El secreto de los dioses

SANTIAGO: Capítulo 13

Atlas les dio la ubicación de las Grayas, aunque fue de forma extraña, según Atlas Pegaso los llevaría si le pedían con amabilidad que los lleve donde las tres hermanas.

El bosque era aterrador, pero encontrarse con un gigante de casi 5 metros que está diciendo que serían la cena le pareció a Santiago escalofriante, sin pensarlo convocó a su espada y escudo mientras veía como el gigante se levantaba de unos escalones con una espada dorada listo para pelear y matarlos para la cena, Santiago vio a Calipso quien para suerte de todos no parecía interesarle al gigante.

La espada del gigante golpeó a Santiago por sorpresa, pero gracias a su escudo solo pudo sentir el dolor del golpe, dejó de pensar en Calipso la cual parecía estar a salvo y se concentró en el gigante. El escudo protegía muy bien a Santiago de los espadazos que lanzaba la criatura, su risa era intensa como si buscara sangre y sus ojos estaban llenos de locura, Santiago blandió su espada, pero el gigante la paró con un golpe de su espada. Los movimientos del gigante eran rápidos y con precisión, la batalla era buena, Santiago comenzó a sentir algo en su pecho, un deseo de atacar, un deseo de ganar, un deseo de cortar a su enemigo. El gigante lanzaba golpes con su espada y Santiago los paraba con su espada y escudo, las armas sacaban chispas cada vez que se golpeaban. Santiago transformó su espada en una lanza que alcanzó apenas el pecho del gigante cortándolo superficialmente, el gigante sonrío dibujando una mueca de dolor y gusto, como si el combate fuera su única alegría. Santiago sentía esa emoción, su visión comenzó a tornarse roja, su conciencia se ahogaba en un mar de locura, Santiago sentía como dejaba atrás sus ideas para ser remplazadas con instinto puro de batalla.

Los golpes de espada resonaban por todo el bosque, a lo lejos Santiago podía escuchar unos gritos lejanos. El gigante pretendía tener ventaja por su altura y fuerza, pero para Santiago se movía torpemente, cada uno de los peleadores daba la mejor batalla.

Santiago recibió con mucha fuerza un golpe, lo que hizo que cayera de espalda quedando tendido en el suelo, el gigante intentó aplastar a Santiago, pero este pudo rodar pegando con el escudo en el dedo pequeño del gigante. La pelea parecía estar emparejada, ni Santiago ni el gigante retrocedían en la batalla, Santiago se levantó transformando su espada en un lanza para tener mayor alcance en sus ataques, el gigante lanzó su espada en un acto desesperado para que Santiago se distrajera, la espada cortaba el viendo mientras con gran velocidad se dirigía a Santiago que a duras penas pudo levantar el escudo a tiempo para cubrirse, esta acción desvió la espada del gigante hacia un lado de Santiago cayendo de punta y clavándose en el suelo boscoso, Santiago con mucha dificultad pudo sostenerse de pie cuando sintió el peso del gigante contra su escudo, la presión fue tan grande que al final sus piernas cedieron para dejar a Santiago inmóvil en el suelo.

El gigante tomó su espada y acercó su cabeza hasta quedar junto a Santiago para decir.

-Luego de matarte iré por la mujer, y la convertiré en mi esclava personal, será mi botín de guerra.

Santiago sintió en su interior un enojo que crecía más y más cada segundo, los gritos de las ancianas distrajeron al gigante dejando que Santiago escapara, trasformó su espada en una lanza y la atravesó por las rodillas del gigante, que cayó al suelo arrodillado. Ahora la lanza se había conversito en una guadaña, Santiago tenía la intención de cortar la cabeza del gigante, pero algo lo detenía y alejaba del gigante, luchaba contra una sombra que gritaba algo inentendible para Santiago, hasta que todo comenzó a aclararse, vio a Calipso cerca de él, sus ojos estaban llenos de miedo y de sus labios salían palabras de calma, Santiago observó la guadaña y recordó su intención, sintió un golpe en el pecho, la culpa de casi matar a alguien de esa manera lo estaba consumiendo.

Santiago caminaba torpemente por el bosque mientras era jalado por Calipso, su mente estaba llena de pensamientos que no le permitían ver lo que estaba al frente, ni entender lo que hacía, no entendía por qué su reacción, pero todo esto dejó de importar cuando de la nada vio la mano de Calipso que se acercaba con gran velocidad para impactarse contra su cachete, el golpe le hizo entender que seguir así solo preocuparía a Calipso.

Luego de salir del bosque y volar sobre Pegaso por un tiempo, Santiago se enteró que el gigante era Crisaor, recordaba que era uno de los hijos de Poseidón, y esperaba que se pudiera recuperar, aunque no sabía si había hecho bien en quitarle el ojo a las Grayas y dejar por un tiempo al gigante sin piernas.

Cuando llegaron a una ciudad Santiago comenzó a sentir más alivio, aterrizaron en un parque no muy poblado y al encontrarse con un viejo este les indicó donde ir para descansar.

La noche había sido un suplicio para Santiago, recordaba el momento en que casi comete asesinato, lo que lo dejaba intranquilo, se preguntaba que era esa sensación de alegría en la batalla, y luego el deseo de venganza que le provocó el anhelo de asesinato. Su sueño fue extraño, se encontró en medio de una gran batalla entre un hombre de aspecto fuerte, su cabello largo y recogido le daban el aspecto de roquero, vestía una pechera con relieves extraños y un escudo de madera y bronce, su espada brillaba por el sol cada vez que la blandía contra el contrincante, un hombre de igual fuerza, de cabello corto y con barba, a diferencia de su oponente su armadura era brillante al igual que su escudo, en su otra mano cargaba una lanza de tres metros. El combate era intenso y ninguno de los hombres parecía retroceder, luego de un tiempo la batalla terminó, Santiago vio como el hombre de aspecto roquero mató a su contrincante de una forma cruel, y luego de ello lo arrastró por la arena.




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