El Suicidio De Lindsey

Uno

Pónete cómodo, porque te voy a contar una historia.

 

Más específica, porque la vida de Lindsey McAdams termino.

 

— Sos un idiota, Enzo. —Lindsey estaba que hervía de rabia por lo que su hermano mayor había hecho.

 

Le había arruinado el vestido que pensaba usar esa misma noche para el baile de primavera que se organizaba todos los años en su escuela.

 

Y ahora ya no tenía que ponerse.

 

— Te pedí perdón un millón de veces.

 

— Pues, un simple perdón no basta.

 

— Me tomo semanas poder elegir el vestido perfecto que usaría hoy.

 

Enzo realmente se sentía mal por arruinar el vestido de su pequeña hermana, pero no tenía idea de cómo recompensarla.

 

Pero Lindsey sabía exacto lo que quería que él hiciera.

 

— Pedime lo que querías pero perdóname.

 

Suplico arrodillado en frente de ella, mientras sujetaba sus manos con las de él.

 

— ¿Lo que quiera? —Una sonrisa malvada se formó en su labio.

 

— Lo que quieras. —Afirmo.

 

— Vas a gastar todos tus ahorros en un vestido nuevo para esta noche.

 

— ¿Que? No puedo, sabes que estoy ahorrando para una motocicleta.

 

— Pues eso va a tener que esperar, claro, al menos que de verdad quieras que te perdone.

 

Suspiró, Enzo sabía que esa batalla ya la había perdido.

 

Por que odiaba que su hermana este enojada con él y Lindsey cuando se enojaba era capaz de ignorarlo todo un año, si era necesario.

 

— Vamos. —Se rindió para seguido caminar hacia el auto de su Padre.

 

En el trayecto al centro comercial ambos se mantuvieron en silencio.

 

Enzo al estar concentrado en conducir y Lindsey mirando pasar las casa por la ventana del coche.

 

Pensando en el baile de primavera y lo fabuloso que iba a ser.

















 

(...)
 


















 

Ya era de noche y el gran baile estaba a la vuelta de la esquina.

 

Lindsey llevaba puesto un vestido con corse dos dedos por encima de la rodilla de color celeste agua.

 

Su pelo lo tenía recogido en un rodete.

 

Se veía preciosa.

 

Y Enzo se lo afirmó.

 

— Te ves hermosa hermanita.

 

— Gracias. —Se sonrojo.

 

Enzo era el único que tenía ese poder en ella, más que nada por que jamás ningún chico le había dicho algo parecido acerca suyo.

 

Igual a ella eso mucho no le importaba, con que su hermano la viera bella para ella eso era más que suficiente.

 

— ¿Vamos? —Si, su cita es su hermano.

 

Pero para ella eso era perfecto.

 

Lindsey se limito a asentir con la cabeza, envolver su brazo en el de su hermano y subir a la limusina que su Padre había alquilado para la gran noche de su princesa.

 

Una vez que llegaron al baile su hermano la dejo sola para ir a traerle ponche.

 

Ni bien Enzo desapareció de su vista llegó Chanel la chica que siempre le trato de hacer la vida imposible a Lindsey.

 

Y digo trato por qué ella siempre la ignora.

 

— Dios, no podés ser más patético ¿Venir con tu hermano? Pensé que hasta alguien como vos sabría lo vergonzoso que es eso.

 

— Al menos yo vine con alguien que me quiere por quién soy no por mis pechos. —Contraatacó.

 

Chanel no replicó nada más solo se dió la vuelta y se fue de ahí hechando humo por las orejas.

 

La velada había transcurrido normal.

 

Hasta que llegó la hora de coronar al rey y la reina de la primavera.

 

Y para sorpresa de todos, Lindsey había ganado.

 

Pero lo que empezó todo no fue el hecho de que la eligieran reina, si no lo que pasó cuando subió a ese escenario.

 

De un momento para otro el vestido de Lindsey había Sido roto provocando que se le viera la ropa interior.

 

Todas las chicas se reían de ella, mientras los chicos lo único que hacía era verla embobados.

 

Enzo subió corriendo al escenario, tapo a su hermano con su abrigo y la saco cuanto antes de ese lugar.

 

Si tan solo no hubiera ido al baile.

 

Todo ese sufrimiento se pudo haber evitado.

 

Ese dia.

 

Ese horrible día empezaron los problemas.

 

Problemas que no se detuvieron ahí.




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