El significado de las rosas

Capítulo Cinco

Sin darles más vueltas al asunto volvieron a la celebración, todo estaba más animado, los hombres estaban reunidos tomando vino y hablando de politica. 
No habia rastro de Marie, al parecer habia subido a su habitación a tener aquella conversación acerca de la noche de bodas, su madre era quien debía darsela.

Gregor levantó la cabeza y observó a Ivette con un gesto imposible de descifrar. Era muy extraño que no se hubiese agarrado a golpes con Caden, conocía demasiado bien a su padre, estaba ocultando algo.

—Quite esa cara, actua como si la llevarán a la horca por besarme.

—No me lo recuerde, no fue chistoso que hiciera eso.

—¿Qué hice?—Preguntó con descaro—. Yo le di un abrazo amistoso y usted sé abrazó a mi como un animalito indefenso, luego la besé para romper la tensión.

Lo miró horrorizada, ¿estaba poniendo en duda que era una señorita decente?

Addie fue hacia ellos acompañada de Anna, miraba a Ivette de una forma despectiva, cualquiera notaría que entre ellas estaba surgiendo cierta rivalidad.

—Caden, tenemos que hablar.

Estaba enfurecido con ella, habia actuado de forma infantil, pensaba nada le daba derecho a meter las narices en su vida. Que fuera por el señor Chadburn mientras que Caden besaba a Ivette fue algo que jamás le perdonaría, él no quería ningún tipo de compromiso, Ivette le atraia pero no hasta ese punto.

—Lo haremos de camino a casa—. Dijo con un tono frío.

Tanto Ivette como Addie se miraban como dos fieras a punto de atacarse. Ivette quería por un momento olvidar que era decente y arrancarle los ojos, cachetearla hasta dejar su rostro deforme, mientras que Addie tenía los mismos pensamientos.

«Es imposible que me odies más que yo a ti» Pensó Addie al percibir la mirada acusadora de Ivette.
Anna por otro lado no parecia darse cuenta de nada, sencillamente no entendía lo que pasaba y tampoco tenía ganas de hacerlo.

—Señorita Ivette—Dijo Rossabel a su espalda.

Rompiendo el contacto visual con Addie volvió su atenció hacia la chica.

—¿Si?

Rossabel se acercó hasta que solo Ivette pudiera escucharla.

—Alguien quiere hablar con usted, supongo que ya debe imaginar que se trata de Dawson Miller, la espera en los establos.

Su corazón se aceleró, sentía un nudo en el estomago, ¿Que le diría? 
Quería negarse a su petición, quería mandarlo al infierno y decirle que jamás la buscara pero tal cosa no era posible, aún quedaban cosas pendientes, sin duda hablaría con él, quería escuchar todo lo que tenía que decir, despues de todo le debía una explicación.

—Vamos—. estaba decidida, por primera vez reunía valor para volver a verlo.

Estando todos centrados en la celebración no notarían su ausencia, hablaría con Dawson y volvería en seguida a mantener las apariencias.

De camino a los establos aún sentía ese nudo en el estomago, se preguntaba como sería estar de cerca con él, sentir su tacto, pensamientos que se disolvieron, aún sentía rabia hacía él, no ignoraría lo que pasó.

Allí estaba, oculto detrás de una sombra, aquellos ojos no podian apartarse de ella, por más que quisiera negar, aún quedaba algo... muy dentro.

—Estás tan hermosa como te recordaba, como has vagado en mi cabeza—. Con esas palabras se acercó, ella tragó saliva sin saber como responder, sus mejillas empezaban a enrojecerse.

Tomando la iniciativa se acercó hacia él manteniendo el contacto visual.

—Lo de mi apariencia es algo que ya sabía. Puedes empezar a hablar cosas coherentes o bien te puedes largar y no hacerme perder el tiempo.

Hubo un repentino destello de fuego en sus ojos mientras parecia estar pensando en algo, su mirada reflejaba culpa, arrepentimiento, las palabras de Ivette habian sido como cuchillos afilados.

—También estás diferente—. Dijo mientras apartaba el pelo de su cara, ansiaba tocarla aunque fuera por um segundo.

—No siempre encuentras lo que dejas, aunque creas verlo así,— Queria herirlo con cada palabra, que le doliera haberse marchado— Necesito que empieces a hablar o tendré que volver adentro.

—Se que debes odiarme pero las cosas no son como piensas, no me fuí por lo que pasó, sabes que jamás te haría algo así. Fui un tonto, pensé que jamás podría hacerte feliz, tu debias estar con un hombre que te merezca, luego me di cuenta que debía convertirme en ese hombre.
Regresé unica y exclusivamente a recuperarte.

Lagrimas rodaban por las mejillas de Ivette, aquellas palabras habían abierto una vieja herida que según ella estaba curada.

—¿Como hago volver esa confianza que se perdió?

—!Maldición Ivette¡ se que tu padre planea que te cases, yo no podría soportar verte al lado de otro hombre. Deja de lado el orgullo, permiteme demostrarte que lo nuestro es real, se que tu tampoco deseas casarte.

El enfado y el dolor de su abandono ardian en su interior, no hizo nada para ocultarlo. Dejó salir toda su ira. Se le fue encima golpeandolo en el pecho.

—Maldito, mil veces maldito, no tienes idea de todo lo que pasé y ahora regresas como si nada con palabras baratas esperando a que te perdone, eso si que es descaro.

El sostuvo sus manos mientras lloraban juntos. La abrazó con fuerza, había amado a aquella mujer con toda su alma, no iba a renunciar a ella tan facil. Solo estaba enojada, sabia que también le queria. 

Irse fue lo más tonto que pudo haber hecho pero sirvió para abrir los ojos y solo fortalecer más sus sentimientos por ella, esta vez no la perdería, haría lo que fuese.

—Debo regresar, si me ven contigo tendré problemas, y tú no vales un regaño de mi padre—. Dijo fríamente mientras se apartaba de él.

—Promete que pensarás las cosas.

Sin responder a eso, se marchó con Rossabel hacia el gran salón donde se encontraban todos, se preguntaba si aquellas palabras de Dawson eran ciertas, su corazón empezaba a debilitarse y tenia ganas de darle esa oportunidad que habia mencionado. 




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