El Secreto de los Williams

Capítulo 5

Yo ya había dejado de reír, solo estaba observándola, pensando que debía de ser muy duro perder a su familia de esa manera y quedar sola, buscando la manera de ocultarse por miedo a que la mataran, ella se dio cuenta de que la estaba viendo y me miro, tenía unos ojos muy hermosos pero que se veían muy tristes me daba lastima verla en esa situación.

-¿Por qué me miras tanto? Me voy a terminar quedando aquí, si estar en tu casa significa que me vas a ver así todo el tiempo –Me dijo en un tono burlón y algo dramático.

-Solo que no puedo creer todo lo que pasaste –Le dije sinceramente resumiendo un poco mis pensamientos.

-Aunque me duela mucho tengo que aceptarlo porque no es como si pudiera regresar el tiempo eso es… Imposible –Su voz sonaba triste, se estaba quebrando y no tenía intención de dejar que lo hiciera.

-Oye… ¿Nos vamos? Recuerda que no estamos seguros de que esto de resultados así que mejor nos apuramos antes de que alguien…

No pude terminar de hablar porque alguien toco la puerta, los dos nos miramos con los ojos como platos, por un momento pensé que nos habían descubierto pero luego una voz hablo…

-Mia vine si estabas bien o si necesitabas algo no me has llamado ni nada así que pensé en venir a verte –Era el director estaba nervioso de que entrara y me encontrara ahí.

-Mark escóndete debajo de la cama –Me susurro y señalo la parte de debajo de la cama que le caían los bordes de la cobija y no permitían que se viera que había allí abajo– El no entrara hasta que yo le diga que lo haga así que escondiéndote de una vez.

-Ok pero cierra la ventana antes de que… -Se volvieron a escuchar golpes en la puerta– Lo dejes pasar o va a sospechar.

Acto seguido me agache para entrar y ella se quitó la camiseta que llevaba quedando en la parte superior de su ropa interior por una fracción de segundos me quede viéndola pero luego me escondí y escuche más golpes en la puerta.

-¿Mia estas bien, porque no abres? Escuche un ruido así que no debes estar dormida –Dijo el un poco preocupado y apurado por recibir una señal de su parte.

-Estoy despierta solo que… –Se quedó pensando que decir– solo que me estaba tomando una pastilla para dormir cuando tocaste y no te pude contestar.

-Ok, ¿entonces no necesitas nada?

-No gracias cualquier cosa yo te aviso.

-Bueno, descansa…

Y supuse que se fue porque no escuchamos nada, Mia se agacho a ver por debajo de la puerta para asegurarse de que no estaba, después abrió la puerta miro para los lados y la cerro. Me salí de debajo de la cama y me levante.

-Bueno ahora si sal tu primero y me esperas para irnos –Me dice y yo asiento.

-Ok pero vamos rápido no vaya a volver –Le dije y ella asintió.

Abrimos la ventana con mucho cuidado de no hacer ruido y salí, ella salió detrás de mí sacando unas cosas, cerramos la ventana y nos fuimos por el mismo camino por donde yo había llegado, llegamos al auto y nos subimos pero antes de irnos vimos una camioneta llegar a la parte trasera del instituto y vimos al director salir, me baje y le pedí a Mia que se quedara en el coche pero hizo caso omiso y m siguió. Nos escondimos detrás de unos arbustos cerca de donde estaban y nos pusimos a escuchar de qué hablaban.

-¿Dónde está? –Le pregunto al director un hombre que se había bajado de la camioneta.

-Está en la habitación ahora mismo pero no pueden llevársela –Le dijo el director y supimos que estaban hablando de ella.

-No te estoy pidiendo permiso para llevármela o no, así que necesito que te vayas a tu oficina y hagas que estás ahí como si nada revisando papeles.

-Pues no puedes llevártela porque acordamos que sería dentro de tres días y solo han pasado dos, hasta mañana nos veremos porque mucha gente está sospechando y he visto un par de camionetas pasar por aquí  que se quedan vigilando y claramente no son ustedes, o si?

-Nosotros no hemos venido, así que esperaremos pero espero que no me vayas a traicionar, porque ya sabes las consecuencias –Dijo el hombre de manera amenazante.

-No lo hare, te doy mi palabra.

Y el director y el hombre se dieron un apretón de manos y cada uno tomo su camino como si no se hubieran visto. Escuche a Mia jadear sorprendida por lo que había escuchado y sus ojos se estaban cristalizando por las lágrimas que amenazaban en salir.

-Mia… –Le llamo en un susurro para que me viera– No llores, estarás a salvo, ya… ya no estás ahí mejor vámonos para que puedas descansar.

Ella asintió y nos fuimos a mi casa.




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