El secreto de las Cortes (the Courts #2)

CAPITULO 1. Como el cielo azul.

Sentía un extraño hormigueo en el estómago, como si miles de pequeñas mariposas navegaran desde mis intestinos hasta mi garganta dándome acides.

Me lleve la mano a la boca involuntariamente y despegue mis ojos del par de chicos que no dejaban de besarse delante mío, como si no hubiese nadie alrededor. Sentía hormigueo en mi estómago pero no de una buena o mala manera, de hecho, no podía clasificarla, solo sabía que era caliente.

Mi cara quemaba y el recuerdo en mi cabeza quemaba igual, eso me hacía difícil respirar y de cuenta nueva hacerme cerrar los ojos girando para escapar de esos chicos, una muchacha y un joven, ambos de cabello oscuro.

Camine con los pies temblando, tambaleándose como gelatina debajo de mí y escuche como alguien me llamaba pero no podía detenerme. La cara me quemaba, los oídos me quemaban y golpeaban contra mi cráneo en mi propio palpitar, entonces el hormigueo había subido a mis labios en un segundo así como pasado a mis manos que a pesar de no sostener nada, apretaban con fuerza formando puños buscando “algo” solo que no sabía qué.

—Espera. —hablo Lev girándome a comprobar cómo me encontraba y sus ojos recorrieron mi rostro, de seguro observando como mi piel se había vuelto roja, aquello pasaba de vez en cuando.

—Es solo…  —no tenía excusas, yo no conocía tan bien mi cuerpo, de hecho, sentía que nunca lo conocería bien… yo misma era ajena a él.

—Recordaste un sueño. —levanto la mirada observando a la pareja que sintió su mirada y dejaron de besarse para observarlo ambos igual de anonadados.

—Si. —respondí sintiendo el frio que él traía junto a mí, envolviéndome a mí misma en él.

—Bueno, entonces será mejor que lo olvides pronto, no queremos problemas, ¿verdad?.

—Si.

—Que agradables palabras Lev. —apareció Nat y me paso un helado por lo que lo vi molesta ya que se había comido la mitad del chocolate que adornaba el barquillo— y hoy hace calor.

—Las clases van a empezar. —Lev ignoro a Nat pero él no lo tomo como algo personal y me envolvió con un brazo después de que yo recibiera el helado para conducirme al salón de clases.

—¿Qué tipo de sueño fue?

¿Qué tipo de sueño era?

No estaba segura porque era algo extraño.

Yo había estado en lencería vergonzosa sobre una cama esperando a que la puerta delante mío se abriera pero cuando lo hacía era como cerrar los ojos y al siguiente momento alguien me besaba tan abrasadoramente que sentía mi cuerpo derretirse con cada milisegundo.

Mi sueño era extraño no por el beso sino por lo que venía después…

—Yo era tragada por unos ojos azules —respondí la pregunta de Nat y él me observo confundido así como yo— y tenía ganas de llorar, de pedir perdón, desaparecer pero no quería quedar olvidada.

—¿Es ese tipo de sueño? —pregunto Lev y yo asentí con la cabeza sabiendo a que se refería.

Entramos a la universidad y mis mejores amigos caminaron a mi lado hablando de otra cosa, de una charla absurda mientras que mi cabeza trataba con todas sus fuerzas de olvidar aquellos sueños.

Yo soñaba a menudo, casi todos los días y mis sueños era de una persona que parecía ser yo en el pasado, en ocasiones tan real que… podía saborear la sangre en mi boca.

Lev me acompaño a mi clase pero no ingreso porque a él le tocaba otra y Nat había desaparecido hace un buen rato dejándome sola con los amigos de mi salón. Estaba estudiando música, una manera común de llamarlo porque me encontraba fascinada con el piano, simplemente con el piano.

Era absurdo pero era lo único que me llamaba la atención a parte de la comida y la simpleza.

—Hola —apareció un chico nuevo y se sentó a mi lado frente al piano de cola.

—Hola —respondí de vuelta y lo contemple.

Era tonto ser tan superficial pero lo primero en lo que me fijaba siempre era en los ojos, como aquel muchacho que para mi sorpresa los tenia azules.

Sentí una suave presión en mi pecho con la familiaridad del color y sonreí de vuelta cuando él lo hizo contemplando poco a poco sus facciones, unas proporcionadas con una contextura más delgada de lo que esperaba y su cabello un poco largo.

—Eres Lae, ¿verdad? —Aglae, quise corregir mentalmente pero sonreí de todas maneras.

—Sí, ¿tú eres?

—Johan —respondió sonriente.

—Johan —repetí saboreando el nombre en mi boca pero se sintió de nuevo mal.

Había tantas cosas extrañas en mi forma de ser que a menudo me encontraba irritada conmigo misma. Como había pensado antes, lo primero que me fijaba era en los ojos de una persona y después pasaba a analizar su cara buscando que concordara con los ojos que llevaba, cosa que no se veía mal en la mayoría de las veces, pero si incorrecto para mí.

Lo siguiente que trataba de encontrar en alguien era su nombre, como si tuviese algún poder para avivar la memora pérdida que escondía pero como la mayoría, casi siempre de las veces no funcionaba, solo me limitaba a seguir probando.



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En el texto hay: demonios, elfos, principes y princesas

Editado: 05.01.2020

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