El significado de las rosas

Capitulo Veinticinco

El comportamiento de Dawson era algo inusual, cualquiera que lo hubiese escuchado se asustaría, era el perfil de alguien con problemas mentales, su actitud empezaba a cambiar, una parte de él que Ivette nunca había percibido se estaba dejando ver por fin. 

Dawson no se despegaba de ella, llevaba unos minutos abrazándola con fuerza y diciendo cosas sin sentido. 

—Me haces daño —. Esta vez Ivette bajo la voz, si se alteraba Dawson podría reaccionar muy mal, y ahora con ese comportamiento podía esperarse cualquier cosa.

Alejándo la cabeza de él vientre de Ivette, Dawson levantó la mirada hasta que sus ojos quedaron fijamente con los de ella.

—Solo quiero escucharte decir que es nuestro bebé, es así como debíó ser desde el principio —. Parecía otra persona, a pesar de que hablaba bajo su tono calmado era escalofriante. 

De nada valdría alterarse, Ivette solo pensó en decirle lo que quería escuchar y que al fin la soltara. 

—Por favor, sueltame, podrías hacerle daño... a nuestro bebé —. En su voz se podía percibir el miedo estando al lado de Dawson y su comportamiento repentino. 

Como obedeciendo una orden se alejó, puso una mano en su mejilla para acariciarla, cuando estuvieron comprometidos solía hacerlo. 

—Lo vamos a querer muchísimo, se que tendremos un niño saludable y digno de heredar el patrimonio Miller.

No había duda, Dawson estaba actuando para asustarla o estaba loco, ¿Cómo es que sabiendo que aquel hijo no era suyo podía mostrarse tan amable? 

Esperaba estar libre de Dawson antes de dar a luz, no aceptaría que su hijo llevara el apellido Miller, estaba segura de que Caden volvería antes de que eso pasara.

Antes de irse tomó sus manos entre las de él y las besó, aún no podía creer que estuvieran juntos, si tiempo atrás alguien le hubiese dicho que estaría casado con Ivette jamás lo creería.

Dándole un beso en la frente se despidió saliendo de la habitación y marchándose quien sabe a donde, lo importante es que se había alejado, Ivette no soportaba tenerlo cerca ni un minuto más.

La amaba tanto que en ocasiones él mismo reconocía que era hasta capaz de hacerle daño en medio de la lucha por cuidar de ella.

Se quedó un momento observando la puerta por si Dawson regresaba, pero al parecer era cierto que se había ido, empezaba a darse cuenta de que estar lejos de él iba a ser toda una meta para la tranquilidad.

Estaba obsesionado con tenerla, eso explicaba por qué la había acusado con su padre aún cuando eso implicara infringirle sufrimiento a Eva, una madre que solo quiso sentir que ayudaba a su hija, con todo y sus miedos desafío la autoridad de su marido, ella era de las mujeres obedientes en su totalidad, en ese sentido Ivette y Sophie no eran nada parecidas a ella, sus hijas tenían el carácter de alma libre, unas aves que se negaban a permanecer enjauladas.

En el fondo se alegraba de que fueran así, que no permitieran que nadie hiciera de todo con sus vidas, deseaba que nunca tuvieran que pasar por lo mismo que ella.
Toda su vida viviendo junto a un opresor y manipulador que siempre la trató como objeto, a la hora que dejó de dar hijos Gregor jamás volvió a tocarla, solía frecuentar meretrices en casas de hacendados.

Por esto comprendía demasiado a Ivette cuando se negaba a convivir con un hombre que no amaba.

                             ***

Cada día era una eternidad, Ivette no se molestaba en contarlos porque se le hacían pesados, los sentía pasando muy lentos.

Su vientre ya empezaba a notarse habían pasado dos meses desde que Caden se fue y un mes de su matrimonio con Dawson.

Las cosas no eran tan incómodas porque Dawson no insistía en tocarla ya que había cierta posibilidad de que perdiera al bebé, confiaba en que su hijo nacería con bien, aunque le gustaba estar lejos de Dawson si pudiera elegir no pondría la vida de su hijo en riesgo para mantenerlo apartado de ella.

Sophie siempre la acompañaba, aún con su cambios de humor debido al embarazo.
Solían sentarse en el jardín a ver la puesta de sol, no se podía ver muy bien, pero al menos era agradable pasar tiempo juntas.

—Has estado ausente todo el día, ¿te pasa algo? —. Preguntó Sophie con preocupación mientras se metía una galleta a la boca dejando caer las migajas sobre su vestido.

Era cierto, Ivette estaba como desconectada del mundo, solo estaba allí, sentada y acariciándose el vientre mientras su mente parecía viajar al pasado, Sophie sabía más o menos en lo que estaba pensando, pero aún asi quiso preguntar.

—Me pregunto como sería si nada de esto hubiera pasado, ¿Sería feliz con Caden? ¿O solo estoy encaprichada por lo que no pudo ser?

Su voz era muy baja, parecía estar apunto de llorar.
Sophie se acercó a ella con una galleta en cada mano.

—Oye, no estás encaprichada, solo que debe ser difícil conocer el amor justo cuando te estás despidiendo de él. Caden volverá antes de lo que imaginas — Dio un mordizco a su galleta y volvió a hablar —Algo que no comprendo es como pueden describir algo tan perfecto, algo que todos dicen nunca haber vivido completamente.

—Creo que nada se vive por completo, pero tienes razón, no todos tienen una idea de lo que es el amor.

—Yo sí, puede que algún día encuentre un hombre que me ame, pero descubrí el significado del amor cuando aún estando rota no dejabas de desearle lo mejor a Dawson, eso para mi siempre fue una gran prueba.

—Yo descubrí el significado cuando pasabas las noches en mi cuarto abrazándome y escuchándome llorar hasta que me quedaba dormida, encontré al hombre de mi vida, más el amor real lo conocí contigo, mi pequeña despistada.

—Eso es muy lindo, pero yo lo dije antes.

Al menos con esas palabras la hizo sonreír.

—Adoro que estés a mi lado, estoy segura de que tus sobrinos te amará mucho —. Metió sus manos dentro del cabello de Sophie y lo acarició.




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