Como si fuera poco...

La oscuridad no era tan mala, era cómoda, lo único malo eran las voces que se escuchaban.

_nadie y lo sabemos, puede tener tantos poderes de golpe, ella seguro sabía lo que hacía, si no es que sabía lo que sucedía -enojó predominaron esas palabras, la frustración y la bronca era lo que reflejaba.

_ella no sabe nada, si lo supiera desde antes me lo hubiera dicho -mi madre sollozaba.

_te puede haber mentido o evitado, sabes cuántos adolescentes mienten a sus padres. -definitivamente no le agradaba

_Elias cállate, no sabes lo que hablas -la voz autoritaria de Sebastián retumbo por todos lados.

Me muevo un poco y al abrir los ojos me encuentro en mí habitación, por la ventana entra luz del amanecer apenas asomando, miro el reloj de la mesa de luz y muestra las 6 am, levanto la cobija y veo mí pijama dañado, la tela cortada y llena de cenizas de la remera y el pantalón está quemado en algunas zonas, será mejor que me bañé antes de bajar y enfrentarme a lo que sea que está pasando, las voces llegan como susurros, casi como si se perdieran por lo que ya no puedo escuchar nada.

El suelo está fresco, agarro mis cosas para la ducha y entró a bañarme el agua va a ayudar a que el olor desaparezca y espero que con ellos los pensamientos.

Termino de ducharme y me pongo un jeans Negro, mí favorito definitivamente realza cada curva, me decido por una remera de color azul Francia y unas zapatillas de color blanco, dejo mí pelo suelto es lacio y largo de color dorado, me veo al espejo y me gusta lo que veo, mí piel ya no parece tan pálida.

Voy bajando las escaleras y empiezo a identificar las voces.

_¿Por qué no le preguntan de dónde la conoce? Nos podría sorprender lo que dice.

_ella no sabe nada de esto entenderlo de una vez -mi madre suena cansada como si está situación la superará y a quien no.

_¿Por qué mejor no le preguntamos? -La voz es de Sebastián, quien me mira fijo cuando llegó a la puerta de la cocina

_¿Preguntarme que? -digo con la voz algo quebrada por el simple motivo de que todo me están mirando.

_¿Desde cuándo sabes de tus poderes? -Sebastián me habla

_Yo no lo hice nunca, yo no sabía...

_¿Nos crees tan inútiles como para que pensemos que eso es verdad? - su voz destila odio hacia mi, ¿Quien mierda es este chico?

_La verdad me interesa poco lo que puedas llegar a pensar de mí, la que tiene que hacer preguntas acá soy yo, así que sería mejor que en vez de atacarme empezarán a responder ¿Quien era? ¿Y porque pude hacer eso? -mi voz suena enojada más enojada de lo que realmente estaba pero me importaba poco que el patán me hablara, mis ojos se posan en Alexa quien suspira.

_ Leví eres un Yirus, un guardián, cuidamos a los dragones, es largo de explicar pero por ahora eso somos, todos. -su mirada se va a un Punto fijo sin mirar nada en particular- ella es Becca tu tía no es igual a nosotros ya que el poder y el odio la dominaron. -vaya familia tengo, mí tía me quiso matar.

_ ¿Por qué no me lo dijiste antes? -el reproche era evidente, pero estaba claro que no fue la mejor forma para protegerme

_ Nunca creí que nos encontrará pero me equivoque, ahora ya no hay tiempo para lamentarnos, nos tenemos que ir, no es seguro para nadie. 

No podía creer lo que me estaba diciendo, su voz, su postura denotaban autoridad, ella no iba a aceptar un no como respuesta, si algo me había enseñado la vida es que no se podía discutir con esta mujer. Alguien me agarra del codo y me giro para mirarlo a los ojos, es patán me siento algo intimidada me pasa por una cabeza, no es muy normal pero no me deja hablar comienza a tironearme para que vaya a la escalera.

_¿Que crees que haces? - le digo mientras me freno de golpe para quedar enfrentados a la misma altura el tercer escalón me da la seguridad de verlo como igual.

_ Obedezco órdenes que por lo visto vos no haces. -me mira burlón como si le hubieran contado un chiste - se que te cuesta entender eres una cría todavía pero necesitas subir a tu habitación buscar tus cosas y moverte.

Mientras hablaba me di cuenta que iba a ser peligroso estar cerca de el, me desafiaba constantemente sin importar nada. Sus facciones dejaban ver qué era un joven atractivo, pero ni loca lo admito delante de este patán. Se que espera respuesta por la forma en que está analizando mí cara, noto que demora más tiempo en mis labios de lo que sería prudente pero le restó importancia, me giro y sigo subiendo las escaleras con el a mis talones.

Llego a mí habitación y comienzo a notar como golpea la realidad, tengo que irme pero no quiero, se que es infantil pero mí vida esta en este lugar, no me imagino otro hogar, otra casa. Dejo divagar mis pensamientos y apoyo una mano en la ventana, no sé cuánto tiempo estuve así pero el carraspeo que hace me sobresalta, me había olvidado que venía patán. Me giro a verlo y está apoyado en el marco de la puerta con sus brazos cruzados a la altura del pecho.

_¿Necesitas ayuda para hacer algo cría? - su voz es rasposa pero jovial. Me acerco a él y se pone tensó pero mantiene la postura.

_ No nos presentaron soy Leyla, ¿Vos sos? - tendría que ser más amable pero él no lo es conmigo.

_ Soy Elías el hijo mayor de Sebastián, ahora que ya nos presentamos, vuelvo a decir ¿Necesitas ayuda para hacer algo cría? -definitivamente iba a acabar con mí cordura.

Me acerco hasta casi estar pegada a él, se para mirándome fijamente pero se nota que no me toma como amenaza, sin darle tiempo a pensar lo empujó para dejarlo del otro lado de la puerta, su carcajada llena la habitación es más rápido que yo y toma la puerta antes que pueda cerrarla.

_ Echando a las visitas eso no habla muy bien de vos cría. -se acerca a mí con un brillo particular en la mirada.

_ Yo lo veo a ninguna visita, solo a un patán que se cree grande para dar órdenes que ni el mismo puede seguir de lo absurdas que son.

_ ¿Me llamaste Patán? -pone una mano en el pecho exagerando la situación como si lo hubiera herido pero sus ojos dicen lo contrario- así que patán, no suena tan mal la verdad, ni siquiera lo podría tomar como insulto.