Mientras caminan comienzan a escuchar una voz familiar que les grita que esperaran, ellos sin prestarle atención pensando a que se refería a otra persona siguen su paso, esa voz grita mas fuerte con el nombre de Estefania, ella se da vuelta y ve que Karen venia corriendo hacia ellos, antes que llegara Estefania se esconde detrás de Joan.
—Malditos... me hicieron...correr... mucho...
Lo dice agitada mientras se aprovecha de cada palabra para recuperar ese aire perdido.
—¡Estefania! No tomes decisión por mi, yo se muy bien lo que quiero hacer.
Joan se hace hacia a un lado dejando al descubierto a Estefania.
Se sentia expuesta, sin proteccion, ahi donde sale a flor su personalidad.
—No quiero que sufras por estar conmigo.
—Nunca me preguntaste si yo sufría o era feliz, no sabes lo que quiero, te lo voy a decir, quiero ser tu amiga, ayudarte, escucharte, retarte y que ambas aprendamos como afrontar la vida, que las dos nos caigamos y nos ayudemos a levantarnos, quiero todo eso.
-Yo pensaba que las estaba haciendo sufrir, antes de verlas lastimadas prefiero sufrir yo, total ya estaba acostumbrada a estar sola, pero ahora no puedo estar sin ustedes, me acostumbre a pasar tiempo, me alegra mucho que cortaras lo que estoy pasando.
—¡Tonta!
Karen le dice en un tono delicado, aguantando esas ganas de llorar, la abraza, poco a poco va apretando sus brazos en la espalda de ella y esas ganas que se estaba aguantando de llorar se ven vencida ante ella, Estefania la abraza y es ahí cuando se quiebra en un llanto, contagiandose, este sentimiento se habia vuelto mutuo debido a la fragil escena que estaban viviendo.
Luego de que se logra calmar apagando sus sentimientos, se despega de ella, Karen se queda observando unos segundos a Joan, se abalanza sobre él y lo abraza, apenas aprieta su espalda, suspira para calmar su corazón y no caer en este sentimiento frágil.
—Gracias.
Ella le dice cariñosamente, lo miraba fijo a los ojos para trasmitir todo lo que cruzaba por su mente, queria resumir todo en su mirada junto a esta corta oracion.
Decide irse, pero ve a Camila caminando que se acercaba a ellos con lentitud, se para enfrente de Estefanía.
—Yo...
Suspira para acomodar sus ideas, mientras quitaba su mirada y observaba fijo el piso
—Perdón por no haberme acercado a hablarte, pensé que no querías qué fuéramos tus amigas, perdón, tendría que haberte hablado.
Se alejaba de ella para darle espacio y no ponerla incomoda.
—Esta bien, perdón por tomar una decisión tan dura por ustedes.
Camila la abraza y le repite la misma palabra una y otra vez, para que no haya margen de duda respecto a sus sentimientos.
Ella se despega luego de unos segundos en esta postura.
—Bueno, me tengo que ir.
—¿No quieres venir a tomar un helado con nosotros Camila?.
—¿Q-Q-Que? N-No, gracias Joan, tengo que ir a trabajar.
—Que lastima.
—Si, que lastima.
Lo dice Camila en un tono bajo sin que nadie logre escucharla, ella se despide y se comienza a alejar a pasos ligeros, una vez que ganó la suficiente distancia gira y grita para que puedan oírla con claridad.
—¡El lunes vuelve todo a la normalidad!
Los demás toman su camino hacia la heladería, pasan un momento agradable, todo se había estavilizado, todo volvía a ser como antes, ambas volvían a estar con ese brillo invisible que apenas se podía ver, volvían a sonreír con naturalidad.
Las horas se van volado trayendo a ellos el momento de partir, todos de acuerdo salen del lugar, era de noche, una noche fresca, acompañan hasta la parada a Karen que se sube con gracia, mientras se despide agitando su mano con la leve brisa que la ayudaba.
Una vez que ella se va vuelven en sus pasos, era una noche mas oscura, las estrellas escondidas detras de las nubes que tenian un leve color rosa, siguen caminando en silencio, tratando de no cruzar sus miradas, este momento no se habia vuelto incómodo, debido a la confianza que se habían ganado.
llegan hasta a la puerta del colegio.
—¿Estas segura que hasta aqui te acompaño?
—Si, mi hermana me va a pasar a buscar por que ya sale de trabajar.
—Me preocupa que te vayas sola.
—Voy a estar bien. ¿Te puedes dar vuelta?
Joan la miaraba desentendido, tratando de saciar su duda con solo mirandola.
—Solo hazlo.
Él le hace caso y se gira, ella apoya sus manos en su espalda que eran impedidas por la tela de la ropa que lleva puesto.
—¿Que haces?.
—¡¡¡No te des vuelta!!!.
Ella toma aire por unos segundos y lo abraza fuerte desde atrás, apretaba con firmeza mientras apoyaba su rostro.
—¡Gracias!.
Él trata de girar ante este acto que había conmovido su corazón, pero no lo deja, solo le pide que se quede ahí como esta, él escucha su voz, pero no logra entender con claradidad lo que decía.
Ella se despega de el y se va a su camino, él vuelve a casa con la duda de que habrá dicho en ese momento.
Alex M. Martínez.