El Sello: La Rebelión De Los Caídos

Capitulo 18: Nace shadow killer

Había transcurrido una semana desde la arriesgada operación para rescatar a Lord Patmus y a su esposa. La situación era extraña, con Lord Patmus en estado de coma y Mizarth completamente ciego, sin que los dones de Miachyv pudieran revertir su condición. Alcorth se encontraba ausente, entrenando con Aedius en Cawdor.

 

Markethe convocó al escuadrón de Mizarth al salón de entrenamiento, y Valend lo llevó de la mano junto a los demás. Quzury preguntó a Markethe sobre sus planes, pero este guardó silencio.

 

Al llegar al centro del ring de combate, Quzury anunció: —General, aquí está Mizarth. —

 

—Muy bien, déjenlo allí y apártense, — ordenó Markethe.

 

Valend, al colocarse al lado de Markethe, inquirió: —¿General, ¿qué piensa hacer? —

 

Sin pronunciar palabra, Markethe se lanzó a una alta velocidad hacia Mizarth. En un instante, Mizarth sintió el impacto en su rostro y cayó al suelo.

 

—¿Qué demonios pasa? — exclamó Mizarth, alarmado y poniéndose de pie en guardia.

 

—Parece que efectivamente ya no sirves para la hermandad Patmus. ¿O quizás ya no eres merecedor de ese apellido? — comentó Markethe mientras giraba alrededor de Mizarth.

 

—¿General, ¿qué hace? — preguntaron los miembros del escuadrón, preocupados.

 

—No se metan. Debo comprobar si este ciego es merecedor de ser parte de la hermandad, — respondió Markethe.

 

—Basta, general. No podemos permitir que haga eso, — replicó Farani.

 

—Nadie se meta, o seremos Markethe y yo contra todos, — advirtió Ron desde la puerta.

 

Ante la amenaza de Ron, Markethe sonrió y continuó golpeando a Mizarth sin piedad. Cuando los miembros del escuadrón intentaron intervenir, Valkano, Ringo y Ron se interpusieron, impidiéndoles acercarse a Mizarth.

 

Valend apuntó su flecha a Ron y dijo: —Quítate del medio, o juro que la siguiente flecha irá directo al medio de tus ojos. —

 

Ron se mantuvo firme. —Markethe me pidió que impidiera que se metieran en esto. —

 

Mizarth, malherido, logró detener dos golpes consecutivos de Markethe, pero finalmente cayó al suelo casi inconsciente.

 

—Estás completamente ciego, pero puedo sentir en ti algo que podemos usar. Te haré ver sin ojos. Serás un maestro de las sombras. Nadie podrá saber de tu entrenamiento, de lo que hacemos ni lo que haremos. ¿Estás dispuesto a hacerlo? — dijo Markethe acercándose al oído de Mizarth.

 

—Sí, señor, — respondió Mizarth, abriendo los ojos. Había comprendido que su maestro lo estaba poniendo a prueba.

 

—Desde mañana empezaremos. Duerme bien, — dijo Markethe, propinando un último golpe que dejó a Mizarth inconsciente.

 

—Veo lo que quieres hacer, Markethe, y Mizarth es el indicado para tus planes, — comentó Sagga desde el plano al que lo habían condenado.

 

—Creo que me equivoqué al haberme negado a entrenarte. Quizás, cuando logre salir de aquí, deba hacer algo al respecto, — dijo Sagga para sí mismo, con una sonrisa en el rostro.

 

***

Al día siguiente, Markethe y Mizarth se encontraron en el cuarto de meditación, una habitación que aísla los sonidos del exterior. Mizarth estaba sentado en el suelo, y Markethe había colocado esferas levitantes que producían ruido.

 

—Desde hoy te alimentarás con los guerreros y dormirás en sus habitaciones. Tu entrenamiento será un secreto que no podrás revelar a nadie. Será agotador y exigente; solo descansarás en tu alimentación, cuando duermas, o si te mueres. Tendremos una hora de meditación por la mañana y otra por la tarde, — explicó Markethe.

 

—Sí, señor, — respondió Mizarth.

 

—Empecemos. Quiero que mires exactamente de dónde se produce el ruido, — indicó Markethe.

 

—Mire... ¿Cómo se supone que haré eso? — preguntó Mizarth con una sonrisa.

 

—Puedes voltear la cabeza en la dirección del sonido, pero tiene que ser exacto, — respondió Markethe.

 

Markethe comenzó a tocar las esferas, haciéndolas sonar cada minuto. Con el tiempo, Mizarth perfeccionó su habilidad para localizar los sonidos, pasando a la siguiente etapa.

 

En la tarde del tercer día, Markethe llevó a Mizarth a lo alto de una ladera con una vista impresionante. Desde allí, Markethe le enseñó a Mizarth a escuchar el mundo que lo rodeaba para recuperar su vista.




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