El Silencio De Los Deseos

Detrás De La Máscara. Parte. – 4.

El silencio se vuelve ensordecedor, hacia que ella misma respirara cln difucultad debido a los nervios que tenía, el momento se vuelve totalmente incomodo, se sentía que pesaba, ahogada en sus pensamientos Camila rompe aquel silencio con una oración formulada en pregunta

—¿Joan, me odias?.

Camila logra romper el silencio,su tono de voz era bajo, era fácil saber que estaba siendo dominada por los nervios, estaba llena de inseguridad, no quería oír su respuesta, pero necesitaba saberlo.
—No, no te odio, aun que hayas hecho las cosas mal.

—Menos mal, me alegro.

Sonreia a escondidas de la vista de Joan, una picara risa se le escapa, era el alivio de su corazon y el festejo del mismo contra su imaginacion que estuvo trancionandola todo este tiempo.

—¿Camila, puedo preguntarte algo?.

—S-si, por supuesto.

—¿Como es que me conoces?.

—Sabia que ibas a decir eso, creo que es momento para que me saque este peso de encima.

Camila endereza su postura para verlo con toda la comodidad, lo ve fijo a los ojos para que entienda de una sola vez y no tener que repetir, ni dar detalles incómodos.

—Nosotros íbamos al mismo curso, te sentabas adelante mío, siempre venias perfumado, todas las mañanas me relajaba oler ese aroma, me gustaba mucho, nosotros teníamos casi el mismo recorrido para llegar al colegio, y una mañana te vi que ayudaste a una anciana que se había caído, eso me conmovió y me pareció muy tierno de tu parte.

Quita su mirada para darse el lujo de sonreír.

—Ahi creo que comenzó todo, dentro del curso hablábamos muy poco, yo me ponía muy nerviosa al escucharte.
El día que me di cuenta que me gustabas fue en un día lluvioso, salimos temprano y me agarró la lluvia, quedé parada bajo un quincho en una plaza, estaba sola en ese lugar hasta que apareciste mojado, estaba muy nerviosa y con mucho frío, te pusiste una campera y yo trataba de no temblar para que no me vieras, me distraje con mi imaginación al tenerte cerca, y sentí un pequeño peso sobre mis hombros, mire y vi que vos estabas con una remera mangas cortas y me diste tu campera para que no pasará frío, estabas temblando también, me dejaste el paraguas al lado mío y saliste corriendo, no me diste tiempo ni de reaccionar, desapareciste rápido, luego de ese momento me di cuenta que eras el indicado, ya no quería escapar de lo que sentía, después de que eso pasará, nosotros llegamos a hablar más seguido y a mirarnos desde lejos como si nos extrañaramos, así pasaron los meses hasta llegar a Diciembre, eran las últimas semanas, yo quería decirte que lo sentía, pero llegaste vos primero, salíamos del curso hacia el patio y me dijiste que yo te gustaba, había gente en ese momento y se te reían, saliste corriendo diciendo que te contestara donde me diste el paraguas, no te imaginas lo emocionada que estaba, veía todo con otra vista, pero no me duraría mucho ya que esa misma tarde me llamó mi padre gritando que se iba a vivir al sur con su hermano, él quería llevarme a mi, la tarde donde toda mi vida comenzó la de mis padres terminaba, tuve que ir apensar de odiarme a mi misma, prepare todo y salí corriendo hacia ese lugar, ya era de noche, yo sabía bien que no te iba a encontrar, pero no podía dejar de ilusionarme, cuando llegue ya no estabas y me quedé ahí por horas, no tenía tu número, no puedo creerlo, a la mañana siguiente me fui.

Joan se emociona al recordarla, su sonria explotaba y el asombro era más que evidente.

—Ahora si me acuerdo de ti, recuerdo que me quedé horas parado ahí, no quería aceptar de que no te gustaba, me sentí tonto.

—¡Yo no te iba a rechazar!.

—Me alegra escuchar eso, me hubieras hecho tan feliz.

Suspuraba al cielo para aliviar aquel malestar que estuvo cargando este tiempo.

—¿Por​ que habla en tiempo pasado?.

Se dice a si misma.

—Hace tres años de eso, mira como cambiaste Camila, no estás igual.

—Por dentro sigo siendo la misma, lo juro, aun que no lo creas.

Repetía esas palabras en su cabeza, no se animaba a expresarla con su voz.

—Joan.

Él levanta su mirada que estaba perdida en sus pensamientos.

—Cuando te hice caer el celular esa Mañana te reconoci de inmediato, no sabes lo feliz que me puse al verte de nuevo, mi segunda oportunidad, pensaba, se me escapó tu nombre, pero no me reconociste, yo... ¡Yo sigo sintiendo las mismas cosas desde aquella vez!.

Su imaginación hacía que su corazón dejará de latir, su respiración aumentaba con cada segundo, había dejado de oír, ya no sentía nada, su mundo se para al oír la voz de Joan, el unico que ponía en movimiento su vida.

—Perdon.

Al oír esa simple palabra, sabía las siguientes letras que la acompañarían, su corazón deseoso se oprime, su imaginación se apaga y su mente queda vacía.

—Yo no siento lo mismo, me alegra escuchar lo que sientes, pero no me pasa lo mismo.

Ella aprieta sus dientes y con sus manos ahorca la suave tela de su pantalón que cubría sus piernas, trataba de no ahorgase con sus propias lágrimas mientras esas palabras resonaban en su cabeza, ya conocia la respuesta, sabía bien lo que el iba a responder, entendía a lo que se exponia, pero aún así le partió el alma haber tocado la realidad, esa leve ilusion había hecho que su corazón seguirá en marcha, creyo haberse preparado para este momento, pero no fue asi, esa pequeña ilusion resaltaba más que todos los males que se presentaban

Se pone de pie mientras su pelo cubría su mirada de tristeza y con disimulacion se seca las lágrimas.

—Creía que nunca más te iba ver y ahora te tengo más cerca de lo que jamas hubiera deseado.

Saca su pelo de su rostro.

—Ya lo dije, lo que me calle todo este tiempo por fin desapareció.

Haces unos pasos para irse y se frena.

—Y a Nicolás no lo estoy usando, me cae bien, así que no tienes nada de que preocuparte, ya le dije las cosas como son y el aceptó.



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En el texto hay: romance, amor, amitad y amor

Editado: 04.04.2025

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