Wiltshire, Inglaterra (1861)
Era una hermosa mañana, de esas que despiertan tus ganas de salir y explorar todo a tu alrededor, los pájaros cantaban y solo se escuchaba el sonido de los arboles cuando la brisa atacaba pero en el caso de Ivette no podía darse el lujo de salir, pues debía bajar a desayunar. Todos estaban reunidos en el comedor solo esperaban por ella, su padre el prestigioso hacendado Gregor Chadburn estaba impaciente, la noche anterior comentó que tenia algo importante que decir y debían procurar estar todos presentes. Que Ivette tardara tanto era considerado un acto de irresponsabilidad. La joven doncella no perdió mas tiempo y bajó rapidamente las escaleras con Rossabel, quien era su compañia permanente, no era visto con buenos ojos que una joven no estuviera acompañada por su criada.
—Disculpen la demora— dijo en tono de disculpa al notar la cara de molestia por parte sus padres.
—Siempre haciendo la entrada triunfal con estilo, definitivamente eres de las que marca la diferencia Ivy, por cierto luces radiante cuando llevas el pelo así.— añadió su hermano Roger para calmar un poco la tensión y el mal humor que habían adoptado todos en la mesa por su impuntualidad.
Gregor lo fulminó con la mirada como si hubiese dicho alguna blasfemia, Sophie la hermana menor y Eva quien era la madre por otro lado no decían nada, solo esperaban a que Gregor procediera a hablar.
—Bueno ya estoy aquí, ¿Qué es eso tan importante que quería anunciar padre?—Su curiosidad empezó a crecer al ver que sus hermanos la miraban con preocupación y lástima... como si se avecinara una tormenta.
—Se trata de ti Ivette, tu madre y yo lo hemos estado pensando y llegamos a la conclusión de que ya es hora de que retomemos los planes de arreglar un matrimonio para ti—dijo sin vacilar.
El corazón le dio un vuelco, se le hizo un horrible nudo en la garganta al escuchar sus palabra, ni siquiera podía pensar en el delicioso desayuno que habían preparado esa mañana.
—No me siento lista padre, necesito más tiempo.— mientras miraba a su hermano Roger, buscaba apoyo, su padre siempre lo escuchaba. Estaba esperando que le dijera que por favor no hablara de eso, pero él le devolvió la mirada y negó con la cabeza como si lo hubiese ya intentado.
Gregor continuó hablando haciendo caso omiso a sus palabras y al final dijo —Lo siento, me pediste tiempo y te lo di, fui paciente contigo pero me temo que ya no tengo opción, tu hermano se casará en unas semanas, Sophie también se acerca a la edad de casarse, todos saben lo importante que es esto, es un deber para con la familia. Buscaré un buen hombre para ti, no...
No lo dejó continuar con sus palabras púes ya se imaginaba lo que iba a mencionar
—Entiendo perfectamente padre, no es necesario seguir— su voz denotaba incomodidad.
Sophie la miró con tristeza y asintió demostrándo que estaba de acuerdo con su rechazo a esta idea, ella y Marie su mejor amiga eran las únicas que comprendían la irritación al mencionar el tema.
El resto del desayuno fue en total silencio, el ambiente estaba cargado de tensión y nadie se atrevía a hablar para contradecir a su padre. Al final tomó una bocanada de aire, se levantó de la mesa y se dirigió hacia su habitación seguida de Sophie y Rossabel.
—Debe de haber algo que pueda hacer, mi padre siempre ha sido comprensivo conmigo— se dirigió a Sophie casi temblando.
—¿Acaso has visto su cara? No me parece que esta vez tenga planes de ser comprensivo, y no lo puedes culpar porque sabes que eso es lo que debe hacer, y sin embargo lo ha estado aplazando por consideración a ti.
Otra vez sintió ese horrible nudo en la garganta que decia que Sophie tenia razón, esta vez su padre estaba decidido a llegar lejos y no había nada que pudiese hacer para impedir sus planes. En esta sociedad era lo correcto que a su edad ya estuviese comprometida o casada, y ella no estaba en ninguna de esas posiciones.
Rossabel la miró, estaba anciosa por hablar pero esperaba el permiso de la joven para decir algo que por su expresion tenia que ver con el tema, esta le preguntó que sucedía.
—¿Pasa algo?—Dijo con curiosidad.
—Disculpe que me entrometa en sus asuntos señorita pero he escuchado a su padre hablando de su matrimonio, él aún no ha elegido un esposo para usted, de hecho aún no tiene a nadie en mente, solo le avisa para que esté preparada para los cortejos— dijo con timidez y luego se retiró a una esquina de la habitación.
Sus palabras dejaron pensativas a Ivette y Sophie, fueron como agua en medio del desierto, eso la ayudaba mucho a ganar tiempo. La menor de los Chadburn y Rossabel se retiraron de la habitación después de varios minutos. Cuando Ivette estuvo sola se acercó a la ventana, necesitaba respirar aire fresco y tranquilizarse pero fue en vano, nada podía calmarla en ese momento, muchas en su lugar estarían felices mientras que a ella solo le provocaba horror y una ola de malos recuerdos.
No lograba conciliar el sueño, la boda de Roger se acercaba a pasos agigantados y eso significaba un compromiso para ella, algo que definitivamente no deseaba, con preocuparse y vivir paranoica no lograba nada pero aun así no podía estar tranquila. Ni siquiera se por que se indignaba si los matrimonios arreglados y sin amor eran lo normal y más aún si pertenecía a una familia de hacendados como la de ella, el heredero de todo lo que poseia su padre era Roger, por lo tanto era ley que Sophie y ella se casaran con alguien igual de rico y continuar el linaje sin quedar desprotegidas.
La verdad es que no le importaba vivir sin comodidades si eso implicaba no casarse con un desconocido, la idea de estar con alguien a quien solo le importaba de que familia provenía le asqueaba, de seguro seria como los demás matrimonios, tendrían hijos y el conservaría sus amantes mientras que ella solo seria la esposa trofeo, siempre en el hogar dedicándose a soportar sus faltas y probablemente nunca seria feliz, Ivette no era muy soñadora pero digamos que si le tocaba vivir esto al menos hubiese querido que fuera soportable.