El significado de las rosas

Capitulo Veintiséis

Todo estaba siendo tan confuso, por momentos estaba segura de que estuvo con Caden, pero otras veces dudaba de que aquello fuese real.

Además Sophie jamás le mentiría, ¿o sí?, no, ella jamás le ocultaría algo tan importante, menos estando solas.

—Sophie —. Susurró con voz frágil.

—¿Si? —. Empezaba a ponerse triste de ver a su hermana tan afectada.

Era más que evidente que se estaba esforzando por recordar todo o tal vez poder distinguir lo que realmente sucedió, nadie podía decirle que era solo un delirio, estaba encinta no demente, al menos eso pensaba al tiempo que se formulaba preguntas asi misma.

—Olvidalo —. Preferío guardar silencio y no mostrar tanto interés, en caso de que fuera real estaría en graves problemas con Dawson, sin embargo este se mostraba en total tranquilidad, solo parecía preocupado por la salud de Ivette.

Aceptando sus palabras Sophie permanecía de pie junto a las ventanas que tenían una vista bastante clara de las calles, mientras se abanicaba observaba con curiosidad como se acercaba un carruaje, el de sus padres..

Tenia ganas de ver a su madre, más era un horror tener que ver también a su padre, tenia solo un mes en casa de Dawson y nunca había vuelto a verlos.

—No se que te parezca, pero mi madre está llegando, con el tirano de nuestro padre por supuesto —. Sophie sacudió sus manos como si tuviese polvo en ellas, también dio algunos golpecitos en su falda.

Con un guiño de ojo le indicó a Ivette que bajaría a reunirse con los demás, no le hizo una invitación a acompañarla porque probablemente se sentía mal y no aceptaría, el médico lo había dicho, Ivette necesitaba estar en reposo.

Era inútil obligarla a quedarse en cama, se levantó despacio y bajó con Sophie a recibir sus padres.

Su vientre ya se notaba, cualquiera podría darse cuenta de que estaba encinta.

Allí estaba su madre, sentada al lado de Gregor con la cabeza baja, lo más seguro es que la había amenazado antes de que fueran a visitar sus hijas.

La señora Miller fue quien los recibió de Dawson no habían señales a pesar de que solo acompañó el doctor hasta la salida.

Con aquella fría sonrisa tan común en él Gregor saludó a sus hijas con un abrazo y dándoles la bendición, pero Eva quien era tan amorosa no se movió de su lugar, aquello inquietó a las chicas, entendían que a lo mejor Gregor le prohibió hablar de maltratos, pero, ¿Prohibirle saludar a sus hijas?, eso ya era demasiado, algo innecesario.

Esperaron un momento y su madre seguía igual, sin ninguna muestra de afecto hacia ellas, Sophie no aguantó las ganas y fue a abrazarla, una sonrisa casi se dibujó en el rostro de Eva, siguiendo los pasos de su hermana Ivette también fue a abrazarla.

Sintiéndose algo incómodo y excluido Gregor se disculpó y empezó a caminar en dirección hacia el despacho, a lo mejor quería ver a Dawson para hablar sobre el comportamiento de Ivette en el tiempo que llevaban casados.

—Madre, te hemos extrañado tanto —. Dijo Sophie sintiéndose aliviada por no estar ante la presencia de Gregor y poder hablar con toda libertad.

Eva acarició el pelo de Sophie como respuesta de que también las extrañaba.

—Ivette... — respiró hondo y volvió a hablar —¿Qué fue lo que pasó? —. Mantuvo su mirada fija en ella.

Con algo de confusión Ivette hizo un gesto raro con la cara, la verdad no entendía de que hablaba Eva.

—No lo entiendo —. Una vez más se abrazó a su madre con fuerza.

Al sentir sus brazos rodeándola Eva se quejó de forma abrupta y sin querer empujó a Ivette lejos de ella.

Sophie se levantó del piso, aquella reacción no era algo normal en su madre, era extraño imaginarla haciendo eso una vez más, además Ivette estaba embarazada podía hacerle daño.

—¡¡¡Madre!!! — Simplemente era demasiada extraña la forma en que actuaba, Sophie corrió a levantar a Ivette del piso.

Eva mantenía la cabeza cabizbaja y una lágrima recorrió su mejilla.

Aún sentada en el piso Ivette empezó a comprender lo que estaba pasando, miró la palma de su mano, aquella con la que habia tocado a su madre, tenía manchas de sangre, sangre de Eva.

Cuando le dio aquel abrazo lastimó sus heridas en la espalda, el infeliz de Gregor había continuado golpeandola aún cuando aseguró no hacerlo si Ivette obedecía sus ordenes.

—Desgraciado, ha estado golpeandola todo este tiempo, ¿no es así? —. Ivette lanzó una mirada de odio con dirección al lugar por donde se había ido su padre.

—No te refieras de esa forma a tu padre —. Eva trataba de desviar el tema.

Sophie permanecía callada y solo las observaba a las dos, metidas en aquella pequeña discusión.

Levantándose de una vez Ivette se sentó al lado de Eva, con un gesto suplicante le pidió a Sophie que las dejara a solas un momento, Eva podía darle información acerca del posible regreso de Caden y también le sacaría la verdad acerca de los maltratos de su padre.

Tomó las manos de su madre y la apretó entre las de ella dándole un beso.

—Solo dime por qué  y te juro que no tocaré más este tema  —.Mintió para que Eva pudiera hablar.

—Es por Rose, tiene un comportamiento extraño, luce casi obsesiva en cuanto a todo lo que a ti se refiere, la reprendí y me acusó con tu padre.

Aquello no era extraño para Ivette, sabía que había algo malo con su media hermana, sus ganas de querer integrarse a la familia eran exageradas, no podía solo llegar y pretender que de un día a otro todos la quisieran, menos que Gregor la tratara como a uno de sus hijos legítimos, era un hombre de sentimientos rústicos como su carácter, normalmente no sabía querer a nadie más que a él mismo, firmaba sentir un profundo amor por sus hijos, pero en la primera oportunidad demostraba todo lo contario si se trababa de algo que le convenía.

—Es una maldita, prometo sacarla de nuestra casa en cuanto pueda —. Ivette sentía rabia de que por una extraña su madre estuviese siendo maltratada.




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