El Tiempo Inexorable

Capítulo segundo parte 3

Años antes a mediados año 2037 con solo 17 años probó las drogas por primera vez, después de la universidad al llegar a su hogar tomó una siesta reponedora y luego decidió salir en su coche volador a recoger a uno de sus mejores amigos del colegio llamado Felipe Conrad, era bien parecido, inteligente y sagas, pero este había tomado el rumbo de las drogas debido a un desamor. 

Enrique no sabía enteramente la gravedad del asunto, sí que es cierto que este le había dicho que había probado algo extraordinario que lo sacaba de todos los problemas, al encontrarse en el parque donde solían jugar de pequeños, su amigo le dijo: “traje esto, una vez lo pruebas no puedes salir de ahí, pero te cambia la vida, tus problemas pasan a ser parte del pasado y toda tu vida se resuelve” efectivamente era la droga en cuestión: heroína. 

Enrique en ningún momento se mostró evasivo, decidió darle la oportunidad a aquello que su amigo “de buena fe” le estaba brindando, en aquel momento no se lo pensó dos veces y no sabía la repercusión que iba a tener en su vida. 

Lo primero que sintió fue un leve cosquilleo en todo el cuerpo, luego un subidón de euforia y calma, sintiendo hormiguitas por todo el cuerpo y teniendo la piel con los pelos como escarpias, levitando en un mundo desconocido para él, pero que había abierto la puerta de las terribles consecuencias que conlleva, luego se acostó a dormir en el coche y soñó profundamente con un  mundo de plastilina que él podía moldear para lo que él necesitara, desde un avión con motor y fuego de tiritas de esta misma, hasta su mujer predilecta que en ese momento contemplaba en la modorra como si fuera lo más bello que había percibido en mucho tiempo.

 

Ya habían pasado siete días desde la primera fase del bucle sin final ni comienzo, Enrique se encontraba en su hogar durmiendo, cuando en una crisis de malhumor Viví despierta a su querido esposo Enrique a las tres de la madrugada del día 31 de diciembre del año 2059. Enrique desorbitado por el sueño no entendía el motivo del enojo y el ataque de rabia caprichoso de su esposa, pero como de costumbre Enrique puso las pastillas para las alergias en el lado equivocado, ubicándolas en el preciso lugar de las pastillas para el insomnio de su esposa, ésta que había pasado en vela toda la noche no concebía razón alguna por la cual no molestarse, debido al intercambio sin querer, Enrique estaba hasta las trancas de sueño y dio un bostezo somnoliento y se volvió a quedar dormido, Viví procedió a tomarse las pastillas para dormir y por darse cuenta antes de que transcurriera más la noche pudo cerrar sus lindos ojos.   




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