El significado de las rosas

Capitulo Veintinueve


La mañana estaba fría y desolada, Ivette no se sentía muy bien, llevaba días teniendo contracciones que al final solo eran una falsa alarma, hasta ese momento, había llegado la hora del parto.

Dawson estaba desesperado aguardando en la puerta junto con Sophie que lo miraba con desprecio, no era el quien debía estar allí, se estaba robando el momento de alguien más.

Caminaba de un lado a otro esperando que la partera saliera por fin le diera la noticia, aveces se escuchaban los gritos de Ivette donde se podía percibir su dolor, luego no escuchaban más.

—Está débil, si continúa desmayandose es probable que no se salven ningunos —. Dijo la partera mientras abría la puerta de par en par bruscamente.

—Quiero verla —. Dawson se sintió acorralado tras escuchar eso, jamás podría aceptar perderla.

La mujer negó con la cabeza y cuando estuvo a punto de cerrar la puerta Dawson se abalanzó sobre ella irrumpiendo en la habitación hasta llegar a donde estaba Ivette.

Estaba sudada y con mal aspecto, no alimentarse durante el embarazo le estaba pasando factura, su belleza estaba marchita como una flor golpeada por fuertes vientos.

Se arrodilló a su lado y la tomó de la mano.

—Sobrevive, jamás podría amar a algo que aún siendo inocente te alejó de mi —. Dio un beso y se alejó.

Ivette quedó horrorizada por sus palabras, no podía morir y dejar su bebé en brazos de un loco.

Cuando Dawson volvió a estar afuera Sophie lo miró con desprecio, cada vez lo soportaba menos, nunca le cayo bien.

Había pasado un largo rato desde que vio a Ivette toda débil, estaba asustado por lo que pudiese pasarle.

Estaba sentado con la cara entre sus manos cuando escuchó el llanto de un bebé, Ivette lo había logrado.

También se escuchaban risas, la partera y la muchacha que la acompañaban estaban felices.

El corazón de Sophie dio un salto de emoción, la hacia feliz estar con su hermana en un momento como ese.

Aún así ninguno podía entrar, les tocaba esperar.                        

No existían palabras para describir lo que estaba sintiendo, ver su rostro por primera vez, su cuerpecito tan frágil. Fue inevitable no llorar ante aquel momento tan hermoso, nunca imaginó sentir algo parecido.

Ivette contemplada su bebé con ternura, lo protegería hasta con su vida.

Nuevamente Dawson interrumpió el momento, esta vez Sophie lo acompañaba. Tomó el bebé entre sus brazos listo para decir unas palabras cuando la partera lo interrumpió.

—Es una niña.

Se dio la vuelta como si no pudiese creer lo que escuchaba, le fue imposible ocultar la decepción en su rostro, no le hacia ilusión qque fuese una niña.

Sophie se acercó a contemplar aquel rostro tan pequeñito, ignoraba que a Dawson le molestó que fuera una niña, después de todo no era su padre y su opinión no era requerida.

—Se llama Élise —. Dijo Ivette al tiempo que estiraba las manos pidiendo a Dawson que le diera la bebé.

Esta vez Dawson reemplazó su cara de decepción por una sonrisa que poco a poco se fue tornando en una mueca.

—De ninguna manera, se llama Sarah, como mi abuela.

Sophie miró a Ivette desconcertada, él no tenia derecho a imponer su voluntad, era la hija de Ivette y Caden, no suya. 
Parecía como si estuviese haciendo todo eso por molestar.

Cuando Sophie notó que su hermana estaba por protestar se vio obligada a llevar la conversación por otro rumbo, no era buena idea contradecir a Dawson.

—Oh, nuestra Sally es tan hermosa —. Miró a Dawson con una sonrisa fingida y le quitó a la bebé.
                        
                            ***

Rose había callado por meses lo que había descubierto y prefirió callarlo y esperar a que el bebé de Ivette naciera. Esperaba la oportunidad perfecta para arremeter contra su hermana, eso la sacaría de su camino definitivamente.

Mientras que Dawson estaba cumpliendo su promesa de que Ivette no saldría a ningún lado, nunca mostró tristeza por la muerte de su madre, hasta parecía aliviado de no tener que lidiar jamás con ella.

En ocasiones discutían porque Ivette se negaba a que una nodriza alimentara a Sally, ella estaba dispuesta a hacerlo y Dawson se molestaba.
Siempre le decía que no era nada elegante que una mujer distinguida diera el seno a su bebé, por algo existían las nodrizas o amas de crianza.

Con el nacimiento de Sally Dawson tampoco podía dormir con Ivette, ella siempre ponía como excusa que necesitaba privacidad con la bebé lo cual no era cierto, luego de ser alimentada Sally permanecía tranquila.

Sophie pasaba la mayor parte del tiempo en los aposentos de Ivette ayudando con la niña.

Eva y Gregor quisieron esperar unos días antes de ir a conocer su segunda nieta.

—Tiene los ojos de su padre —. Susurró Sophie por lo bajo mientras Ivette acomodaba la bebé en su cuna.

—Pensé lo mismo cuando los abrió, jamás pensé que pasaría tantos días con los ojitos cerrados. Llegué a asutarme, pero la partera dijo que era normal en todos los recién nacidos.

Alguien tocó la puerta, eran sus padres.

Caden estuvo al tanto del nacimiento de la niña el mismo día, todos estaban felices y con ganas de conocer a la pequeña.

                              ***
En el jardín Rose paseaba con Dawson tranquilamente y lista oara hacer su jugada, ya no existía nada que pudiera detenerla.

—Te ves fatal, ser padre no te sienta bien —. Miró a Dawson fijamente a los ojos y se detuvo.

En cuanto la vio Dawson hizo lo mismo, le sorprendía que Rose le hablase con tanta confianza.

—Puedo identificar cuando una persona está tratando de pedirme algo, ¿qué puedo hacer por la hermana de mi esposa?

Ella sonrió complacida por haber llegado justo a donde quería, le resultaba algo difícil sacar el tema de la nada.




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