El significado de las rosas

Capitulo Veinte

Presentía que invitar a rose fue un error y probablemente causaría molestias, tanta amabilidad no  convencía a Ivette. A parte de la enfermedad de Sophie hubo algo más que hizo a su padre faltar a su palabra y reconocerla como hija, si Eva pareció aceptarlo con toda normalidad, esto tampoco podía ser real.

De regreso a Wiltshire court, rose iba sonriente y aprovechando cada momento para buscarle conversación a Caden, conversaciones que este evitaba alargar para no incomodar a su esposa a pesar de que veía muy normal que rose le hablase.

Solo Caden y Rose hablaban aveces, Ivette permaneció callada en todo el camino, queria mostrarle a Rose lo mucho que le desagraba escucharla hablar tanto.

Ivette tenia mucho en que pensar, la enfermedad de Sophie, esa extraña que entraba a sus vidas y los problemas con Caden.

De vuelta a casa el camino pareció más corto, llegaron en poco tiempo. Ivette mandó a preparar una habitación para Rose y Caden fue directo a su despacho a tratar algunos temas con el tío Arthur. No había señales de Anna y Addie, a lo mejor estaban paseando, solían hacerlo muy a menudo.

—Es hermoso, ¿que tal tus primeros días viviendo aquí? —. Rose obsevaba todo maravillada, nunca había estado como invitada en una casa tan bonita, la casa de un conde.

—Bien —. Ojalá pudiera decir que fueron horribles, como entrar a casa del diablo.

Sin embargo no tenia el mayor interés en contarle sus cosas a Rose, solo la había invitado al castillo porque algo en ella no la convencía del todo, no la tendría mucho tiempo allí.

Los sirvientes no tardaron mucho en preparar una habitación, entusiasmada por las atenciones Rose subió a ver que tal había quedado. No tenia muchas cosas, pretendía que como Ivette la había invitado también supliera sus necesidades.

Cuando se marchó, Ivette empezó a deambular por los pasillos, queria aclarar sus ideas, pero nada lograba aquel objetivo.

—Se que estás cansada por el viaje, pero me gustaría que me acompañaras, ¿puedes? —. Caden caminaba en dirección a ella.

—¿Hacia donde? —. Sentía curiosidad, no había muchos lugares donde Caden pudiese llevarla.

—Iremos al lago, necesito mostrarte algo —. Le ofreció su mano.

Antes de que Ivette respondiera que no había nada en el lago que ella no hubiese visto apareció Rose bajando las escaleras corriendo, un paso en falso y se rompia el cuello por tanta prisa.

—¡Ay por Dios! El bosque me encanta, me sirve de inspiración para mis pinturas, iré con ustedes, claro si no es molestia —. Sonaba como una suplica.

Claro que era molestia, estaba interrumpiendo un momento de solo pareja, Rose se estaba invitando sola, ni siquiera preguntó si podía. Al menos sirvió para que Ivette aceptara.

—Si todo está listo no perdamos tiempo y vámonos —. Al hablar Ivettee miraba a rose con cierto desprecio.

Como algo a propósito también llegaron Addie y Anna que por supuesto también quisieron acompañarlos al lago, ni modo, si rose iba no había motivo por el cual las demás no podían.

Ivette presentó a Rose con las chicas. Addie y Rose parecieron agradarse y en todo el camino al bosque iban hablando de caballeros y moda, Anna no parecia interesada en la conversación, después de todo esos temas le daban igual.

Al fin estaban allí, pero esta vez el lugar no estaba sólo, habian hombres caminando de un lado a otro, eran carpinteros, estaban reconstruyendo la cabaña, eso era lo que Caden quería mostrarle, aquel gesto le dio algo de alegría y a la vez malos recuerdos, por ir a esa cabaña se dañó la buena relación con Caden.

Las chicas no estaban interesadas en ver hombres ordinarios trabajando, fueron a orillas del lado a arrojar piedecrillas y continuar hablando, estaban apartadas de Caden e Ivette, esto le daba privacidad.

El día estaba soleado y a la vez fresco, la brisa le daba ese toque de comodidad. Caden invitó a Ivette a sentarse junto a él, en la hierba. 

—Es bueno que reconstruyas este lugar, teniendo en cuenta su significado creo que vale la pena.

Aún estaban recogiendo los escombros, eso llevaría al menos dos días.

—Quemarlo fue como empezar de nuevo contigo, y no precisamente de buena manera. Reconstruirlo será muy diferente, con una linda historia, que cuando nuestros hijos visiten este lugar tengan tan buenos recuerdos como los tengo yo de mis padres —.  En sus ojos habia esperanza y también algo de dolor, no estaba muy seguro de que su esposa tomara aquello en serio.

Con una sonrisa tímida Ivette posó su mano sobre la de él, estaba hablando de tener una familia con ella, esta vez parecía que lo deseara más que nada.

—Me parece buena idea, pero los recuerdos no surgen de la nada, hay que crearlos.

—Si no hubiese tanta gente a nuestro alrededor —. se acercó lentamente a su oído —te tumbara sobre la hierba y diera mucho para recordar.

Caden nunca podía pasar un momento hablando en serio, siempre tenia que ponerse de morboso a llevar las cosas por otro rumbo.

Sus insinuaciones hicieron que Ivette se ruborizada y se imaginara tal escena de ellos dos sobre la hierba.

—Asi que nuestros hijos, ¿eh? —. Ivette lo decia con tono chistoso.

Cuando la escuchó decirlo se avergonzó un poco y agachó la cabeza, pensaba en lo cursi que debió verse hablando de esa forma, no era propio de Caden LeBlanc ser tan sentimental con nadie.

—En unos días empiezan, la nueva cabaña te gustará mucho —. Cambiaba de tema a propósito.

Eso causó más risa en Ivette, se habia puesto nervioso por su comentario, mucho más que ella con el tema de los recuerdos.

—Se que así será —. Ivette apoyó la cabeza en su hombro y se quedaron así durante un largo rato.

Ni siquiera ella misma comprendía por qué lo alejaba a veces, se sentía bien a su lado, se habia acostumbrado a tenerlo cerca, su olor, sus abrazos por la noche, se habia acostumbrado a buscar refugio en el cuando tenia sus pesadillas, solo habia un pequeño problema.




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