El día había comenzado con un gran estruendo, al salir hacia el salón para desayunar Santiago vio como unos cíclopes trabajaban en un terreno, al verlos Santiago se estremeció, era increíble ver que su trabajo casi estaba culminado, mostrando un imponente campo de batalla en el cual él y su rival pelearían. Samuel lo esperaba con el brazalete puesto, su cara mostraba un poco de decepción, pero tenía una sonrisa burlona como siempre, Santiago le preguntó que le pasaba, a lo que él contestó que descubrió que el brazalete solo funcionaba cuando llegaba la noche.
Santiago se separó de Samuel para que él vaya a la mesa que le correspondía, y fue a hablar con Quirón sobre el combate, intentando evitarlo de alguna forma, pero Quirón le dijo que cuando el combate es declarado no se puede rechazar, por honor y gloria. Estas palabras fueron como un interruptor que movió algo dentro de Santiago, su deseo de batalla y gloria regresaron, no veía cuando comenzar con la pelea lo que hizo que su desayuno fuera insípido, veía a David quien hablaba con Anggie de forma muy cariñosa, su mente comenzó a planear una estrategia, algo que le ayudaría a vencer, con facilidad y sin mucho esfuerzo.
El desayuno terminó y todos fueron al campo de batalla que habían preparado los cíclopes.
David y Santiago llegaron al centro de un pequeño terreno, se podía sentir la tierra liviana. Santiago se enteró que las batallas debían ser con vestimenta tradicional. David llevaba puesta una túnica de color azul claro, la coraza que protegía el torso de color plateada con relieves que dibujaban caballos, al igual que las tobilleras, sus sandalias era de un blanco espuma, el casco era plateado sin mucha decoración, mientras que Santiago había recibido de los tres cíclopes una armadura hecha a la medida, la túnica blanca como el cielo, mientras que la coraza y el casco eran de color negro con relieves dorados y plateados, las tobilleras rojas brillantes y las sandalias de un color marrón oscuro.
David entró en el campo con una espada y un escudo de colores plateados, movía la espada como si fuera un experto y cada tanto golpeaba su escudo como llamando la atención de los espectadores. Santiago miraba su comportamiento desando que comience le batalla, Quirón se puso en el medio de los dos y pidió que levantaran sus espadas, Santiago y David hicieron caso y las espadas comenzaron a brillar, como si llevaran una protección, Quirón se alejó de la pista de batalla, y Agamenón indicó que el duelo iba a comenzar.
Las espadas chocaban con gracia mientras Santiago y David sentían el disfrute de una batalla, los espectadores veían el combate como hermosa danza que sería mortal si las espadas no fueran encantadas para no cortar, uno de los golpes que lanzó David le dio en uno de los brazos de Santiago, el golpe era tan doloroso que sentía como si lo hubiera cortado. Santiago asestó un golpe en el muslo lo cual hizo tambalear a David por un instante, los jóvenes se alejaron para revalorar sus acciones, parecía que estaban al mismo nivel de combate. David intentó moverse pero el golpe en la pierna no lo dejó hacerlo. Santiago sentía el dolor del brazo, pero esto solo avivó su sed de batalla, pero su mente se llenaba de estrategias que no le permitían perder la razón como cuando peleo con Crisaor.
El combate estaba en su apogeo cuando dos nieblas de color rojo y la otra verde azulado aparecieron, Ares y Atenea miraban el combate con gran interés, mientras todos los que observaban el duelo se sorprendieron al notar la presencia de los dioses. Ares comenzó a gritar como si estuviera en un juego de futbol, su vestimenta cambiaba de armadura griega a un uniforme de equipo, un guante de número uno apareció en una de sus manos, mientras que en la otra se podía ver un gran vaso de gaseosa. Atenea por el contrario parecía más serena, su armadura se transformó en un traje muy elegante, una computadora apareció frente a ella donde comenzó a escribir creando unas pequeñas tarjetas que se repartían a todas las personas del lugar. Agamenón se acercó a los dioses para pedir que no distraigan a los combatientes, las deidades vieron a Agamenón y luego a los combatientes que seguían batallando, se podía notar que David y Santiago sentían una ligera distracción por su presencia, los dioses se calmaron un poco y el duelo continuó.
Santiago lanzó ataques firmes que David podía esquivar con dificultad, David dio un salto hacia atrás y luego levantó su espada, ésta comenzó a transformarse en una serpiente de agua, la velocidad de la serpiente era tan impresionante que Santiago no pudo ver cuando lo capturó, el apretón era tan poderoso que se le hacía difícil respirar, la visión se le comenzaba a nublar y perdía la fuerza en sus brazos, su mente comenzó a perder el sentido, pero una imagen se formó en su mente, un hacha martillo llena de fuego, apretó su espada con la poca fuerza que tenía y pudo sentir como la espada se transformaba en el arma que había visto en su cabeza. El agua comenzó a perder fuerza mientras salía vapor de ella, una explosión de vapor dejó en libertad a Santiago mientras Ares y Atenea se miraban extrañados.