Capítulo 30: Nuevos Desafíos

El sol brillaba intensamente en el horizonte, iluminando el hogar de Lyra y Orion. Después del emocionante baby shower, la pareja se sentía más unida que nunca, pero también comenzaron a enfrentar los desafíos que conlleva la llegada de un bebé.

“¿Ya has pensado en los nombres?”, preguntó Orion mientras preparaban el desayuno. Ambos se sentaron a la mesa con una lista de nombres que habían estado considerando desde que supieron que iban a ser padres.

“Sí, he estado haciendo una lista,” respondió Lyra con una sonrisa traviesa. “Pero creo que aún no hemos encontrado ‘el’ nombre perfecto”.

“¿Qué tal si hacemos una lista de pros y contras para cada uno?” sugirió Orion, riendo. “Así podremos decidirlo científicamente”.

Lyra soltó una risa, “Eso suena muy técnico para algo tan emocional”.

A medida que discutían nombres, se dieron cuenta de que cada uno evocaba recuerdos y sueños diferentes. Mientras tanto, el tiempo seguía avanzando y su bebé estaba cada vez más cerca.

Un día, Lyra decidió que era hora de preparar su habitación. Comenzó a despejar el espacio donde planeaban colocar la cuna hecha a mano por Orion. Al abrir los armarios, encontró varias cosas que había guardado desde su infancia: muñecas, libros y juguetes.

“¡Mira esto!” exclamó mientras sostenía una muñeca vieja con cabello desaliñado. “Era mi favorita cuando era pequeña”.

Orion sonrió al ver la emoción en su rostro. “Tal vez deberías guardarla para tu hijo o hija”, sugirió. “Puede ser un buen recuerdo familiar”.

Mientras reorganizaban la habitación, comenzaron a hablar sobre cómo querían criar a su hijo o hija. La conversación fluyó naturalmente hacia sus propios valores y lo que esperaban transmitirles.

“Quiero que sea curioso y valiente”, dijo Lyra mientras colocaba libros en una estantería. “Quiero que explore el mundo sin miedo”.

“Y también quiero que aprenda sobre la importancia de la amistad y la familia”, añadió Orion. “Quiero que siempre se sienta amado y apoyado”.

Con cada objeto que colocaban en su lugar, sentían cómo crecía su compromiso como futuros padres. La habitación pronto se llenó de colores suaves y detalles personales: fotos familiares, juguetes antiguos y la manta tejida por Elena.

Una tarde, mientras descansaban en el sofá, Lyra sintió una punzada en su abdomen. Se sobresaltó un poco, pero luego sonrió al darse cuenta de que era solo el movimiento del bebé.

“¡Orion! ¡Siente esto!”, gritó emocionada, tomando su mano y colocándola sobre su pancita.

Orion se quedó quieto por un momento hasta que sintió un pequeño empujón. Sus ojos se iluminaron con sorpresa y alegría. “¡Eso es increíble!” exclamó mientras miraba a Lyra con admiración.

Ambos comenzaron a hablarle al bebé, compartiendo sueños y esperanzas por el futuro. Era un momento mágico que los llenó de amor y conexión.

Sin embargo, no todo era fácil. A medida que se acercaba la fecha de parto, Lyra comenzó a sentir ansiedad sobre lo desconocido. Las noches eran largas y muchas veces se despertaba pensando en cómo sería ser madre.

Una noche, mientras estaban acostados en la cama, Lyra confesó sus temores a Orion. “¿Y si no soy lo suficientemente buena madre? ¿Y si no sé cómo cuidarlo adecuadamente?”, preguntó con voz temblorosa.

Orion tomó su mano con ternura. “Nadie nace siendo un experto”, dijo suavemente. “Lo importante es que estamos juntos en esto y haremos lo mejor que podamos”.

Lyra sintió un alivio al escuchar esas palabras. Sabía que aunque habría desafíos por delante, no tendría que enfrentarlos sola.

Con cada día que pasaba, Lyra e Orion se preparaban no solo para recibir a su bebé, sino también para crecer como pareja y como familia. Habían creado un refugio lleno de amor donde podrían enfrentar cualquier cosa juntos.

Mientras las estrellas brillaban afuera esa noche, ambos se sumieron en pensamientos sobre el futuro; sabían que estaba lleno de incertidumbre pero también de promesas emocionantes.

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