El Secreto Del Cadáver

Capítulo 1

 —¿Y el de allá? —Camila señaló a un chico de pelo castaño —Todas están detrás de él.

Bufé y seguí comiendo mi yogurt con cereal. Todos los recesos eran iguales: Camila señalando chicos con los cuales cree que debería salir, Ashley coqueteandole a chicos tímidos; y yo, comiendo mientras regaño a Camila.

—Deberías preocuparte de estudiar, los exámenes no se harán por arte de magia y dudo que puedas reprobar otro semestre —Dijo Ashley mientras le daba una mirada impaciente a Camila.

Sentí la tensión desde el otro lado de la mesa, ellas no eran amigas, y yo lo comprendía. Mi mejor amiga soportaba a mi prima porque hace un par de semanas murió su padre, mi tío Benjamín. 
Camila era algo fría, pero entendía mejor que nadie la pérdida de un ser querido; así que luego de rogarle unas cuantas veces, aceptó que nos juntaramos con Ashley.

—Pues tú deberías decirle a Dakota lo que estas haciendo —La voz de Camila me sacó de mis pensamientos, estaba apuntando a Ashley con su dedo índice.

—Lo que haga o no, no te incumbe —Giró sus ojos y sostuvo su mirada en mi unos segundos.

—¿Podrían decirme a qué se refieren? —Pregunté con bastante intriga.

—Ashley se está follando a José —La respuesta de Camila me dejó desconcertada por unos segundos.

Intercambié mi mirada varias veces entre Camila y Ashley, la primera miraba con recelo a la segunda; y bueno, la segunda me miraba con arrepentimiento.

—Camila ¿Podrías dejarnos solas un momento? —Pedí casi suplicando. Ella asintió y le dió una última mirada a Ashley antes de salir de la cafetería.

—Dejame explicarte —Ashley dijo rápidamente — No es solo sexo, de verdad me gusta.

Ni siquiera la miré cuando dijo eso. Nunca he creído que una ex pareja forma parte de tu propiedad y por lo tanto, me daba igual si alguien cercano salía con ellos. 
Pero José, era un tema aparte. Él sufría de depresión y usaba su enfermedad para manipularme a su antojo, más de una vez me empujó o zamarreó y constantemente revisaba mi celular. 
Ashley conoce la historia y aún así, se lo folla.

—Me da igual si te gusta o solo te lo follas —Espeté en un susurro mientras miraba fijamente sus lindos ojos miel —Pero si te hace algo, por favor, denuncialo o pide ayuda —Ella arrugó el entrecejo, hasta podría adivinar que él se victimizó y me dejó como la enferma.

Sentí un fuerte suspiro de su parte —Como digas —Miró el reloj de su muñeca —Iré a mi clase de Historia.

Se levantó junto a su libro de Jaime Eyzaguirre y me brindó una sonrisa, luego desapareció por la entrada.

"17:47" Bufé a ver la hora, aún me quedaban 33 minutos de receso y no tenía ganas de leer sobre economía. Pero creo que no me quedaría de otra.

—Futuros abogados —El profesor Jaime se paseó por la sala de clases —Quedan dos días para las pruebas semestrales, y tendrán dos evaluaciones en mi ramo, en la primera entrará todo lo relacionado con Comunicación, desde la teoría hasta como se desarrolla en la vida social y la segunda —Nos dió una mirada seria con su perfecta postura y vestimenta —Será un informe individual, donde investigarán sobre los horribles casos que hemos tenido que apreciar en las últimas semanas. Ni siquiera tengo que explicarlo, ¿Verdad?

Claro que si tiene que explicarlo, no ve que me pierdo y si me pierdo me irá mal.

—Profesor —José levantó su mano y el profesor lo apuntó con la barbilla en señal de que podía hablar —¿Quiere que hablemos de los asesinos, los asesinatos o ambos?

Buena pregunta, semejante imbécil
Giré mis ojos, si había algo peor que tener que compartir clase con él, es que lo tenía en el puesto de mi lado.

—Excelente pregunta José —Alagó el profesor —Es libre, ustedes eligen si abordar las horribles muertes o sobre los maravillosos asesinos.

Escuché un "qué mierda" a lo lejos, seguido de pequeños susurros. Nadie, absolutamente nadie cuerdo diría que los asesinos de nuestra ciudad son maravillosos, sin considerar que matan de las formas más crueles posibles: A las mujeres les meten ratas por sus genitales y a los hombres les entierran tenedores y diferentes servicios en sus testículos. Eran unos enfermos sin piedad.

—Basta de susurros —El profesor volvió a su postura seria —Tienen exactamente seis días y cuatro horas para entregarme el trabajo, mínimo de diez páginas con introducción, conclusión y formato APA, eso es todo.

Tomó su maletín y salió de la sala dejándonos a varios desconcertados.

—¿Crees que el profesor tenga algo que ver con los asesinatos? —Me dijo mi compañera de la derecha, Yesenia.

—Espero que no —Respondí, la pregunta de mi compañera me dejó con fuertes palpitaciones en el pecho.

El timbre no tardó en sonar, y ví a mis compañeros de clase correr a la salida con cara de "por fin dormiré, gracias Dios". Recogí mis cosas e imité su acción.

Ví el auto de mi madre estacionarse a lo lejos en el recinto privado de la Universidad. Aceleré mi paso hasta estar dentro de este.

—¿Pasa algo? —Pregunté al subirme al auto, su cara estaba más pálida de lo normal.

No contestó y simpleme puso el auto en marcha, y así pasaron los minutos. No quise volver a preguntarle, pues  mamá era una persona con poca paciencia. 
Cuando estuvimos a minutos de casa, sentenció —Mataron a los vecinos  Tamara y César —Dijo sin despegar la vista del camino, juro que ni siquiera parpadeó.

Mi vista se volvió borrosa y mi corazón se aceleró unos segundos, no podía enfocar el camino; y peor, no podía creerlo. 
Tamara y César eran una pareja joven que esperaba su primera hija, habían llegado a vivir al vecindario hace menos de un año. Mi mayor miedo no era que vería a la policía día y noche por la cuadra, si no que probablemente, mis otros vecinos o nosotras, éramos las siguientes.

—¿Cómo murieron? —Pregunté con un hilo de voz —¿Qué les hicieron?.

—No hay certeza de nada —Aparcó el auto fuera de nuestra casa, se desabrochó el cinturón y me miro fijamente unos segundos —Pero no quiero hablar del tema —Bajo rápidamente del auto y dió un portazo al hacerlo. Le seguí rápidamente y entramos a casa.




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