pequeño shorts de satén verde agua el cuál me resultaba muy familiar.

 

-Joder. Esto tiene que ser una jodida y puta broma.

 

-¿Y ahora qué?

 

-¿Y ahora qué? Ahí viene tu noviecita y para colmo lleva puesto mi pijama de noche que estaba guardado en tu apartamento. ¿Hay algo mío que esa zorra no se haya probado o puesto? 

 

-¡Cariño! ¿Porque demoras tanto?

 

-Candás realmente este no es un buen momento. Regresa al apartamento, luego hablaremos.

 

-Pero cariñooooo.

 

-Vayanse a la mierda los dos.

 

       Me volteé para retirarme de ese sitio antes de que las náuseas me superarán y salieran por mi boca en forma de estallido con mi última comida. Pero entonces la mano de Sam sujeto mi brazo fuertemente.

 

-Espera Kass, yo no le di ese conjunto para que se lo ponga y de verdad creo que juntos podemos solucionar esto y superarlo.

 

        Lo mire una última vez y entonces junte la rabia que me estaba carcomiendo y escupí en la hacerla junto sus pies.

 

-¡Qué te jodan! 

 

-Kassy ¡Maldición escúchame! 

 

-¡Ya suéltame maldita sea!

 

        Tire más fuerte de mi brazo para así soltarme. Pero no calculé la intensidad con la que lo hacía así que cuando mi brazo se safo del agarre de Samuel mis pies tropezaron con una pequeña decoración al pie de una maseta, entonces intenté acomodar mi cuerpo en busca de equilibrio para no caer frente a los "amantes". Pero una vez más, la torpeza innata no jugó a mi favor y terminé de culo en la calle. Recogí la poca dignidad que aún conservaba y comencé a ponerme de pie. Entonces Sam grito mi nombre mientras sus ojos se agrandaban como platos y la ninfa detrás de él tapaba su boca con ambas manos y el shorts que llevaba puesto comenzó a lanzar destellos verde agua como si un haz de luz lo iluminará. Escuché un gran bocinazo que me sobresaltó, cuando ví los focos del auto del cuál provenía el llamativo sonido, era demasiado tarde. Ya estaba a tres pasos de mí.

 

          <<No puede ser. ¡No es así como quiero morir maldición! Y menos frente a estos dos y sin solucionar la muerte de mi hermana. Lo siento Lindsy.>>




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