El Último Aliento (regresa el 25 de febrero)

14. Una noche diferente

CONAN

Sigo con la mirada perdida en el exterior y la voz de Sue va disminuyendo al ver el desinterés por mi parte. Generalmente, soy atento con la mayoría de las personas que me rodean, pero no me interesa saber todos sus planes una vez que hagamos pública nuestra ruptura. Llevamos solamente unas cuantas horas con esta farsa, pero siento que han pasado años desde que accedí a hacer esto y para mi pesar todavía me faltan trece días.

Esta noche se suponía que debía de estar al lado de una chica completamente diferente a Sue; sin embargo, a la chica se le apeteció involucrarme en algo familiar y, aunque, me negué consecutivamente poniendo mi compromiso que tenía con Madd por encima de todo, ella terminó ganando. Me siento culpable por haberla dejado plantada, pero no podía dejar sola a Sue.

Ya mañana se lo recompensaré.

Mañana tengo que explicarle muchas cosas y en realidad espero que me pueda entender. Muevo mi pie aburrido por toda esta situación. Ya quiero llegar a casa y tirarme en la cama para dormir, aunque sea una hora, pero dudo que los pensamientos que me rondan por la cabeza me dejen en paz incluso en medio de la madrugada.

A lo lejos mis ojos captan una pareja. La chica está de espaldas mientras sostiene el saco de su novio que no le aparta la mirada. Mientras más nos vamos acercando al lugar en donde sigue esa pareja de pie, mi corazón se acelera dentro de mi pecho, incomodándome.

Al pasar por su lado, todo pasa en cámara lenta ante mis ojos. Esa chica es mi mejor amiga y el supuesto “novio” es también mi amigo. Golpeo con mi mano el reposacabezas del asiento del chofer para que se detuviera, pero no me prestaba atención.

Volteo todo mi cuerpo hacia atrás para no perderlos de vista. La respiración se acelera y una repentina molestia se instala en mi cuerpo.

—Detente —le digo al chofer mientras me deshago del cinturón de seguridad—. ¡Que te detengas, carajo! —Me exalto al ver que no se detenía.

El auto sigue en movimiento, haciéndome perder todos los nervios. Presiono el botón para quitarle el seguro a la puerta, pero antes de que pudiera hacer la estupidez que me rondaba por la cabeza, vuelvo a oír la voz de Sue a mi lado.

—¿Qué sucede, Conan? ¿Vistes a alguien que conoces? —Interviene Sue, coloca su mano sobre la manija del auto para privarme de ella para que no pudiera salir.

—Necesito salir, quita la mano.

—¿Acaso eres una persona suicida? ¿Por qué quieres salir del auto aun cuando está en movimiento? ¿Estás bien?

—Dile que se detenga.

Mis ojos siguen sin despegarse de ese par que ríen de algo a lo lejos. El auto ha perdido velocidad; sin embargo, aunque quiera saltar, puedo sufrir algún tipo de fractura o una lesión que no me convenga mucho. Una punzada se instaló en mi pecho, provocando que frunciera el ceño. No me gusta esa maldita sensación porque sé perfectamente de lo que se trata y me niego a que eso sea real.

No siento celos de Luke y jamás lo sentiré. Solamente me molesta que no me haya avisado que sería él quien la acompañaría a la cena con su familia. Se supone que entre nosotros no hay secretos, entonces, ¿por qué no me dijo que sería su acompañante? ¿Por qué Madd no me contó sobre Luke?

—Detente, Roberto —le ordena Sue. De inmediato, el auto se detiene y, como puedo, quito las manos de Sue de una manera muy poco amable y salgo casi corriendo hasta llegar con ellos.

Puedo escuchar sus pasos detrás de los míos, prefería venir solo, pero sé que no se regresará.

Madd y ellas no son amigas y no espero que lo sean después de todo lo que tengo con Sue no es algo real, simplemente fingimos para conseguir algo que queremos. Al verlos a una distancia más prudente, detengo mis corridas, pero avanzo dando grandes zancadas.

¿No se supone que deberían de estar en el hotel Vermont? ¿Qué hacen afuera de una maldita heladería?

Al estar a escasos pasos de ellos, Madd es la primera que me ve. Su rostro es de sorpresa, pero al ver que Sue me acompaña, endurece su rostro. Hago el vago intento de zafar mi brazo del agarre en que nos ata Sue, pero ella pone resistencia. Ante la reacción de Madd, Luke se voltea, sus ojos van de mí a Sue que le sonríe.

Los dos no tienen ningún tipo de relación; si no hubiera sido por la gran bocotá de Larry, Luke jamás se hubiera enterado de lo que planeaba hacer con mi ella.

Me aclaro la garganta para hablar, pero antes de que las palabras salieran de mi boca, Sue se me adelanta.

—Hola, Madd —la saluda Sue, pero en cuanto Sue se acerca a ella para darle un beso en su mejilla, Madd retrocede dos pasos, escondiéndose por completo detrás de Luke.

Siento cómo la vena de mi cuello inicia a palpitar y la sangre se me calienta bajo la piel. ¿Por qué eso me molesta? ¿Por qué me enfada que Madd ocupe a Luke de escudo?

Porque yo siempre he sido su escudo. Yo ocupo ese lugar, soy el refugio de Madd, no Luke ni nadie más. Solo yo.

Aparto el brazo de Sue con fuerza y doy un paso más a ellos, rompiendo cualquier barrera que Luke quisiera interponer entre ella y yo.

—¿Qué hacen aquí a esta hora? —Es lo primero que sale de mi boca. Muevo la cabeza de un lado a otro con la esperanza de que apareciera a alguien más, pero solo son ellos dos— y ¿Larry? ¿Dónde está?




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