El Secreto de Mr. Wood

Capítulo 4. Brooke

Brooke

Hacía ya media hora que había llegado a casa y aún seguía gritando en la almohada. La razón era sencilla, ¿cómo me había atrevido a ofrecerle un recorrido a mi profesor por el pueblo?, ¿que estaba loca?, ni yo misma entendía mi ofrecimiento de hace minutos, que para mí muy mala suerte había sido aceptado.

<<Admítelo, la sonrisa con la que te dijo que si te alteró>>, dijo mi conciencia burlándose de mi << ¿Ahora que sabemos la edad del profesor vamos a intentar conquistarlo?>> Cuestionó la otra parte de mi conciencia, logrando derrumbarme con esas palabras.

— Estoy loca — dije, levantando la cabeza de entre las almohadas.

— ¿Quién está loca? — Preguntó mi tía desde el marco de la puerta de mi habitación.

— Yo... — Murmuré.

— ¡¡Bueno!! Ahora ambas lo estamos — Afirmó guiñándome un ojo mientras comenzaba a tomar de nuevo su camino, seguramente a la cocina por más jugo de fresa.

Sus ocurrentes palabras lograron sacarme una sonrisa, ella siempre lo lograba, Helene Hill siempre había tenido un magnífico sentido del humor, lástima que eso solo lo supiese yo.

Ya no tenía caso llorar, mi propia bocotá me había sentenciado a pasar mi sagrado domingo junto a Mr. Wood.

Habíamos acordado encontrarnos a las 9 de la mañana, ni muy tarde ni muy temprano y si a él le parecía tarde no me importaba, yo no era exactamente una persona a la que le gustará despertar temprano y a esto le sumamos que maquillarme y usar outfits deslumbrantes tampoco era algo que me fascinará, en pocas palabras hoy me veía… Normal.

— Veo que fue un sacrificio levantarte de la cama, ¿verdad? — Preguntó esa escurridiza voz mientras me acercaba al lugar donde se suponía nos íbamos a encontrar.

— ¿Ahora nos tuteamos? — Respondí con diversión.

— Es obvio, seis años no son realmente una gran diferencia, ¿no? —Aseguro él en tanto abría la puerta de su auto para que entrará, y al mismo tiempo se detenía como si hubiera descubierto un misterio — ¡Espera! —dijo y yo me quedé quieta.

— ¿Qué? — Pregunté sorprendida.

— Solo tienes diecisiete ¿verdad? — Preguntó con cautela y con una mirada de extrema sorpresa, una que jamás había visto en mi vida — Voy a parecer un aprovechado, deberíamos dejar el recorrido para cuando seas mayor — Ni siquiera me había dejado contestar cuando él ya había hecho esa conclusión.

— Profesor —le dije—. Ya soy mayor de edad... — Me miró con incredulidad —me retrasé un año, por problemas familiares —. Eso había sido más creíble porque su expresión se había relajado (aclaro que sí era verdad).

— ¿No me estás mintiendo? — Preguntó y más que ofendida, me sentí divertida, parecía tan arisco a esa verdad que parecía un gatito asustado.

— No suelo mentir... — Aclaré — Y de hecho mi expediente del instituto debe comprobar eso — Volví a afirmar.

Él pareció pensarlo y procesarlo, mientras me miraba muy detenidamente, como si deseara leer mi mente y yo calmadamente devolvía la mirada intensa. Él no era el único que podía hacer eso.

— ¡Bien!! — Exclamó — Sin otro tipo de contratiempo deberíamos irnos — Menciono con voz cantarina, parecía que le emocionaba conocer Village Hills, raro a mi parecer.

Él había propuesto comenzar desde la entrada al pueblo, quería conocer cada calle del lugar.

— Comencemos aquí, profesor… — Dije cuando ya estábamos por llegar a nuestro primer destino.

Él hizo una mueca de escalofrío con diversión.

— No quiero coquetear Brooke, pero es raro que me llamen Profesor un domingo por la mañana — Por un segundo no había entendido, ya que eso era lo que era para mí, mi profesor.

— ¿Entonces? — Cuestioné.

— Llámame, Asher — propuso con una linda sonrisa en sus labios y hay algo que debo confesarte a ti que estás leyendo… ¡¡Él poseía esa arma letal!! (No mal pensadas “esa” no), tenía un tentador e inocente hoyuelo en la mejilla izquierda, eso me derritió.

— Yo te llamaré Brooke de ahora en adelante, excepto en la escuela, ¿sí? — Para mí, él solo había movido los labios, porque mis ojos estaban observando detenidamente ese pequeño pero lindo detalle.

— ¿Brooke? — preguntó mientras agitaba su mano frente a mí para qué reaccionará.

— Sí... c-claro — respondí torpemente.

¡¡Qué vergüenza!!

Asher no le había tomado mucha importancia o eso pensé porque comenzamos a caminar nuevamente, y yo mientras intentado que el fresco aire logrará aliviar el sonrojo que probablemente había aparecido en mis mejillas.

Con él junto a mí ahora el día pintaba a que tendría que estar alerta cada minuto o podría sufrir un ataque al corazón tan potente como el de hacía minutos. Estaba claro que mis neuronas no estaban funcionando correctamente porque mis pensamientos se estaban disparando en muchas direcciones. (¡¿Yo qué hice para merecer esto?!)

Ahora conociendo un poco más de Mr. Wood, tengo muchas cosas claras, era muy inteligente, perspicaz, sarcástico, amigable, tenía mucha confianza en sí mismo, además era profesor, pero, también era Asher, El chico de más o menos un metro con ochenta y cinco, de piel perla, cabello castaño y ojos marrón con toques de verde y desde hoy podíamos agregar a la lista ese hoyuelo en su mejilla.

Aunque yo aún sentía que había más cosas por saber de él... quién podía asegurarme que no resultaría siendo todo un estuche de monerías...




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.