introducción.

El escenario se veía lleno de miles de Armys... Niñas, adolescentes y adultos, todos aclamando a los siete chicos, y entre esos chicos, a Namjoon. Sin embargo, la emoción que solía llenar el aire ahora tenía un tinte melancólico. Un pesar profundo envolvía su corazón, sabiendo que este era el adiós.

¿Cómo podría explicar que este era el adiós?

Durante esos nueve años, jamás pensó que llegaría este día. Nunca se planteó el día del adiós, pero hoy, aquí y ahora, ese momento finalmente había llegado. El amargo y doloroso adiós se imponía frente suyo, imponente y decidido, recordándole lo más cruel: nada es para siempre. Incluso el paraíso más bello en algún momento se convierte en el más tétrico infierno.

Lloró, lloró al pensar en cuántas personas dejaría atrás con solo esas dos palabras. Millones de personas que, desde un inicio, incluso antes de ser algo, los amaban, apoyaban y cuidaban para que fueran lo que hoy eran. Pero ahora, ese vínculo se vería afectado por la inevitable separación.

Namjoon recordó los momentos compartidos, las risas, los desafíos superados juntos, las lágrimas de alegría y de dolor. Recordó los primeros días de incertidumbre, cuando todo era un sueño lejano y el futuro, una página en blanco. El camino había sido arduo, pero también increíblemente gratificante. Cada concierto, cada fan meeting, cada interacción con los Armys había dejado una huella imborrable en su corazón.

Mientras miraba el mar de luces brillando en la multitud, comprendió que los recuerdos y las experiencias vividas jamás se desvanecerían. Cada fan presente y aquellos que no podían estar allí físicamente seguían formando parte de ese lazo indestructible que habían construido juntos. Sabía que este no era un adiós definitivo, sino un "hasta luego" lleno de promesas de reencuentro y nuevos comienzos.

Con lágrimas en los ojos, Namjoon levantó la vista al cielo, respirando profundamente, intentando calmar la tormenta de emociones que sentía. Decidió que no dejaría que el dolor del adiós empañara la alegría de todo lo que habían logrado. Se comprometió a mantener viva la llama de los recuerdos y el espíritu de los Armys en su corazón, sin importar dónde la vida lo llevara a partir de ese momento.

Así, con una mezcla de tristeza y gratitud, se preparó para el siguiente capítulo, sabiendo que aunque el camino era incierto, el amor y el apoyo de sus seguidores seguirían siendo su guía y fortaleza. Y aunque ese concierto marcaba el fin de una era, también abría la puerta a nuevas oportunidades y aventuras por descubrir.