CAPITULO IV: EL SER INCOMPRENSIBLE

LA MISION PRINCIPAL DE TODA PERSONA

Al final a ninguna persona odio de todo lo narrado anteriormente, no hay rencor alguno de las personas que murmuraban de lo que fui una vez, me llevo años aceptar de lo que fui una vez; Lo que soy ahora, no soy una persona perfecta e imperfecta sino una persona que vela por su bienestar, ser proactivo y que solo quiere lo que una persona desea en esta vida…SER FELIZ.

Desde que nací, dios me puso con un propósito, dios mismo ya sabía lo que haría, lo que hago y lo que seré, dios mismo ya sabía cuántos cabellos tendría, y cual sería mi don; Fui denigrado por mi familia, pero nunca los odié, al contrario, les estoy demostrando lo contrario, muchos de mis compañeros que los consideraba los inteligentes del salón, terminaron lo contrario, pero siempre les deseo lo mejor a esas personas así como también les tengo mucho respeto, nunca sentí un rencor o celos hacia ellos si no que sean felices en la vida.

La vida te sorprende, nunca pensé que llegaría tan lejos o más bien sigo delante de la odisea, ¡señor y dios mío! Permíteme seguir adelante, no dejes que la ambición me nuble la razón, todo lo hago para ser un mediador, para ayudar a las personas desesperadas de sus problemas, que mis convicciones sigan presentes. He cometido errores y los seguiré cometiendo, soy un humano que se equivoca, cada día vivimos en pecado, pero prometo cada día en ser una mejor persona, en no caer otra vez.

Mis problemas son el día a día, pero no dejes que perturben tu paz y felicidad, todo ser humano busca su felicidad, permíteles buscar su felicidad, los que están desamparados ilumínalos mi señor para que encuentren la paz y la felicidad, nadie en este mundo nace para ser odiado u odiar a otras personas; Nadie nace con dudas, nadie nace con ser asesino, nadie implora la muerte. Solo tu ¡señor mío y dios mío! Conoces tu creación y sabes lo que necesitan, ruego por las personas que están en agonía o en depresión, ayúdalos, abrázalos y reconfórtalos para que encuentren la felicidad en ti.

En este mundo trajiste nuestra salvación y nacemos con la finalidad de ser felices, cuando nuestros papas nos compraban nuestros juguetes, nos llevaban a la playa, cuando jugaban con nosotros, no llevaban al parque, cuando nos felicitaban en graduarnos de las instituciones escolares, todo es un reflejo de la divinidad de dios, como una vez dijo un sabio “Dios es el ser que se manifiesta en los micro detalles de nuestras vidas” el mismo nos quiere ver felices, nacemos con la idea de vivir en un mundo de felicidad y de amor, con la persona indicada: en casarte, tener hijos y verlos crecer; En ese inter nos enamoramos de los detalles que nos pone dios; detrás de una vida hay otra vida dejando el legado como la misma felicidad, el amor que educamos a nuestros hijos y nietos.

La felicidad no tiene favoritos, nadie tiene más felicidad que otro, no se define a una persona rica con recursos o una persona pobre con pocos recursos, sino en lo que te rodea, lo que tienes y lo que nace en ti. Algunos tendrán hijos y casa, otros no tendrán casa, pero si hijos, la felicidad no se compra, se obtiene al nacer, es una naturaleza que se manifiesta en nosotros de diferentes maneras, desde que nacemos hasta cuando padecemos.

Esa es la única esencia que tiene el humano… la felicidad. Sacrificas todo para que tus hijos sean felices, sacrificas todo por tener tu paz y felicidad, nadie nace con la mentalidad de ser infelices toda tu vida, la felicidad y la vida es el mayor regalo y tesoro que dios te puede dar, vívelo, siéntelo, disfrútalo, ama lo que tienes y agradécelo a dios lo que te ha dado, somos una creación insignificante de dios que lo ha visto bueno y nos ama desde lo finito e infinito.