El suspiro del infierno

Capitulo 1

Me hallaba de pie en el salón de Stacey, mientras mi mundo entero se derrumbaba a mi alrededor. Sam era el Lilin. Un terror agudo me mantuvo inmóvil, apoderándose del aire de mis pulmones mientras yo miraba al que había sido uno de mis amigos más íntimos. A causa de la familiar demoníaca, Bambi, y de mi incapacidad para ver las almas mientras esta se había encontrado atada a mí, nunca había visto lo que había tenido justo delante de mis narices durante todo ese tiempo.

Ninguno de nosotros lo había hecho, pero era Sam: había sido él quien había provocado el caos en el instituto y todas las muertes recientes. En lugar de arrancar las almas con una sola caricia, tal como yo sabía que podía hacer un Lilin, se había tomado su tiempo, arrebatando un poquito aquí y allá, jugando con sus víctimas y con nosotros. Jugando conmigo.

Salvo porque lo que se encontraba ahí de pie, en casa de Stacey… básicamente llevaba puesta la piel de Sam, un disfraz creado a la perfección, porque el auténtico Sam… ya no existía. El dolor de saber que mi amigo estaba muerto, que llevaba ya un tiempo muerto sin que ninguno de nosotros lo supiera, me atravesó como una profunda herida, convirtiendo en miseria mis huesos y tejidos. No había sido capaz de salvarlo. Ninguno de nosotros había sido capaz de hacerlo, y ahora su alma… su alma tenía que estar allí abajo, adonde iban todas las almas que eran tomadas por un Lilin. Sentí un retortijón en el estómago.

—No podéis derrotarme —dijo el Lilin, con una voz idéntica a la de Sam

—. Así que uníos a mí.

—Y si no, ¿qué? —El corazón me latía como un martillo neumático en el pecho

—. ¿Moriremos? Como si eso no fuera un cliché increíble. El Lilin inclinó la cabeza hacia un lado.

—En realidad, eso no te lo decía a ti, te necesito para que me ayudes a liberar a nuestra madre. Pero los demás sí que pueden morir. «Nuestra madre». Antes de que pudiera ahondar en la asquerosa idea de estar emparentada con la criatura que había asesinado a mi amigo y ocasionado tanta matanza, Zayne cambió a su forma auténtica, distrayéndome.

Su camiseta se rasgó por la espalda cuando sus alas se desplegaron, y el tono de su piel se transformó en el granito oscuro de los Guardianes. Le salieron dos cuernos, dividiendo su ondulado pelo rubio mientras se curvaban hacia atrás, y sus fosas nasales se aplanaron. Cuando separó los labios para soltar un gruñido bajo de advertencia, aparecieron los colmillos. Avanzó hacia Sam y sus enormes manos se cerraron en puños.

—¡No lo hagas! —grité. Zayne se detuvo, y giró la cabeza bruscamente hacia mí

—. No te acerques a él. Tu alma —le recordé mientras mi corazón galopaba a toda velocidad. O más bien lo que quedaba de su alma, teniendo en cuenta que yo le había quitado por accidente un buen pedacito de ella hacía no mucho. Zayne retrocedió con cautela.

Volví a dirigir mi atención hacia el malvado que se hacía pasar por Sam. Fuera lo que fuese aquella cosa que se encontraba enfrente de nosotros, era cierto que compartíamos la misma carne y la misma sangre. Solo recientemente había descubierto con exactitud cómo había llegado a ser mitad demonio y mitad Guardián. Era la hija de Lilith, y aquella… aquella cosa era de verdad una parte de mí. Había nacido de la sangre de Lilith y de la mía, y era tan malvado como ella. ¿Quería que la liberáramos? Imposible. Si Lilith acababa alguna vez en la superficie, el mundo tal como lo conocíamos cambiaría de forma irrevocable.

—No voy a ayudarte a liberar a Lilith. —Ni de coña iba a referirme a ella como mi madre. Puaj

—. Eso jamás ocurrirá. El Lilin sonrió mientras me observaba con unos ojos oscuros, como llenos de tinta.

—Acércate tanto como quieras. —Ignoró mi declaración, provocando a Zayne. Maldita sea, provocándonos a todos

—. Ella no es la única en esta habitación con apetito por el alma de un Guardián. Tomé un aliento brusco y doloroso mientras Stacey soltaba un quejido. En el espacio de un segundo, su relación con Sam apareció ante mí como un destello. Habían sido amigos desde siempre, y solo recientemente ella había reconocido que Sam había estado siempre siempre enamorado de ella.

Pero no había comenzado a prestarle atención de verdad hasta que Sam había empezado a cambiar… Ay, Dios. Stacey tenía que estar rompiéndose en pedazos al ver al chico al que por fin quería convertido en algo peor que los monstruos que merodeaban por las calles de noche, pero yo no podía permitirme apartar mi concentración del Lilin. Podía hacer un movimiento en cualquier instante, y tres de los que nos encontrábamos en la habitación éramos vulnerables a la peor clase de ataque que podía lanzar.

—No hay nada como arrebatar un alma pura, pero tú ya lo sabes, Layla. Toda la calidez y la delicia bajan con suavidad, como el chocolate más intenso. —El Lilin inclinó la barbilla hacia arriba y soltó la clase de gruñido que normalmente hubiera hecho que me ardieran las orejas

—. Pero tomarte tu tiempo, deleitarte con el sabor, es mucho más decadente. Deberías probarlo, Layla, y dejar de ser tan avariciosa cuando te alimentas.

—Y tú deberías probar a cerrar la puta boca. —El poderoso demonio que se encontraba junto a mí emanaba calor en oleadas. Roth, el actual Príncipe Heredero del Infierno, no se había transformado todavía, pero me di cuenta de que estaba a punto de hacerlo. Sus palabras estaban empapadas de furia

—. ¿Qué te parece eso? El Lilin ni siquiera se molestó en echar un vistazo en su dirección.

—Me caes bien. De verdad que sí, príncipe. Es una lástima que vayas a morir. Mis dedos se curvaron y las uñas se me clavaron en las palmas mientras la ira ardiente y amarga recorría todo mi sistema. Mis emociones estaban por todas partes. Por si todo lo que había salido mal recientemente fuera poco, me encontraba entre Zayne y Roth, lo cual era como mil veces incómodo en un día normal, pero ahora, después de que Roth… Pero no podía centrarme en nada de aquello en ese momento.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.