El Silencio De Los Deseos

La Última Melodía. Parte. – 2.

Luego de varias horas el sol se retira, trayendo detrás suyo a la luna qué hacia acto de presencia.

—¿Que les parece si hacemos un juego?.

Nícol hacia presencia resplandeciendo con su sonrisa.

—¿Que planeas Nicol?.

—¿Nico te acuerdas del árbol?.

—Si, donde íbamos a comer.

—¿Que les parece si nos dividimos en tres grupos y vamos a cenar allá? El primero que llega no comerá lo que cocine mañana, ¿qué dicen?.

—Es muy difícil, está oscuro.

Joan se negaba a la propuesta, en su cabeza se creaban escenas donde el saldré perdiendo, le temia caminar en el bosque de noche.

—¿No seas llorón, quedate y mañana comeras lo que cocine?.

—¿Quien quiere ser mi compañero? .

—¡Como cambiaste de opinión Joan!.

—Bien, vamos a dividirnos en grupos al azar.

Ella mete un montón de papeles cortados a una bolsa y comienza a moverlos, saca dos.

—¡¡¡El primer grupo es Nicolás y Abril!.

—¿Por que siento que esto no es al azar?.

—Callate Joan, no te metas con el destino.

—Bien Abril, vamos a hacerlo bien, tenemos que salvarnos.

Ella le sonríe con las mejores ganas, se notaba falsa, debido a que estaba dominada por los nervios.

Nicol vuelve a mover la bolsa y saca nuevamente dos papeles.

—El segundo grupo es Joan y Estefi. Que casualidad.

—¿Enserio? Esto no es azar, tramposa.

—¡Callate Joan! Es cosa del destino, no te metas con el.

Vuelve a meter la mano en la bolsa para sacar los últimos dos papeles.

—No hace falta que hagas eso, ya sabemos que grupo es el último.

—¿Hasta cuando vaz a arruinar el momento Joan?.

Los grupos se separan por cuatro senderos que había, cada uno en la línea que los llevaría hacia el árbol, la noche estaba fría y oscura, pero ellos estaban hirviendo de la emoción por participar en este juego, cuando su tio le da inicio los tres grupos salen hacia el lugar destinado.

Nicolás y Abril van rumbo hacia el lugar, él estaba con miedo debido a la oscuridad que los cubría, miraba hacia todos lados, iba agarrado de la campera de Abril, apretaba con fuerza para que no se adelantará más que él, parecía un niño.

—No pensé que le te tenías miedo a la oscuridad.

—Como no tenerlo, nos puede aparecer un espectro o un asesino, además que no se ve nada.

—No tengas miedo, si eso pasa yo te voy a proteger.

—Gracias, tendría que ser al revés.

Ellos siguen su rumbo, Nicolás no se podía despegar de ella, estaba aterrorizado, el miedo lo invadía por completo, su mente traviesa le juega en contra, veía cosas donde no las había, crea objetos innecesarios, oía sonidos inexistente.

-¿Le dijiste lo que sentías a Camila? Me olvidé de preguntarte.

—Ah, si, le dije.

—¿Que te di...-

—Me rechazó de inmediato.

Lo dice con una sonrisa que parecía que lo había superado o talvez ya estaba acostumbrado a fallar, no lo sabía con exactitud.

Las emociones de ella la invaden por completo necesitaba decirle, si la rechazaba le daba igual, ella quería que supiera lo que sentía, las cosas maravillosas que llegó a pensar de él , era una necesidad que gritaba salir, sus pasos comienzan a cesar, poco a poco comienzan a caminar cada vez más lento, no se llegaron a dar cuenta de lo que estaban haciendo, ella se queda quieta mirando el suelo.

—¿Que pasó?.

Nicolás la observaba desde lejos, estaba asustado debido a que pensaba que había visto un fantasma.

—Nicolás.

Al oír su nombre su piel se eriza debido a la forma en que lo dijo, su miedo aumentaba, estaba en el sentido contrario a la que Abril quería llevarlo.

—¿Te cansó que te agarrara del brazo?.

—No.

Ella rápidamente trata de buscar las palabras necesarias para expresarse, en algún recuerdo tenía que haber lo que hacía falta para demostrar sus sentimientos, su corazón le recordaba que estaba viva y no podía pensar con la tranquilidad que necesitaba, sudaba de los nervios.

—¿Que pasa?.

Esas palabras le recordaba que estaba en la realidad y el tiempo aún corría, ella mira hacia los costados buscando inspiración entre la oscuridad, pero no sabía cómo expresarse, ella se acerca rápido a él y lo toma de la cara, sin saber nada Nicolás se deja llevar por la velocidad en que lo toma y ella le da un beso, para ella el tiempo se había frenado en ese instante, su mente le regalaba una dulce melodía que solo ella podía escuchar, estaba llena de emoción, las palabras no eran necesarias en ese momento, con ese acto era más que suficiente para entender lo que ella quería expresar, un acto valiente ante semejante situación que ella había provocado, era feliz en esos cortos segundos.

—¡¿Que?!.

Nicolás le dice mientras disimuladamente toma su distancia por vergüenza.

—Me gustas Nicolás, desde que te conocí que me gustas, y-y-yo no sabía cómo decirte lo que sentía y me deje llevar por el momento, pero es lo siento en estos momentos, quiero decir desde siempre, quiero estar contigo.

Él queda enmudecido ante la lluvia de letras que ella largaba, su mente estaba en blanco, no se lo veía venir, le costaba asimilarlo que ella tuviera esas emociones escondidas.

Joan camina junto a Estefanía, llevaban varios minutos caminando y sus cuerpos no se habían acostumbrado al frío que había en el ambiente, comienzan a hablar como era de costumbre sin prestarle atención a su alrededor, parecía que sólo ellos dos existían en el mundo, se regalaban toda su atención, Joan se saca la campera y se la pone sobre los hombros a ella.

—¿Tienes frío, no?.

—Pero estás de mangas cortas.

—Si, es que esa campera es muy caliente así que no me hacía falta más nada, ahora me arrepiento.

Ella trata de dársela, pero él se niega de inmediato.

Siguen su camino a pasos lentos, ella se da cuenta que esa campera tenía el perfume de él y disimuladamente lo huele y larga una sonrisa al aire sin que se de cuenta.



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En el texto hay: romance, amor, amitad y amor

Editado: 04.04.2025

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