El significado de las rosas

Capítulo Seis

Gregor aún estaba absorto en sus pensamientos, no entendía aquella repentina decisión de Caden. Se preguntaba si habían motivos ocultos, quería solucionar lo de su negocio, pero tampoco era tan desalmado para entregar a su hija así como si nada.

—¿Puedo saber a qué se debe este cambio de planes? Ayer dudaba y hoy quiere casarse lo antes posible. 

Lo miró directamente a los ojos mientras pensaba en darle una respuesta convincente. Aún estaba furioso por lo que había escuchado en el jardín, pero permanecer sereno sería lo más adecuado si quería convencer al señor Chadburn de que todo iba bien.

—Usted lo dijo, desde el principio mi interés por su hija ha sido evidente. Solo no quiero que corran los rumores de lo que pasó en su jardín, y si pasa que ya estemos casados.

Las palabras sonaban tiernas pero el rostro de Caden no tenia ese aspecto, dijo aquellas palabras como si lo estuviesen obligado.
Tampoco le hacia feliz casarse con Ivette, solo quería hacerla sufrir, se creía muy mala pero él jugaría mucho mejor.

—Muy lindo... pero esa explicación no me convence.

—Bueno, no quería tener que decir esto, pero usted no deja opción. Se bien lo de su hija con ese tal Dawson, a menos que quiera tener a una solterona deshonrada empiece a hacer lo que le digo. Le estoy haciendo un favor, sea agradecido y no me cuestione, mis motivos son lo de menos.

Tenía razón, Ivette no tenía muchas opciones en esos momentos. Si alguien se enteraba de lo que pasó en el jardín no la aceptaría como esposa, solo él podía hacerlo.

Gregor asintió con la cabeza, de inmediato enviaría un mensaje al padre, solo necesitaría de la presencia de él y Eva.

—Que conste que así no es como queríamos que fuese la boda de nuestra hija.

—Usted lo que quiere es alardear de que su hija será condesa, podrá hacerlo, pero no en mi boda—. Caden tenía un tono drástico, sus planes no eran que Ivette se sintiera especial, y también tenía otras razones para desear algo muy intimo.

El señor Chadburn no tuvo más remedio que aceptar, no estaba en posición de negarse, necesitaba este matrimonio y la ayuda que vendría con él. 

—Que así sea entonces.

—Solo tengo algo más que decir—, Centró toda su atención en Gregor, quería que prestara mucha atención a aquellas palabras.— Su hija tiene una loca idea de querer escapar, asegúrese de que eso no pase, luego de que sea mi esposa eso no será preocupación. Pase feliz resto del día, debo volver a casa, tengo asuntos que atender.

—Digale a mis hijas que solicito su presencia.

Salio hacia el Jardín y fue a por Anna, que estaba sentada junto a las chicas. Reían a carcajadas, menos Ivette que se levantó de la mesa y camino hasta donde se encontraba Caden.

—¿Ya pudo sacarle esa absurda idea a mi padre? Espero que esto que hablaron sea la solución, no sé como podría agradecerle, no sabía si confiar en usted pero ha demostrado tener palabra—. Ivette estaba ajena a lo que sucedía, pensaba que Caden había ido a romper el compromiso, estaba feliz, no tenía ni idea de lo que se avecinaba.

—Solo espero que le agraden las sorpresas.

—¿Bromea? es la mejor sorpresa que he recibido esta año, disculpe por todo lo sucedido, sus intenciones eran ayudar—. Aún no había entendido el sarcasmo.

—Tiene razón, lo eran—. La dejó con la palabra en la boca y continuó caminando en dirección hacia Anna.

Ivette lo siguió.

—¿Por qué me deja hablando sola?

No volteó siquiera a mirarla, solo continuó caminando, a lo que pensaba que responder, estaba enfadado, quería que Ivette se hiciera ilusiones y que luego su padre le soltara la noticia.

—Disculpe, es que yo no tengo nada más que decir.

Caden no solía ser tan descortés, era extraño que no estuviese coqueteando con ella.

—Ya que todo esto se terminó,  ¿dejará de frecuentar mi casa?

Estalló en una carcajada carente de humor, quería decirle él mismo que a penas era el principio, quería ver su cara cuando supiera que se casarían en dos días.

Ella lo miraba confundida, ¿habia dicho algo estúpido? por primera vez estaba siendo amable y  despreciaba el gesto, mientras caminaba a su lado el parecía no notar su presencia, el aire están cargado de tensión, hasta que Ivette decidió romper el hielo, pensaba que tal vez con lo que le diría volvería a ser como antes.

—Me equivoqué con usted, creo que podríamos ser amigos. No acostumbro a socializar con nadie, así que ya podrá entender mi actitud con usted al principio, suelo ser solitaría.

Volteó hacia ella quedando frente a frente, mirándola a los ojos le respondió cortante.

—Creo que eso no será posible. Por cierto su padre solicita que se presenten usted y su hermana en su despacho.

Ella detuvo el paso.

Anna se despidió de Sophie con aquel saludo típico de Francia, un beso en cada mejilla, caminó hacia Caden.

—Me alegro de que hayas hecho esto, era lo correcto. ¿Nos vamos ya?

—Si—. Fue todo lo que respondió.

Sophie se dirigió hasta donde estaba Ivette, ambas caminaron hacia la salida acompañando a los hermanos a subirse a su carruaje.

—Fue encantador verte otra vez Anna, esperamos que nos visites pronto—. Dijo Sophie con una sonrisa.

—Lo mismo digo, en cuanto arreglen algunas cosas pueden venir a visitarme.

Y así partieron hacia su casa, Caden iba en total silencio, sentía algo de arrepentimiento por haber decidido en medio de un arrebato. Por otro lado solo pensaba en lo hipócrita que era Ivette, sus palabras no podían tener sinceridad, no si pensaba irse con otro hombre y dejarlo en ridículo.

Tanto Ivette como Sophie fueron en seguida al despacho, su padre sostenía un pluma en las manos, parecía que acababa de escribir una carta pero no había rastro del papel, tal vez lo había mandado con aquel sirviente que iba saliendo cuando ellas llegaron.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.