El Sello: La Rebelión De Los Caídos

Capitulo 15: La Lista

Año 9.589 D. Bunker.

Han pasado cinco años desde que Ron y Markethe volvieron a ver al que en el pasado les había hecho tanto daño, al matar al padre de Ron; y también que los hermanos se cruzarán con Ëadrail y este último pudiera ver la fuerza de ellos.

 

En estos cinco años fueron muchos los acontecimientos que ocurrieron, la hermandad seguía con la creación de sus nuevos guerreros para poder defender al mundo de los Nephilim.

 

Ron seguía con un duro entrenamiento para controlar más aún sus poderes sin perder el control y no dejar salir un fuego de color verde que era devastador; por otro lada cada vez más entendía las palabras del maestro Sagga, solo que igual le daba miedo que pudiera ser otra criatura como había ocurrido años atrás; el Gran Maestro lo tenía cerca de él, habían quienes pensaban que el sería el heredero al cargo, debido a su esfuerzo con la hermandad y por ser el que se suponía era el más poderoso de todos.

 

Markethe había sido ascendido a Segundo Maestro de la hermandad, y seguía al mando del escuadrón elite de la hermandad, gracias a sus investigaciones y a las misiones del escuadrón se habían recopilados pruebas que los Nephilim estaban en la tierra interviniendo en la humanidad, él había puesto especial interés en Mizarth y cuando los hermanos no estaban entrenando o en misión él práctica con Mizarth para mejorar sus técnicas.

 

Varios países de los no alineados habían pedido unirse al consejo mundial gracias a los hermanos Patmus y su escuadrón, en el Éxito del Oeste había países que se sabía que estaban en conversaciones con Neipoy para hacer otro consejo mundial, entre esos estaba Tempat Lahir el país de dónde provenían los hermanos, que estaba en especial observación por el consejo mundial por diversas denuncias de violaciones a los derechos y de persecuciones a su pueblo.

 

Los hermanos cada vez tenían una reputación más grande, incluso hicieron que a nivel mundial el gremio Adelfuns tuviera más llamados de ayuda; Mizarth había ganado otro torneo mundial pero en ese no participaron ninguno de Neipoy cosa que había molestado a Alcorth porque quería la revancha con Njord, sobre todo después de enterarse de lo que hizo con Arthoriuz el padre de Ron; los hermanos sabían de lo que pasaba en su país y mantenían contacto con su padre ya que él había huido de su país natal por miedo a lo que podía hacerle el gobierno de ese país.

 

En Neipoy, Alice ya casi llegaba a su meta de crear el virus que le había pedido Ëadrail, sin saber que intensión es tiene realmente el con ese virus, pero en los últimos años se habían hecho más cercanos e incluso se podría decir que estaban enamorándose el uno del otro, cosa que molestaba al círculo íntimo de Ëadrail, por otro lado habían llegado dos visitantes a reunirse con Ëadrail, un hombre con aproximadamente diez años más que él, para conversar de asuntos que tenían que ver con los planes de Ëadrail de llevar orden al mundo.

 

— Señor, ya Galaroz llegó con su invitado — dijo el hombre con mirada de témpano.

 

— Diles que me esperen ya voy para allá — respondió

 

— Señor, cree prudente... — iba a replicar Njord con cierto temor en su rostro y su voz.

 

— Dije que esperen, yo estoy ocupado con la señorita Alice, ¿a la final quien es el gobernante?  — pregunto enfadado.

 

— Está bien señor ya les digo que esperen —

 

Njord salió del laboratorio y se dirigió dónde estaba Galaroz y el hombre de ojos verdes aguamarina.

 

Galaroz era un hombre de edad con el rostro bastante maltratado, usaba una toga con capucha cubriendo un poco su figura.

 

— Señor Galaroz, disculpe, pero Ëadrail está ocupado, dice que viene en un momento, disculpe — dijo el hombre sin miedo como era conocido en su nación, pero era evidente que tenía mucho miedo ante la presencia de ese sujeto.

 

— Mmm interesante espero que esa señorita no sea un obstáculo — dijo el hombre misterioso.

 

Los tres hombres esperaron veinticinco minutos para que aparecieran Ëadrail y Avâra por el pasillo para reunirse con ellos. Mientras tanto ellos habían estado conversando de los planes que tenían, donde Odrac era participe de todo, pero el país que podía permitir llevar a cabo lo que ellos querían era Neipoy.

 

Ëadrail pudo observar que los tres sujetos que conversaban a lo lejos poseía una luz particular en los ojos, cosa que le extrañó ya que nunca se la había visto a Njord.

 

— Muy bien caballeros pasemos — dijo el gobernante de Neipoy.

 

— Espero no haberlo distraído de una labor importante mi lord — dijo Galaroz con arrogancia.

 

— Aclaremos esto, ustedes vinieron a mí, y por recomendación o mejor dicho petición de Njord los he recibido, pero realmente no tengo por qué si quiera molestarme en recibirles una carta y mucho menos reunirme con ustedes dos, sin embargo, por respeto a mi comandante los recibí — dijo de forma directa y con poca sutiliza Ëadrail.




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