Capitulo I
ACTUALIDAD
*-¡Ma! Ya llegué.- grité abriendo la puerta y soltando el bolso junta a la puerta.- ¿mamá?- Pregunté al no obtener respuesta.
“Debe de estar durmiendo”.- pensé mientras me hacía camino hacia su habitación.
-¿Mamá?- dije abriendo su puerta-. ¿Estás aqu...? ¡MAMÁ!- grité al ver su cuerpo colgado de una de las vigas del techo, desesperado trataba de ayudarla a bajar cuando de pronto sus ojos se abrieron asustándome y me observaron, solo que no eran sus hermosos ojos miel los que me veían, eran esos escalofriantes ojos de iris carmesí que venía viendo en sueños desde hace unas semanas.*
Desperté sobresaltado y sudando por quinta vez esta semana, no sé por qué siempre sueño con ese día en específico trato de olvidarlo pero se me hace imposible y todo empeora cada vez que esos ojos aparecen.
- Debo estar volviéndome loco - Giré mi vista y la centré en el reloj, apenas iban a ser las 5:00 am, suspiré cansado mientras me levantaba de la cama sabiendo que ya no podría volver a dormir.
Fui hasta la cocina y preparé café, me di una ducha para así poder despejarme.
Mientras me duchaba no podía dejar de pensar en esos extraños y escalofriantes ojos color escarlata, y también en por qué después de tantos años sin tener más que solo pequeños momentos en los que recordaba el día en el que descubrí muerta a mi madre, desde hace unas semanas atrás soñaba todas las noches con ese día, sé que nunca olvidaré como se veía ahí colgada, fría y con su piel de un color un tanto gris, pero prefería quedarme con los buenos recuerdos, ya no quería seguir soñando con ese momento de mi vida.
Al salir del baño me preparé para la universidad, no había dormido muy bien y estaba un tanto cansado, pero hoy por fin comenzaría y no podía faltar por nada del mundo.
Durante el viaje en autobús iba escuchando música y tratando de no seguir pensando en el sueño, esto no servía así que comencé a ver a las pocas personas sentadas a mí alrededor, pensando a quien dibujar, ¿Ellos habrán pasado una bueno noche o una mala como la mía? No sabría responder bien a esa pregunta, pero varios parecían tan cansados como yo me sentía.
Mientras observaba me fijé en una mujer, llevaba a un niño que estaba muy despierto y haciendo muchas preguntas en sus brazos, ella se veía muy joven y en sus ojos se reflejaba su cansancio, pero a pesar de eso se las arreglaba para ver a su hijo con mucho amor y responder sus incesantes e inocentes preguntas, eso me hizo recordar a mi madre y me sacó una sonrisa.
“Ellos serán mis modelos esta mañana” pensé comenzando a dibujarlos, sin darme cuenta que me habían ayudado a olvidar la pesada noche que había tenido.
Un rato después había terminado mi dibujo y comencé a ver el edifico en el cual comenzaría a estudiar, me levante acercándome a la puerta mientras esquivaba a las pocas personas que habían empezado a llenar el pasillo. Bajé del autobús y empecé a caminar hacia la puerta de entrada de la facultad de artes pero lo pensé mejor y me dirigí a la cafetería que se encontraba más cerca, cuando entré un delicioso olor a café y unas manos que se movían frenéticamente desde la caja me dieron la bienvenida.
- ¡Thomas!- gritó Natalie, la novia de mi amigo Alex-. Hola Tom, ¿podrías por favor decirle a Alex que me dé descuentos por ser su novia?
- Nat, ya te he dicho que no puedo, además hoy es mi primer día, aún no sé si tengo descuentos y hola Tom.
- Hola, ¿cómo les ha ido en vacaciones?-. Pregunté ya que no había hablado con ellos desde que habíamos salido de clases.- Natalie, no puedes ir por la vida pidiendo descuentos en cada tienda en la que Alex trabaje.
- Eso lo sé, solo lo hago porque me gusta molestarlo-. Me respondió ella sonriendo.
Alex volteó los ojos al escuchar eso y dijo.
- En cuanto a las vacaciones han sido geniales, fuimos a Manchester, a la casa de los abuelos de Nat ¿y tú qué hiciste?
- Pues estuve trabajando en la tienda de Albert-. Dije recordando las aburridas vacaciones que tuve, pero necesitaba el dinero, la pensión que me daban por la pérdida de mi madre sería hasta este año.
- No estuvo tan mal-. Aseguré al ver su mueca.
- Te creería si lo dijeras con una sonrisa al menos, pero bueno ¿Qué vas a querer?-. Me preguntó entrando detrás del mostrador.
Editado: 21.06.2019