El Teorema de los Comensales

Y37

Lo vi con sus botas militares y su pantalón verde aceituna. Tenia la cara cubierta con un cubre boca negro y un gorro camuflado. 

-¿Quién eres?- le dije

Me miró como si yo estuviese loco

-Lo que buscabas- me respondió muy naturalmente, mientras buscaba, en efecto, bocadillos.

-No estoy para juegos...-comencé, en parte, me daba lastima su desesperada búsqueda por comida -... la mesa de bocadillos está por allá...- dije. La vio y se acercó en dos grandes zancadas.

-¿Sabes lo que es raro?.- dijo mientras engullía un canapé. Tenia las manos grandes, rotas por cortadas y sucias, muy sucias. Me miró con unos ojos que me parecían familiares, unos ojos grandes de color café muy cansados, no por falta de sueño, sino por falta de paz.

-¿Qué?

-Buscaste a un viajero del tiempo, y cuando lo tienes ante ti, tu decides que no lo soy y que te estoy tomando por idiota.-

Hubo un silencio tenso

-...si yo no fuese lo que afirmo ser, ¿cómo entendí tus coordenadas?- continuo, pero lo interrumpí

-¿Y que tal si nunca leíste las coordenadas, que tal si solo andabas por aquí con frió y hambre y entraste?-

El hombre rió

-Tú haces un experimento pero te niegas a creer el resultado.-

-Si eres un viajero del tiempo, enséñame tu maquina. ¿Cómo es el futuro? Enséñame una prueba.- exigí.  Palabras verborragicas salieron de mi boca antes de que pudiese pensarlas o formularlas, parecían preguntas de un niño, no de un científico, y el hombre las notó.

-¿Acaso se supone que tenga que traer un DeLorean conmigo? ¿Cómo podría decirte un futuro si tu no lo conocieras? Con ese den cualquier idiota entraría por esa puerta y te diría que nos dominan los robots. ¿Por qué te desestimas tanto?-

Me estaba sacando de quicio, pero tenia razón.

-Déjame ver tu rostro.- le pedí. Si era alguien de la ciudad, lo conocería. 

-No.- dijo tajantemente. Masticó lento mientras se sentó con las piernas abiertas en una silla.

-¿Cuál es tu nombre?- le pregunté.

-Tampoco necesitas saberlo.- me dijo mientras daba un mordisco a otro canapé.

-Okay.... simplemente llegas, te sientas ahí y dices ser del futuro.-

-Nunca dije ser tal cosa, tú asumes que las teorías de los viajes en el tiempo son lineales, ¿verdad?, que necesitas de algún artilugio para entrar un agujero de gusano.

Déjame decirte, mi joven Freed Ranser, que puedo ser de tu tan amado y deseado futuro o de tu pasado reciente, o de tu pasado mas lejano....-

¿Acaso dijo mi nombre?

-... lo único cierto es que soy. Eso es lo que necesitas saber.-

-Si es lo único, ¿para qué estás aquí?- El desconocido me miró con los ojos brillosos -...si tú estas aquí, no puede ser solo por mi llamado, en alguna linea temporal, tú me necesitas.-

Otro mordido mas.

-Ahora sí estoy hablando con un hombre de ciencia. En efecto, tú no eres la clave para salvar a la humanidad, no. De hecho, preferiría que la humanidad ardiera en el infierno, así que no te metas en el papel del mesías. 

Vine por ti porque tienes que ver en el conjunto del todo, pero solo eres una tuerca que ajustar...- Se levantó y colgó su mochila sobre su espalda. -...Vamos a tu departamento ahora, y... por cierto, puedes llamarme Y37.-

 

 

 




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