El significado de las rosas

Capítulo Diez

Los dias en Wiltshire Court estaban siendo mejor de lo que esperaba, los sirvientes la querian mucho, Caden le hablaba más, a la hora de acostarse no habia mucha conversación pero su relación estaba mejorando, comparada a como era al principio.

Se estaba dando la oportunidad de conocerla, era muy diferente a todo lo que habia escuchado sobre ella. Addie también había hecho sus investigaciones.

—Necesito que seas más habil, si hicieras todo tal y como te digo ya hubieses terminado, inutil—. Addie le gritaba al chico que la ayudaba con el jardín.

Todo la ponia de mal humor, Caden y ella estaban distantes, le habia dicho que queria tratar de arreglar su matrimonio, eso implicaba las confianzas con Addie.

Ya le habia enviado una carta a su padre, le pedía ayuda para anular el matromonio de Caden, habia pasado un mes y ellos aún seguían comportansose como extraños, no se creia aquel cuento de que habían consumado el matrimonio.

Dejando el jardín subió a su habitación.

Ultimamente Anna casi no estaba en casa, todas las tardes salia a pasear, lo raro es que no iba con una acompañante.
Ivette se la pasaba en la biblioteca leyendo libros que Anna le había recomendado.

Caden tenía tantas ocupaciones que solo llegaba a dormir, tampoco pasaba mucho tiempo en casa.
En ocaciones Ivette lo extrañaba, aveces solia contarle la historia de sus padres y el castillo, era lindo escucharlo hablar tan bien de su familia.

Estar acompañada de Rossabel era lo unico que la entretenía, Caden había mandado a traerla. Con ella Ivette se acostumbraría mejor a la vida en el castillo.
Se emocionó mucho al verla.

Una tarde llegó una carta, Arthur habia sido el primero en leerla, lo que decia le habia dejado asustado. El padre de Addie estaba avisando que ya habia solicitado al vaticano la anulación del matrimonio, con sus influencias no tardarían en darle respuesta.

Se la dio a Caden...

La carta no contenia ningún saludo, estaba dando a notar su desagrado.

«En nada te pareces a tu difunto padre, él si era un hombre de palabra. aunque yo mismo tenga que hacerte enviudar antes de tiempo te casarás con mi hija y cumplirás con lo acordado.

Lo que acabas de ignorar es algo que estaba pactado antes de que tuvieras conocimiento, te convertirás en un hombre y le responderás a mi hija, el solo hecho de casarte con la hija de un comerciante de vino es humillante.

Nos veremos pronto, espero que mi hija sea bien tratada.

No se despidió, toda la carta estaba sujeta a amenazas, habia desatado su furia en aquellas palabras. 

—¿Qué le responderás?—. Arthur estaba preocupado, el padre de Addie tenia fama de conseguir las cosas a cualquier modo.

—No le haré esto a Ivette.

—Sabía que sentías algo por ella.

—No es eso, era tu voluntad que me llevara bien con ella, ahora no salgas con eso—. Tartamudeaba, las palabras de su tio lo habían puesto nervioso.

Se acercó de unas zancadas, que terco era su sobrino, habia conocido a Ivette, era igual de terca, si acaso sentía algo jamás lo diría, aquel matrimonio empezó como un juego a quien tiene más orgullo. Sería dificil que alguno diera su brazo a torcer.

—En el fondo querias hacerlo, mi petición solo te impulsó. Si sabes que podias negarte, ¿verdad? —. Los nervios que Caden trataba de disimular eran cada vez más evidentes.

Ignorando por completo la pregunta de su too salió del despacho, necesitaba despejar su mente, pensar en una solución para aquella tontería, por una parte lastimaría a Addie nuevamente, y por Odra dañaría a Ivette de la peor forma, al menos Addie tenia opción, solo insistía en estar con él por su orgullo herido.

La discordía entre Addie e Ivette era algo que aumentaba dia por dia, no se dirigían la palabra, solo fingían llevarse bien si había alguna cena con hacendados y personas importantes, fuera de eso ni siquiera se dedicaban miradas.

Ivette contemplaba la hermosa vista que tenía desde su habitación, agradecía a Dios porque Caden no era el monstruo que ella pensaba, su matrimonio estaba siendo tolerable.

—La señorita Sophie ha venido, ¿la hago subir o desea usted ir a ella?—. Preguntó Rossabel mientras miraba a otro lado.

Volteó antes de responder.

—Que suba, poe favor, desearía tener privacidad con mi hermana, Addie están en cada rincón escuchando platicas que no le incumben—. Se giró nuevamente hacia la ventana.

Rossabel se retiró a buscar a Sophie.
Algo en ella habia cambiado, desde que Ivette se casó perdió toda esperanza, conocía más que ella, a estas alturas ya había sido poseida veces incontables, o al menos eso pensaba.

Fantaseaba con tenerla, que ahora fuera de otro mataba todas sus fantasias, se habia hecho la idea de que no existía posibilidad de que así fuera.

—La señora espera—. Se sentía raro referirse así a Ivette.

Sophie se levantó y la siguió, iba acompañada por una nueva chica más o menos de su edad, era algo timida pero el lado de alguien como Sophie no era lugar para ser timido.

—¡Oh hermana! Estás tan hermosa, estar casada te sienta bien.

La miró incredula, hablaba como si ella tuviese el matrimonio perfecto, esa palabra solo la hacía pensar en Roger y Marie.

Se dieron un abrazo fuerte, hacia mucho no compartían tiempo juntas.

—Te vez palida—. Ivette acariciaba su rostro y lo obserbaba detenidamente.

En los ultimos dias Sophie había estado un poco enferma, a Ivette no le habían avisado para no preocuparle.

—Hablemos de tí — Se sentaron al lado de la ventana— Marie está en cinta, la proxima eres tú.

Casi se ahoga con su propia saliva.

—¿Qué? No sabes lo que dices, es muy pronto para saber algo así —. Aquello era imposible, solo habia pasado un mes.

—No seas tonta, escuché parte de la conversación con la señora Jones, Marie ya estaba en cinta antes de casarse, naturalmente en nuestra familia negarán que asi haya sido, lo importante es que sabemos.




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