La encrucijada.

El templo quedó en un silencio tenso. Liora, con el rostro marcado por la duda, bajó lentamente sus armas. La furia que la había consumido parecía desvanecerse, pero en sus ojos aún había un conflicto profundo.

—¿De verdad crees que puedo perdonar? —preguntó con voz temblorosa, pero firme.

Kael dio un paso al frente, su mirada llena de pesar.

—No te pido que olvides, solo que veas más allá del odio. Hay una oportunidad para reconstruir, para encontrar un camino distinto.

Anwen sintió que el destino pendía de un hilo y decidió hablar con sinceridad.

—Liora, todos hemos cometido errores, todos llevamos cicatrices. Pero juntos podemos cambiar el ciclo, no destruirlo.

Por un instante, parecía que la paz era posible.

Sin embargo, una sombra se deslizó entre ellos: una traición oculta que podría romperlo todo.

Desde las sombras, un traidor en el grupo reveló su verdadera lealtad, desatando un nuevo caos.

El silencio del Cuervo Carmesí se rompió con un grito de sorpresa y desconfianza.

La batalla no había terminado; solo había tomado un giro inesperado.