MADDISON.
Las consecuencias siempre se hacen presentes sin importar cuán lejos estés o el tiempo que las retengas.
Aprieto con mayor fuerza el reposabrazos de la silla y mi vista sigue fija en mis tenis que no dejaban de aparecer y desaparecer en mi campo de visión por los constantes movimientos.
—¡¿Creyeron que eso era chistoso?! —Siguió el director gritando, sus gritos retumbaban en la pequeña habitación que se hacía llamar su oficina.
Llevábamos más de una hora aquí metidos, después de todo gracias a las cámaras de seguridad que hay en cada rincón de esta escuela vieron de la manera más clara y detallada como Larry lanzaba un encendedor en uno de los contenedores de basura de aluminio. Y como aquel individuo incita a las demás personas a hacer más atrocidades de las cuales ninguno de los dos (Conan y yo) sabíamos. Con un nudo en el estómago levanto lentamente la mirada para ver la cara de enojo del director, de inmediato devuelvo mis ojos al suelo café.
—¿Chistosos? —Repitió Larry de forma divertida, parecía estar saboreando cada una de las letras en su paladar y después su sonrisa malévola surcó sus labios—. Mejor dicho: ingenioso. Ningún alumno se atrevería a hacer tal cosa, por ello es algo ingenioso, ¿no, señor director?
Al instante en que las palabras de Larry se introducen por mis oídos, subo la mirada de golpe. Mis manos se aferran a la madera de la silla esperando a que todo lo que estábamos viviendo ahora desapareciera.
La burlesca en la voz de Larry se esparcía por cada uno de los rincones de la oficina, mientras que la cara roja por la furia del director se hace más colorida tanto que pareciera que si estuviera a punto de estallar tal y como sucedía en las caricaturas que solía ver de niña. Sus ojos marrones transmiten tanto y nada de ello era positivo para nosotros. Luke le da un codazo en las costillas a Larry, pero él simplemente se encoge de hombros como si no hubiera dicho nada de lo que dijo unos segundos atrás.
El humo parecía salir de las orejas del director al no ver nada de arrepentimiento en las acciones del culpable; al contrario, se la estaba pasando de lo mejor. Larry, en su mayoría, no suele ser tan problemático o incitar a personas a que hagan lo que él quiere. Siempre se va por la manera más pacífica de encontrar alguna solución ante la situación que presentemos, pero al parecer todo esto había superado por mucho su paciencia. Y, por una parte, lo entendía, pero por la otra, sabía que sus acciones no fueron de lo mejor y que pudo haber tomado otro camino antes de que provocara el incendio.
—¡Joven Black! —Continuó gritando, al parecer hoy no hablaría como alguien normal—. Este es un asunto sumamente importante y delicado. ¿Qué hubiera pasado si los bomberos no hubieran llegado a tiempo? ¿Qué hubiera sucedido si alguien se encontraba dentro de las instalaciones? ¿Usted se iba a ser cargo de las consecuencias?
Larry se inclina un poco mientras pega las palmas de sus manos en sus muslos y ve al director con superioridad. No se iba a disculpar. Al momento en que el directo ve las acciones de Larry, es casi divertido ver cómo sus canas se vuelven cada vez más blancas, dejando en el olvido el cabello marrón, por toda la molestia que le causaba esta situación.
—No pretendo disculparme con usted ni con nadie. Para empezar, nada de eso hubiera sucedido si usted, que se hace llamar el director de esta institución, le hubiera tomado importancia al asunto sobre los estúpidos periodistas que rondan cada perímetro de esta escuela. Pero, ¿qué es lo que usted hace? Nada, absolutamente nada, solo se queda de brazos cruzados viendo cómo personas ajenas al personal de la escuela rodean el lugar con cámaras, pero como eso le hace propaganda a su escuela gratis, prefiere hacerse de la vista gorda.
El rostro del directo era un poema fácil de leer. Todas las palabras que dijo Larry eran la verdad, siempre dejaba que esos periodistas se salieran con las suyas a pesar de las advertencias que les daban nuestros padres sobre demandarlo, pero parecía que esas palabras le entraban por un oído y le salían por el otro.
El hombre que se encontraba enfrente de nosotros se queda completamente mudo ante semejante verdad que soltó Larry, sus ojos se deslizan por cada uno de nosotros, pero eso no quita que aquellas palabras le hayan molestado lo suficiente como para ponernos un castigo.
—Para la siguiente no será un pequeño incendio, tengo el poder suficiente para manejar a todos los alumnos y que hagan exactamente todo lo que quiero y si deseo, con un solo chasquido puedo hacer que lo despidan.
Larry no se quedó a esperar la respuesta del director y salió todo molesto cerrando la puerta de un portazo que me hizo dar un brinquito en mi lugar. Creo que el hecho de que Larry siempre esté bromeando o sonriéndoles a todo mundo lo hace mucho más temible y latente cuando se enoja, a comparación de Conan que explota con muchísima más facilidad. Sin esperar a que las palabras se dignaran a salir de la boca del director, nos marchamos de ahí. Luke corrió por los pasillos destrozados por el fuego hasta perderse en una curva.
Mis pasos eran lentos y cada una de las palabras de Larry se reproducían dentro de mi cabeza buscando una pizca de que simplemente estaba bromeando o solo lo estaba diciendo para que tomara cartas en el asunto; sin embargo, no encontré nada de ello, solo eran palabras frías y distantes, llenas de amenazas y advertencias. Las pequeñas luces rojas se comenzaron a encender en mi cabeza al ver que Larry golpeaba el Rolls Royce que le pertenecía al director. Cada golpe que soltaba era con odio y enfado. Luke intentaba detenerlo, pero Larry se encontraba tan sumido en todos esos sentimientos negativos que invadían su cuerpo en ese momento que quizás y no era consciente de lo que estaba haciendo. Conan va hacia Larry y enrolla sus brazos alrededor de su abdomen con firmeza, alejándolo del auto lujoso.
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Editado: 16.01.2025