El secreto de los dioses

Capítulo 2

Santiago despertó dentro del cuarto increíble, se podía ver la luz del sol entrar por las ventanas y todo lo que había pasado en la madrugada parecía un sueño extraño, se levantó de la cama, y comenzó a alistarse para poder salir a pasear con los Underwood, pero al salir del cuarto encontró a Víctor, Santiago preguntó por los Underwood, a lo que Víctor respondió con una negativa, le indicó que era hora de vestirse para poder ir al colegio, y le entregó un uniforme para que se cambie.

Al salir de la mansión Underwood, Santiago vio a un hombre alto, de tez oscura, parecía un atleta con experiencia, vestía un traje de color azul de forma muy elegante, a Santiago le llamó la atención el adorno de la corbata que lleva, parecía recordar que lo había visto antes, la forma le recordó a uno de los objetos que llevaba uno de los dioses, lo que lo hizo recordar lo que sucedido en la madrugada de ese día.

-Buenos días joven Underwood.

El hombre sonrió a Santiago, y le indicó que lo siguiera con la mano, Santiago miró a Víctor, pero este había desaparecido, regresó su mirada hacia el hombre de traje azul quien pareció entender la desconfianza de Santiago.

-Joven, me disculpo, me llamo Erick Griffin, soy un amigo de tus padres y desde hoy seré tu tutor académico personal.

Caminaron juntos hasta un auto blanco, Santiago pudo ver que era un BMW, aunque no pudo distinguir el modelo, luego de subir en el carro el hombre que aún no se había presentado arrancó el motor y salieron del patio hacia la ciudad.

Santiago no podía creer lo que veía, se encontraba en dirección a un castillo que flotaba en un pedazo de tierra, su mirada de asombro cambia entre el castillo y Sr. Griffin, era increíble lo que veía, su mente se llena de ideas locas y comenzó a pensar que alucinaba, pero al parecer el Sr. Griffin notó lo que le pasaba y dijo.

-Joven Underwood, no está loco, esto es real, pero los humanos que no son bendecidos por los dioses no pueden ver tras del velo, no se asuste ya estamos llegando.

El carro paró en lo que parecía un parqueadero gigante que se veía normal.

Al bajarse del automóvil apareció un hombre de estatura baja, su rostro parecía endurecido y su barba poblada le daba un aspecto de capitán pirata, vestía un traje elegante lo que a Santiago le parecía un poco extraño dado que el hombre sostenía en la mano un hacha de guerra, al ver al Sr. Griffin y a Santiago, el hombre sonrió de una forma macabra y dijo.

-Bienvenido, bienvenido, así que este es el joven Underwood.

El hombre examinó a Santiago de pies a cabeza y luego elevo la mirada al cielo, como si esperara algo de este. Luego de un minuto, que a Santiago le pareció eterno, el hombre miro al Sr. Griffin y dijo.

-EL joven recibió la bendición de todos, sorprendente, ¿Sr. Griffin, usted será el tutor? 

Santiago miró al Sr. Griffin quien con una sonrisa en el rostro respondió que sí. El hombre del hacha se presentó con un nombre extraño.

-Joven Underwood, soy Agamenón, director de la escuela mágica para semidioses y dioses menores.

Santiago lo saludó tomando valor de quien sabe dónde. Siguieron al director hasta una cuadrilla dorada que era tirada por un par de caballos alados, subieron en ella y se encaminaron hacia el castillo.

Estando cerca del castillo Santiago pudo observar que en las torres principales anidaban grifos, el castillo parecía echo de oro sólido y en la puerta se podían ver unos hombres en relieve que se movían para simular una batalla.

Cuando pasaron las puertas Santiago miró con asombro como todo dentro del castillo parecía ser una ciudad antigua griega, esas que se pueden ver en pinturas.

Agamenón les indicó que los sigan hasta un templo en lo alto de una loma, en donde se encontraba un búho gigante, su aspecto era imponente y el color de sus plumas lo hacían brillar como si fuera de plata, el pico parecía de bronce y sus ojos eran completamente blancos.

El búho giró la cabeza hacia Santiago, extendió sus alas y voló hacia el cielo, regresó con un sobre que entregó a Agamenón.

Agamenón vio el sobre y su ceño se frunció, vio a Santiago y comenzó a gratar con furia.

-Esto es imposible, debe ser un error.

El Sr. Griffin le pregunto a Agamenón por el estado de ánimo que tenía, por lo que este miró a Santiago y dijo.

-Este muchacho no es un dios menor o un semidios, nadie divino responde por él, es el primer mortal que entra a esta escuela esto debe ser un error, esto no puede pasar.




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