El secreto de los dioses

CALIPSO: Capitulo 16

Calipso se despertó de un sueño extraño, aún podía recordarlo, las planicies desoladas y llenas de muerte, los árboles marchitos daban un aspecto lúgubre, las nubes grises no permitían pasar la luz del sol, pudo ver como se levantaba de la tierra un hombre, en su mano cargaba una pequeña caja de color blanco que contrastaba con el paisaje, el hombre caminó buscando algo, se arrodilló y levantó otra caja de color negro, que se camuflaba perfectamente con el paisaje. El hombre comenzó a avanzar hacia  Calipso con las cajas, cuando estuvo frente a ella dejó las cajas en el suelo y fue en busca de algo más, Calipso miraba las cajas que eran idénticas si no fuera por los colores, en la tapa de cada caja se podía ver una esfera con forma de ojo, Calipso levantó la mirada para ver al hombre que se acercaba con un objeto en la mano, una cadena de oro y plata qué sostenía un dije hecho de los cuatro elementos, se podía ver la forma de un espiral que comenzaba con el elemento tierra seguido del elemento aire, luego el elemento agua y en el centro de la espiral terminaba el elemento fuego. El hombre rodeó las cajas con la cadena y estas se enterraron en el suelo, el paisaje comenzó a cambiar y el hombre lloró, sus lágrimas eran pequeños diamantes que caían sobre el suelo antes muerto, pero ahora lleno de vida, las nubes comenzaron a permitir el paso a la luz del sol, un pequeño lago comenzó a aparecer, el hombre cayó de rodillas y gritó.

-Que la magia llene de vida a nuestros hijos.

El hombre comenzó a flotar y se transformó en una nube para quedar en el cielo.

De la tierra comenzaron a levantarse hombres y mujeres de gran tamaño, Calipso los podía reconocer, eran los titanes, que comenzaron a reinar en la tierra.

El sueño terminó abruptamente al escuchar el ruido de un carro en movimiento, Calipso sabía que no podía dejarse ver por los Underwood, pero cuando intentó escapar, Minerva la ama de llaves de la familia Underwood entró en el cuarto mientras decía.

-Srta. María Gabriela, es hora de comenzar con su entrenamiento.

Calipso no entendía a qué entrenamiento se refería, pero intuyó que debía ser algo de ama de llaves, siguió a Minerva hasta un campo en el jardín trasero de la mansión, donde las esperaba Víctor con armas y vestido con armadura griega.

Víctor les indicó que se cambiaran de vestimenta y para sorpresa de Calipso, quien ahora se hacía llamar María Gabriela la armadura que le pasaron era a su medida.

Calipso se puso la armadura y tomó una espada de color bronce, Víctor le indicó que todos los miembros de la servidumbre de la familia Underwood debían saber lo básico de las batallas, por lo que comenzaron el entrenamiento. Calipso nunca había tenido en sus manos una espada, pero sabía las normas de un combate, además de eso, también era buena en estrategia de guerras por lo cual Víctor y Minerva la elogiaron, en el combate no era tan mala, y por fortuna el movimiento de la espada se le hacía fácil, el entrenamiento duró hasta el mediodía, Víctor fue el primero en irse para recibir a los Underwood, y servirles, Minerva caminó junto a Calipso hasta el establo donde le indicó que alimentara a los caballos y cuidara del caballo del joven Santiago.

Cuando entró en el establo, Minerva comenzó a partir hacia la casa, Calipso empezó a llamarse a sí misma María Gabriela, dado que ese día se le había complicado el hacer caso cuando la llamaban por ese nombre, también había pedio que le digan Maga ya que esa era la forma en la que la llamaba el Joven Underwood, y Víctor y Minerva, aunque al principio no estaban de acuerdo con eso aceptaron al final.

Calipso estaba alimentando a los caballos cuando escuchó una pequeña voz que la llamaba.

-Hey, hey chica.

Calipso comenzó a buscar en la dirección de dónde provenía la voz, pero no vio nada, siguió con su actividad, pero volvió a escuchar la voz que la llamaba, viró tan rápido como pudo para ver como una sombra intentaba esconderse. Calipso tomó una linterna cerca y alumbró en la dirección de la sombra, para mostrar a una pequeña ninfa de lluvia, Calipso la reconoció, pero actuó como si no supiera que criatura fuera.

La ninfa miró a Calipso y le dijo.

-Hey, tu eres igual a alguien que conocí hace mucho.

Calipso le dijo que no podía ser, pero la ninfa se acercó mucho, luego de verla por un largo rato soltó un suspiro y dijo.

-Es verdad no puedes ser ella, pero tú te pareces mucho.

Luego la ninfa ayudó a cuidar a los caballos mientras conversaba con Calipso, quien se había presentado como Maga.

La ninfa le contó que hace tiempo, antes de que el dueño de la mansión fuera un hombre adulto la había secuestrado y llevado a ese lugar, también le contó que ese hombre tenía un destino que los dioses bendecían, un destino que le daba el favor de los dioses.




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