Las horas en la oficina pasaron lentamente. El día había sido pesado, con reuniones interminables, cálculos que no cuadraban, y la presión constante de mantener todo en orden. Pero, a medida que la tarde se deslizaba hacia la noche, mi mente no podía dejar de volver al tema que me había estado acosando: Marcus. Mi jefe. Mi compañero de convivencia.
Lo que comenzó como una simple molestia en la casa, una incomodidad palpable, ahora parecía ser algo mucho más intrincado. Los roces entre nosotros se habían vuelto más frecuentes, pero también más… complejos. Me sentía atrapada, como si todas mis emociones estuvieran en guerra. Por un lado, no quería admitir que me estaba sintiendo atraída por él, pero por otro, algo dentro de mí no podía evitarlo.
De repente, la vibración de mi teléfono me sacó de mis pensamientos. Era un mensaje de "Invisible". Desde que comenzamos a hablar, sus palabras se habían vuelto un refugio, una forma de escapar de todo lo que no entendía.
*Invisible*: "Hoy fue un día pesado, ¿verdad? ¿Qué te pasa, Blair? Estás distante."
La pregunta me hizo detenerme. No quería compartir todo lo que sentía, pero al mismo tiempo, necesitaba desahogarme. El contacto con "Invisible" había sido, hasta ahora, una vía de escape, una forma de no enfrentar directamente mis pensamientos. Sin embargo, hoy, no pude evitar escribirle lo que me rondaba la cabeza.
*Blair*: "No sé si debería decirlo, pero… siento que estoy perdiendo el control de mis emociones. Todo lo que está pasando con mi jefe me está confundiendo. Me molesta, me atrae, y no sé qué hacer con eso."
Las palabras salieron casi por impulso, como un desahogo. No había pensado demasiado antes de escribirlas, pero sentí como si algo se liberara al ponerlo en texto. "Invisible" no tardó en responder.
*Invisible*: "Eso suena complicado. Pero creo que sabes que, al final, no puedes quedarte con la duda. Tienes que tomar una decisión, no seguir ocultándote detrás de todo eso."
Mis dedos vacilaron sobre el teclado, pero lo que me estaba diciendo "Invisible" resonaba en mi cabeza. ¿Debería enfrentar mis sentimientos? ¿Realmente estaba dispuesta a mirar a Marcus con otros ojos? Porque, aunque no lo quería admitir, ya no veía solo al jefe controlador que se metía en cada detalle del proyecto. Ahora, había algo más en su mirada, algo que me desestabilizaba.
Justo cuando iba a contestar, una nueva notificación apareció en mi teléfono. Marcus me estaba buscando en la oficina.
—Blair, ¿tienes un minuto? —me escribió.
Era el momento. Era hora de enfrentar lo que tanto había estado evitando. Respira. Estaba siendo irracional. Tenía que tratar de mantener la compostura. Pero, como siempre, algo en su presencia me hacía perder el control.
—Claro —respondí rápidamente, y antes de que pudiera arrepentirme, me levanté de mi silla y me dirigí hacia su oficina.
Cuando entré, la atmósfera era tensa, como si algo estuviera por cambiar. Marcus estaba allí, mirando sus papeles, pero había algo diferente en su postura. Sus ojos, normalmente tan calculadores, ahora parecían buscar algo más en mí, aunque no podía precisar qué era.
—¿Te pasa algo, Blair? —me preguntó, su tono menos profesional que de costumbre. Me di cuenta de que no estaba usando ese tono de superioridad que siempre solía aplicar cuando hablábamos del proyecto. Hoy, parecía más… humano.
Lo miré con desconcierto. ¿Por qué ahora? ¿Qué había cambiado? Sabía que en algún punto tenía que hablar con él sobre lo que sentía, pero no estaba preparada para hacerlo de inmediato.
—No sé a qué te refieres —respondí, tratando de disimular la creciente incomodidad. Mi mente estaba demasiado ocupada con la conversación de "Invisible" para poder concentrarme en la charla con mi jefe.
Marcus frunció el ceño, pero en vez de insistir, hizo un gesto hacia la silla que estaba frente a su escritorio.
—Si te parece, podemos hablar sobre el avance del proyecto. Pero me gustaría saber, también, cómo te encuentras… personalmente.
Las palabras de Marcus me sorprendieron. No esperaba que tomara la iniciativa de esa manera. ¿Estaba intentando entrar en mi vida más allá de lo profesional? ¿O tal vez ya sospechaba algo? Mi mente no dejaba de dar vueltas.
Sentí como si la conversación fuera una trampa sutil, pero también me di cuenta de que no podía huir más. Las palabras de "Invisible" me rondaban la cabeza, y algo me decía que debía abrirme, aunque solo fuera un poco. De alguna manera, había comenzado a confiar en él, y aunque no sabía su verdadera identidad, quizás estaba lista para ser un poco más sincera con Marcus.
—Lo que pasa es… —me detuve. Era como si una barrera invisible me estuviera deteniendo. ¿Cómo podía compartir mis sentimientos con alguien que, además de ser mi jefe, también había empezado a convertirse en algo mucho más complicado?—. Es solo que no entiendo cómo lidiar con todo esto. No quiero que mis emociones interfieran con el trabajo, pero… siento que me estoy perdiendo en todo esto.
Marcus, al escucharme, inclinó la cabeza, pensativo. Durante unos segundos, el tiempo se detuvo entre nosotros. No sabía si me estaba entendiendo o si solo estaba esperando que siguiera hablando. Algo en su actitud parecía diferente. Tal vez estaba empezando a ver la puerta entreabierta, la oportunidad de acercarse más.
—Blair, no tienes que hacerlo todo sola. Estoy aquí, no solo como tu jefe, sino como alguien que… —hizo una pausa, como si las palabras estuvieran atascadas en su garganta—. Alguien que te quiere ayudar.
Mi respiración se aceleró al escuchar esas palabras, porque no sabía si debía interpretar eso como una señal de apoyo o como algo mucho más profundo. Aun así, no me atreví a dar el siguiente paso.
—Gracias, Marcus —respondí, con la voz quebrada por la confusión que sentía. Estaba empezando a entender que, quizás, él también estaba luchando con algo, pero la distancia entre ambos seguía siendo un abismo difícil de atravesar.