El ultimo cuerpo

Para Frank y Dimitri

Hace unos años, Hank se convirtió en mi tutor, así sin más. Sin yo saberlo. Me acostumbre a la idea de recuperar tiempo, y que pronto podría verlo como lo que es, un padre. Mas bien, ha sido un desconocido, en un principio solo lo veía cada tres meses, y ahora voy a donde él vaya. Aun así, el sentimiento no ha cambiado. Beatrice ha estado en nuestras vidas desde que tengo memoria. Puedo entender el por qué Hank comparte más con ella. Al ver una pareja tan ocupada, me apresuré a trabajar en verano en los hoteles donde me hospedaba y subsistir. 

Beatrice parece disimuladamente, cuidarme más, ya que en años anteriores y sin saber por qué, me llevó a conocer a Frank, un pasado psicólogo suyo; entablamos una bonita amistad. Me atrevo a decir que Frank y Dimitri, parecen ser más mis padres, y eso a Hank no parece molestarle, es más, siempre ha sido muy cordial con ellos y se les invita a todas las fiestas.

Un corto silencio al percibir el silencio de Frank, mi psicólogo. Ha estado muy pensativo, pero aun así responde como si me hubiese escuchado todo el rato.

—¿Es todo?

—¿Como que es todo? Pues si —sigo subiendo las escaleras con Frank, me doy la vuelta y lo miro a los ojos, preparada para ser interrogada.

—Hemos hablado del tema, Sissi. Sabes lo que tienes que hacer.

—Lo sé.

—Además, ¿cuándo vas a contarle sobre la competencia? —con miedo a caer se aguanta del barandal.

—Ya soy adulta, Frank.

—Sissi, esto no hace ningún bien a nadie.

—¿Qué quieres decir? —pregunto confundida—. No he matado a nadie. 

No quisiera mantenerme ocupada con eso, quiero hacer otras cosas.

—Tus padres están haciendo un buen trabajo, están preparando lo que pronto te pertenecerá. Además, no puedes estar llamando la atención, sabes lo peligroso que puede tornarse.

—Ah, pero podemos hacer fiestas enormes en hoteles, ahí nadie preguntaría por nosotros —le contesto sarcásticamente.

—Si lo dices de esa manera puedo entender tu punto —ríe.

—Por cierto, me preguntaba sobre si alguna historia tiene este hotel.

—¿Por qué? ¿Has visto algo? —caminamos por el pasillo para llegar a mi habitación. Pasamos frente al ascensor y recuerdo la escena. 

—No quiero mantenerme ocupada con eso. Pensaba tomar el consejo de centrarme y empezar de nuevo.

—Tal como lo están haciendo Beatrice y Hank. Muy bien, Sissi.

—¿Te molesta? Te he sacado de la reunión.

—En realidad, ya estoy muy viejo para esas cosas. Imagínate, tiemblo al caminar —me muestra sus manos temblorosas.

—Dimitri debe estar sufriendo allá abajo.

—No sufre por la fiesta.

Al llegar al cuarto, corro hacia la cama ahogando el cansancio, me acomodo y veo a Frank llegando en pequeños pasos. Coge una taza y se sirve té de limón. Junto a la ventana se sienta para reflexionar. Cada vez que quiere dar un sorbo, tiene que mover todo su cuerpo. Lo observo con nostalgia, es una persona muy solitaria, aunque familiar. A veces me pregunto si algún día tendremos que separarnos.

—Sinceramente, es extraordinario conocer otra faceta de Hank —abro la ventana medio contenta—. Vi a la mitad de los amigos de la familia ahí abajo —aunque no conozca a varios—.

—Tu padre me ha despedido —no quita la mirada de la ventana mientras suelta su taza y la deja reposar en la mesa.

¿Habré escuchado bien?

—¿Qué? —me pasmo y suelto una queja seca; estoy sorprendida.

—Leyó una de las notas que dejé encima de la mesa de cristal de la sala ayer en la tarde, iba a cogerlas en el momento que te habías marchado, pero luego Hank entró pidiendo una respuesta sobre...



#8624 en Thriller
#4967 en Misterio
#20273 en Otros
#1464 en Novela histórica

En el texto hay: fantasmas, jack el destripador, arquitectura

Editado: 14.06.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.