El sentir y el pensar de una sociedad aislada

Filosofar la muerte

 

La muerte no existe. Las más lozanas flores crecen al lado de las tumbas. Cada cuerpo que se disgrega es una fuente de energía y de vida nueva; y allí donde los ojos humanos ya nada ven, allí donde la ciencia impotente abre su signo de interrogación; allí donde la duda exclama «¡quién sabe!», la Fe contempla a la celeste mariposa del alma, que inicia su vuelo inmortal

H.P.Blavatsky

Todos algún día nos preguntamos sobre la vida y así como aquella, también a su supuesta polaridad, la muerte, y preguntarse por esta, nos lleva a indagar en todo lo que conocemos y lo que cuestionamos sobre nuestras vidas. Incluso es posible afirmar que el concepto de muerte, no solo llevará a nociones materialistas, existenciales y porque no melancólicas. Sin embargo que pasaría si tuviéramos la oportunidad de mirar a la supuesta muerte a la cara y admirar como hace su trabajo. Eso fue lo que pasó, claro, no de forma directa pero si la pude observar.

Una mañana de domingo había salido con mi mascota a pasear por la orilla del río, y como de costumbre al llegar a aquel sitio, le solté la cadena de su collar y ella rápidamente emprendió una carrera por el llano y sobre todo hacia un cachorro que se encontraba a lo lejos, es así que tuve que adelantar el paso para controlar que no sea tan grosera al momento de jugar. Después de aquello continuamos, yo con un paso lento y progresivo y ella como siempre, muy rápida y atenta de la distancia entre ambos, en ese instante, nos encontrábamos cerca de unos árboles, cuando pude notar que la Niebla (mi mascota) paró su paso y muy atenta miraba hacia un montículo de color marrón que se lo apreciaba a lo lejos. Tenía que acercarme, pero mucho más que, por la curiosidad, lo hice porque noté que ella se comenzó a comportar de una manera muy anormal y como si lo pensara, intentaba acostarse en ese montículo, es así que de un grito al aire le dije que: ¡no se acerque! ¡Qué se vaya! Por supuesto sabía que su comportamiento me decía, que lo que estaba allí, era de seguro algo desagradable, posiblemente basura en descomposición o un animal muerto.

Efectivamente al acercarme corriendo, observé que era un animal muerto, un ave conocida comúnmente como mirlo. Aquel animal no sólo llevaba algunos días en descomposición sino que su olor y su aspecto, emanaba una putrefacción que contrastaba con el lugar, rápidamente proseguí a taparme la nariz, pero por unos instantes pude darme tiempo para observar fijamente ese cadáver, y es cierto que en ocasiones es necesario unos segundos sublimes, para conectar con un mundo de reflexión, un mundo que subjetivamente proviene del interior, y en aquel espacio, es posible que se conmocione, y se afecte de tal manera, que es capaz de provocar un momento de impacto, como se lo diría en el arte, una experiencia estética.

La imagen que tenía en mi frente pudo provocar en mí que piense en varios aspectos de la vida, así como la tristeza, la melancolía, incluso la belleza, pero no fue hasta después cuando quedé inundado de una fuerza misteriosa proveniente de la naturaleza, ya que mientras veía como las plumas había tomado un color grisáceo, otoñal, propiamente de la etapa del año en donde caen las hojas y se marchitan. En su estómago se podía notar una efervescente materia de aquel animal, desprendiéndose en sustancias, unas líquidas, otras sólidas, otras incluso volátiles, como su aroma. En el centro de su cuerpo se dispersaba lo que parecía ser su líquido vital, incluso este había tomado un color diferente, de lo rojo, marrón que es normalmente, había cambiado a ese otoño oscuro, como si se combinara con las hojas caídas que habían a su alrededor. Precisamente en ese instante pude notar como un ser vivo, cumple en su ciclo de vida momentos semejantes a la macro visión del mundo, acerca de sus ciclos a lo largo del tiempo, incluso ahora, mucho más con tanto daño ambiental, el planeta ha cambiado en poco tiempo, mostrándose su evidente destrucción de bosques y ecosistemas, el derretimiento de puntos árticos del planeta, y peor aún el crecimiento invasivo de la comodidad del humano bajo el egoísmo causante de la destrucción del mundo.

Todo eso me recordaba como el tiempo no dictamina la vida sino que el ser dictamina su tiempo en la vida, pero no todo es otoñal, ni mucho menos es invernal donde prima la soledad y el frío. Hay también mundos primaverales, donde se origina y comparte la misma vida. En cuya imagen me acercaba más hacia preguntarme. ¿Qué hay más allá de la misma tristeza de la muerte? Y es cuando observé más de cerca al cadáver del ave, notando que en su alrededor era imposible mencionar que esté sola, en sus restos había un conglomerado de insectos de varios tamaños y formas, las infaltables hormigas en fila llevaban varios micro pedazos de sus restos, y por supuesto los huevecillos de las moscas ya eclosionadas, intentando sobrevivir en ese espacio funesto, ¡Qué maravilla dije! Al notar que mientras la muerte hacia su trabajo, la vida hacía lo mismo, pero en este caso la muerte de esta ave, fue un medio de alimento y energía para varias vidas en ese instante.

La muerte en este caso fue la vida para otros seres, quienes bajo sus características conviven en un mundo en donde nada se pierde, todo se trasforma, el ciclo se mantiene constante y la vida material no es la excepción, ese cuerpo se ha trasformado en la energía de varias bocas a su alrededor, he incluso ha formado parte de la misma tierra, como abono. Su esencia en si misma se ha distribuido a una esencia más grande que concebimos como nuestra tierra.

Y si tomamos que esa materia en funcionalidad ha pernoctado en un espacio diferente, cuyo vivacidad ha sido asignada a ser parte de un todo y se ha trasformado como energía vital para los insectos, es posible que llegáramos a sentir y a manifestar en nosotros algo de incomodidad, al pensar sobre la muerte en nosotros mismos o peor aún en nuestra sociedad. Es difícil asimilar que si al morir materialmente, nuestro ser como tal, ha desaparecido, sabiendo que incluso la materia que es energía, pase a ser parte del mundo. ¿Qué pasa con nuestros pensamientos y sentimientos? Ellos también se manifiestan a través de energía, por ello posiblemente lo sean también. ¿Qué  es lo que pasa cuándo logramos utilizar la consciencia humana como un medio para manifestar un respeto y convivencia por el mundo? En ocasiones se percibe que el olvidar es similar a la muerte, y así como un ave puede inmortalizarse en la sociedad como un ícono o símbolo de libertad, el ser humano posee las características de desarrollar en su ser, un autenticismo, portador de la voluntad para confrontar y aceptar a la muerte no como un proceso fatalista, aunque realista como es, sino que concientizar el cambio y progresión del mundo como un hecho natural, y así como existen varias filosofías como la andina quienes manifiestan la comunión con el mundo, han de existir puntos que valoren como axioma a la razón, sin embargo posturas diversas harán del ser un ser pensante, crítico de la realidad, aunque no es precisamente una verdad, sino que el punto de reflexionar sobre la muerte valora a la trascendencia del ser no como una limitación carnal y material sino que eleva hasta el punto de trascender en base a la consciencia en distribución hacia el mundo.




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