—La vi, vi a mi hija Edgar—pronuncié con un nudo en la garganta mientras mi novio que acababa de recogerme en su auto, me miraba asombrado. Era un hombre apuesto y elegante, 30 años, pelo castaño claro y ojos café, vestido con un traje negro, reloj costoso en su muñeca y un auto de lujo digno de su estatus social.
—Es tan linda, tierna y cuando la salvé en esa piscina sentí algo que se me hace casi imposible olvidar...—dije pensando en el rostro de la pequeña y recordando las veces que los había visto de lejos desde que descubrí que eran mis hijos. Hacía solo tres meses que mi padre falleció y en su lecho de muerte me confesó todos, como fue capaz de robarme a mis pequeños y acabar con mi vida solo para que yo hiciera lo que le diera la gana.
—Melissa, esto es una locura—afirmó Edgar mirándome, sacándome de mis pensamientos y luego devolvió la vista a la carretera.
—Ese hombre es rico—agregó.
—Yo también —lo interrumpí.
—El punto es que te será muy difícil obtener la custodia de los niños, los diste en adopción son sus padres legalmente—agregó .
—No los di en adopción, ¡me los robaron y lo sabes!, tú mejor que nadie lo sabes —exclamé mirando hacia afuera por la ventanilla .
—Ellos no saben eso. De hecho tienen un papel legal con tu firma cediéndole la custodia. Es tu palabra contra la de ellos . Y ellos tienen la ventaja de tener un documento legal a su favor y haber sido hasta el momento unos excelentes padres.
—Es falso, mi padre falsificó mi firma. Yo voy a recuperar a mis hijos Edgar, voy a ganarme su cariño y haré lo que sea que tenga que hacer para verlos crecer. Para que estén a mi lado.
—¿Incluso llevàrtelos de forma ilegal? —preguntó frenando en el semáforo.
—Sí, incluso eso si no me quedan más alternativas —afirmé—. Son mis hijos y me los llevaré como sea. Bastante tengo con que mi padre me los robara al nacer y me hiciera creer que murieron solo para que hiciera su voluntad y siguiera mis estudios, él pensaba que con dos niños no podría estudiar medicina y se creyó en el derecho de robar mis niños, me dijo que murieron,no te imaginas todos los años que estuve llorando por mis hijos—apreté mi puño con odio sin evitar contener unas lágrimas .
—Lo siento mucho mi amor pero tenemos que tratar de buscar una solución legal a todo esto y si algo hemos visto en todo este tiempo investigando a ese tal César adora a los niños y él tampoco dejará que te lo lleves tan fácil . —dijo Edgar yo solo recosté la cabeza en el asiento del auto mientras pensaba. ¿Por qué la madre adoptiva de los niños no hizo nada para ayudar a Sofi cuando se estaba ahogando? Solo verla parada allí sin hacer nada me dio ganas de abofetearla. Que tipo de madre ve a sus hijos en peligro y ni siquiera se asusta o no hace absolutamente nada para salvarlos...
**********************
César llevó a la niña a su habitación junto a María para que le pusieran ropa seca. La pequeña niña apretaba en su mano el dibujo empapado en agua que estaba próximo a romperse por la fuerza con que lo sostenía.
—Me dejas verlo cariño—pronunció sin que la niña abriera la mano. Él solo besó su frente.
—Te quiero mucho Sofi—agregó y la pequeña bajó la mirada—eso no va a cambiar nunca cariño —dijo saliendo enojado de allí a buscar a Margaret por toda la casa hasta encontrarla en la cocina bebiendo un jugo.
—Ahora fue que consiguió dormirse—exclamó hablando sobre el bebé. Va a ser trabajador igual que tú . Es que habría que ver ese bebé es tu copia, César, es exactamente idéntico a ti, sus ojos, sus...
—¿Por qué no hiciste nada para salvar a Sofi? —preguntó lleno de rabia, ira, odio.
—Amor, tenía al bebé en brazos ¿Qué querías que hiciera? ¿Dónde iba a dejar el bebé? Todo fue demasiado rápido . ¿Qué crees que podía haber hecho?
—Lo que habría hecho cualquier madre Margaret: Salvar a su hijo. Lo que hizo esa extraña que apenas conocía a Sofi y aún así se tiró a salvarla.
—Tenía al bebé Ares cargado, cómo iba a tirarme con él en brazos—se excusó
—Lo hubieras puesto en el piso...
—Estás loco, César. El piso está lleno de bacterias y parásitos y Ares es solo un bebé—dijo y César se acercó furioso a ella agarrando su rostro con su mano y obligándola a mirarlo.
—Sofi podría haberse ahogado y haber muerto. ¿Eso no te importa? ¡Responde, Margaret! ¿Eres tan mierda de persona que ni siquiera te importa la vida de tu propia hija? ¡Responde! —gritó mientras ella saltó del susto y se quedò mirándolo a los ojos.