un dia tranquilo, soliado y perfecto, jugaba un pequeño niño de ojos negros como la noche, su cabello rojo como el fuego y su piel canela; jugaba y reia sobre el pasto, hasta que una voz en particular llamo su atencion.
- hijo - llamó una mujer de su mismo color de ojos y piel, pero su cabello era color cafe.
el pequeño al oír esa voz tranquila corrió hacia ella y la abrazó, la mujer solo correspondió ese abrazo con alegría y miró al pequeño a los ojos.
-hora de comer cariño- lo dijo mirándolo fijamente a los ojos, mientras sonreía.
el pequeño con alegría corrió hacia la cocina sentándose en la mesa, esperando su comida; la noche había llegado y un pequeño durmiendo en los brazos cálidos de su madre, el sueño lo invadía y poco a poco fue quedando en un sueño profundo.
el pequeño poco a poco fue despertando encontrándose así en el frío suelo, sin saber dónde o cuándo había llegado, poco a poco sus lágrimas fueron cayendo, hasta que una voz habla.
-porque lloras- dijo esa voz calmada, el pequeño solo levantó la cabeza y respondió.
-no se donde estoy y no puedo ver a mi mama- dijo mientras sus lágrimas caían.
una mano se estiró hacia el niño, el pequeño con miedo se alejó, poco a poco fue abriendo la mano y en ella una brújula, la dejo en el suelo y alejo su mano -te regalo esto para que te puedas guiar, y así no te volverás a perder- el pequeño dudo un poco si cogerlo pero al final lo hizo y dijo.
-gracias- pero la voz solo se rio un poco y respondió. - no, gracias a ti-
y de un momento a otro se encontraba en su habitación, en su cama, con la brújula en su mano izquierda el pequeño sonrió y corrió hacia la habitación de su madre para contarle de su sueño.