El Teorema de los Comensales

Capitulo 1: Atentado

Mi nombre es Freed Ranser, matricula GP3Y37, actualmente trabajo en una base que vamos a llamarla "X" en un mundo que vamos a llamarlo "Y".

 Y es un mundo que dista mucho de muchas cosas. Escribo esto, sin especificaciones, porque quiero terminar el circulo, la cadena de eventos que se repiten y se seguirán repitiéndose continuamente hasta que la materia se haga polvo y el polvo se transforme en lo inhóspito, en lo no conocido.

Hace algún tiempo, mucho tiempo atrás, el hombre se dio cuenta de las fallas del pasado y avanzo en base a eso, ignorando, rechazando el futuro. A como de lugar, el futuro nos alcanzó, o quizás nosotros lo alcanzamos a él.

El mundo en el que vivimos no tiene maquinas que vuelan o superpoderes, nada de eso, tiene ciertas variaciones con el mundo pasado. Las guerras son silenciosas, el estruendo nos parece de neardentales, la gente no lucha por muchas cosas y todo parece aceptarlo.

Soy doctor en física cuántica, últimamente hay gran demanda y poca gente que puede con eso, pero aquí estoy, trabajando para X hace unos dos años y medio.

Estamos en un programa que llamaré "Z2K", el tiempo transcurre lento en las oficinas aunque siempre está llenas de zombies del trabajo, como yo y mi amigo Richard Lemmos.

Ya no se si mi departamento es mi casa o si mi oficina de 2x2 lo es. Buscamos algo sin siquiera saber que es ese algo.

Lo que de verdad importa, lo que de verdad me importa, está bajo tierra hace un año casi.

Un poco de lo que hacemos, lo que se encarga el departamento de físicos, es en estudiar una serie de patrones cronológicos para crear lo que se denomina: viajes en el tiempo.

Quiere iniciarse así, una guerra temporal.

Todavía no hemos creado un aparato que nos lo permita, solo tenemos coordenadas que creemos, pueden servirnos. Yo lo dudo, Lemmos también, pero no se nos paga para dudar, se nos paga para trabajar.

Sabemos, porque no somos idiotas, que no somos los únicos en esta carrera para encontrar la llave, también lo saben nuestros jefes, así que hay uno de ellos (o quizás más) infiltrado en los equipos de la búsqueda de la carrera del tiempo, porque, al tratarse de algo tan enorme, pueden aparecer suculentas ofertas que terminen por traición al primero que encuentre la llave, porque el primero que lo haga será quien modifique el destino para su conveniencia.

¿El precio? unos pares de enormes cifras por la traición, por la mínima información, sobre lo que hace el rival.

¿Lo que se obtiene? la muerte.

Particularmente, mis motivaciones están delegadas al mero hecho de existir, existo porque respiro, pero me ha tocado ver como alguien con quien conversaba aparecía muerto en la entrada de la empresa. Eso era nuestro panel óptico, nos tenían vigilados y lo sabíamos, no tienes que tener un titulo de física cuántica para saber que nadie quiere compartir nada con nadie.

ya no tenia un sol propio, sino que teníamos uno artificial que no calentaba lo mismo, según información recolectada, que lo que hacia en el pasado, por lo tanto los días eran un poco grises y siempre tibio o helado.

Hoy era ese día gris e inhóspito, un típico día en X con tres cadáveres en la entrada. En efecto deberíamos estar cerca, tres era un numero grande para algo tan nulo como llegar al descubrimiento de los viajes en el tiempo.

La batas blancas distinguían a medida que la fila avanzaba.

En total había cuatro filas; Richard las denominó como las de las batas blancas (los físicos cuánticos), las del traje azul (los mecánicos aeroespaciales), las de colmillo de león (los doctores en matemática aplicada), y la de los cascos dorados (los biólogos cuánticos).

Todos estábamos ahí por una simple razón, por un simple motivo.

Habían más, pero ignorábamos su presencia, así como todos ignoraban la presencia de alguien en estos tiempos. 

Aquellos cuerpos solo eran impulsados por el miedo ha hallarse muertos en la mañana.

-¿Matricula?- dijo un hombre corpulento, con una voz chocante y potente.

-GP3Y37.- respondí, lo anotó en su tablet .

-Adelante.- dijo en seco

La puerta se abrió automáticamente y fui rociado por alcohol.

-¿Matricula?- escuché detrás mio. Al girar para ser rociado por completo, como es la costumbre, vi a un hombre sudando horrorificamente, era calvo, me pareció notar algo extraño en él, sus ojos estaban turbados.

-GP9.... perdón... 879...

El hombre corpulento apartó la vista de su tablet y la clavó en el hombre. Hizo unas señas a otros de su rango para registrarlo, me pareció ver que me decía Lo siento, acto seguido abrió su bata en el momento exacto que mi puerta se cerraba, me tiré al suelo en el momento justo cuando la bomba explotó.

 

 




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