El trono de Inglaterra

5. Peligro

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Perdí la cuenta de las veces que vi el video que le había mandado Aleixandre al Quasimodo mejorado.

En el video estaban mis pequeños encerrados en una habitación que había sido decorada para ellos específicamente, estaban viendo televisión muy tranquila a diferencia de mi padre quien estaba en una cerda asquerosa algo golpeado. No dijeron nada, solo mostraban a mi familia y ya, no pudimos hacer nada, no había algo que delatara su ubicación, fueron muy cuidadosos con eso.

Solamente paso un día, un día desde que Quasimodo recibió el video y yo ya estaba que quería arrancarme hasta los pelos de la boca por la desesperación.

—Esto de estar esperando me está matando—susurra Dani pasándose las manos por su cabello—quiero a mis hijos de vuelta.

— ¿Disculpa?—habla Quasimodo con las cejas alzadas.

—A tú cállate, ni estabas presente.

Estaba mirando fijamente hacia la chimenea hasta que sentí la pesada mirada del Quasimodo que lo mire con una ceja alzada— ¿Qué?

Se cruza de brazos mirándome serio—aún no respondes mi pregunta.

— ¿Cuál pregunta?

Respira hondo mientras giraba los ojos—¿Por qué ahora? ¿Por qué me entero de que tengo hijos en estos momentos? ¿Por qué no me lo dijiste antes? Si sabes que merecía saberlo ¿No?

Lo miré como si estuviera hablando en serio—tú mismo deberías de responderte esa pregunta ¿acaso olvidaste la maldita humillación que me hiciste pasar? ¿El desprecio? Eso no es algo que debería pasarse por alto u olvidarse.

— ¿De qué estás hablando?—pregunta confundido— ¿Cuál humillación? ¿Desprecio? No entiendo...

—Oh, ¿Ahora te harás el imbécil?—responde Dani.

—Siempre lo ha sido... —dije cortando el contacto visual con él.

—No, es en serio. No sé de qué me están hablando, la última vez que hable contigo fue la tarde en que supiste que era el príncipe, que ni siquiera me dio tiempo a decirte la verdad—responde.

—Pero si te dio tiempo en meterte entre mis piernas, ¿no?—dije explotando la burbuja de chicle que tenía inflada mirándolo aburrida.

—Ese no es el punto ahora—dice con las manos juntas— ¿Por qué dices que hablaste conmigo? —parecía desesperado por lo que me reí amargamente recordando esa noche.

—Como quieras...—murmure—fue en la tarde del julio cinco del 2019 a las siete de la noche en la cafetería que exploto muy cerca de aquí. Fue en el callejón, había hablado con uno de los guardias para que me permitiera hablar contigo la noche antes, estabas en el teatro con tu familia real. Trate de colarme, pero me atraparon, exigí hablar contigo si no lo hacían, no les diría en donde estaban las bombas que harían explotar todo el lugar con la familia real adentro—me reí recordando las caras de pánico de los guardias, los había convencido—tenía casi nueve meses y estaba desesperada porque papa perdió el trabajo y perdimos la casa, prácticamente estábamos en la calle así que necesitaba ayuda y recorrí patéticamente a ti, como era de esperarse, quien llego fue un hombre desconocido que dijo que venía en tu nombre y tenía un mensaje tuyo, me citaste en esa cafetería a las siete y fui toda esperanzada de que me ibas a ayudar... estabas ahí, pero de espaldas a mí, solo podía ver tu cabello rubio y tu espalda, más nada. Para no hacer el cuento más largo, me llamaste una perra golfa, que ese no eran tus hijos que sabrá Dios de quien era. Que te dejara en paz etc., etc. lo intente más de una vez a pesar de que siempre me insultabas y denigrabas, solamente seguía porque, joder, vivir debajo de un puente no es muy bonito que digamos... lo último que hiciste fue golpearme hasta la inconsciencia, una señora que deambulaba por ahí me vio y me llevo al hospital, fue un milagro que los niños sobrevivieran...—dije mirándolo aburrida mientras soplaba de nuevo la burbuja de chicle—pero ya eso es historia.

— ¿Pero qué demonios?—me mira sorprendido—el cinco de julio fui enviado a un internado a Rusia, ni siquiera asistí al evento porque intente escaparme de nuevo esa misma noche a pesar de que muchos esperaban mi presencia, dure un puto año en medio de la nada, Joder ¡solo había hielo donde quieras que vieras! Casi me apuntan un dedo. Ese no fui yo, ¡Si lo hubiera sabido antes me divorcio de inmediato! —responde algo alterado.

Incline mi cabeza a un lado viéndolo de arriba abajo de forma rara.

—Bro cálmate...—habla Dani con las manos en el aire.

Quasimodo se giró como la niña del exorcista mirándolo con ambas cejas alzadas, por suerte estábamos a solas en su oficina comiendo. Dani quería que le trajera algunas cosas de su uso personal y pos los vi comiendo y me invite sola porque tenía hambre.

— ¿Qué me calmé? ¡No sabes lo que es soportar a una víbora como suegra! ¡Me tiene hasta la madre con sus malditos caprichos! ¡Ella y la hija!—exclama—fueron cortadas con la misma tijera...—susurra con los ojos fuera de órbitas mirando a Dani.

—Dicen que el Karma le llega a cada quien...—dije aguantando la risa. Se giró hacia mí rápidamente.

—No estoy bromeando, no hice eso, no me enseñaron a golpear a las mujeres ni mucho menos a ser irresponsables de mis actos. Si lo hubiera sabido antes me haría cargo— habla y dejo de mirarlo viendo al piso bebiendo de mi limonada.

—Si claro... dices eso porque eres un rey y los reyes deben de hacer eso si no quieren ser juzgados por la sociedad de hoy en día, después de todo, estamos casi en 2030 y no en los años 1800—respondí mirándolo.




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